"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

lunes, noviembre 22, 2004

Celsius 9/11

El acontecimiento cinepolítico de los últimos años ha sido Farenheit 9/11 de Michael Moore. Un duro ataque al presidente de los EEUU, George W. Bush. Políticamente, sin embargo, su repercusión ha sido paradojicamente positiva para GWB, ya que muchos norteamericanos se han sentido ofendidos por la catarata de insultos, manipulaciones y tergiversaciones que Moore empleaba en su intento de denigrar al Presidente.

Cinematográficamente comenzó bien, ganando la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Pero desde el primer momento las voces críticas contra la película comenzaron a alzarse. El primero fue Godard que recriminó el infantilismo de una crítica que menospreciaba al enemigo. La prestigiosa Cahiers du Cinema fue más lejos, ya que acusó a Moore de despreciar la inteligencia de los espectadores, sentenciando que por primera vez en su historia el Festival premiaba una "no-película". Posteriormente los análisis críticos se concentraron en su contenido. La máxima autoridad de la intelectualidad británica, Christopher Hitchens, demolía los presuntos argumentos de Moore, reduciéndolos en el mejor de los casos a banalidades, y en el peor a mentiras y contradicciones mezcladas en un pastiche deshonesto (en la revista Letras Libres se puede encontrar la traducción del artículo de Hitchens al español).

En general, y tras la algarabía de la victoria en Cannes, Farenheit 9/11 fue un globo que se fue deshinchando. La voracidad pendenciera de Moore, su indisimulado afán de notoriedad, la falta de escrúpulos al usar los trucos más bajos de la televisión basura y una estructura expositiva caótica que trataba de ocultar la falta de rigor intelectual del artefacto, terminó por sumir al documental y a su director en un agujero de sospechas del que será muy díficil que logre salir.

Al menos, el intento de elevar la mentira a la categoría de (pseudo)arte ha conseguido que el habitual desprecio postmoderno hacia la categoría de "verdad" se rechace. Y es que la verdad sigue siendo algo demasiado importante para dejarla en manos de desaprensivos. Sean estos presidentes de los EE.UU. o sus más furibundos críticos.

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