"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

viernes, febrero 04, 2005

Mercados Postmodernos

Mi amigo LMB es un contricante intelectual de cuidado. Siendo físico de formación, consultor de profesión y filósofo de vocación, te envuelve en una red de razonamientos vectoriales en los que te terminas sintiendo como una mosca a punto de ser devorada.



Me escribe (y permiteme que te responda aquí):

Leo en tu blog tu reseña y amplificación de la crítica de Boadella al sarao de creadores de la Ministra. ¿Qué es lo que te parece mal en particular? No he hecho un análisis muy detenido, pero me parece que hay dos razones por las que alguien más que el puro mercado debe ocuparse de que dediquen recursos a la creación artística:

1. Los criterios de asignación de recursos del mercado se basan en la obtención de beneficios a corto plazo. El mercado siempre primará "Mar Adentro II: La resurrección" antes que una peli de Erice (siendo que para mi, algunos de lo momentos más cargados de verdad del séptimo arte están en sus películas).

2. La experiencia estética genuina no encaja demasiado bien en la estructuctura antropológica y epistemógica de la sociedad posmoderna.

De hecho, aunque en otros tiempos no hubiese Amenábares, Erices o posmodernos, mucha parte de la creación artística ha dependido de mecenas privados o públicos.




L. invoca el peso de la tradición, la estructura reticular y difusa de la sociedad postmoderna y el obtuso mercado. Mi imaginación se ha excitado en primer lugar ante la posibilidad de un "Mar adentro II: La resurrección" ¡¡¡Qué idea más genial, querido L.!!!



(podría hacerla Sam Raimi, George A. Romero, el malvado Lars von Trier o, en un arranque torero Alex de la Iglesia: sería mi reconciliación con el cine patrio)

Pero empecemos por el final. No existe algo así como "el mercado", sino multitud de "mercados" a los que dirigir distintos productos. No es lo mismo Varón Dandy que Anteus de Chanel, y tampoco La guerra de las galaxias que Los olvidados. Productos distintos exige diferenciar mercados (la clásica segmentación de mercados), y emplear estrategias diferentes para acceder a unos y otros. Ello exige un cambio de mentalidad en nuestros cineastas en cuanto que productores culturales, un conocimiento más profesional de los mecanismos de venta de sus productos. En España sobran directores de cine de medio pelo y guionistas lamentables pero, por el contrario, faltan productores y publicistas con talento que sepan vender el producto.

Precisamente la estructura reticular del mundo globalizado es la que ha permitido que haya, en una perspectiva mundial, una masa crítica para los productos que se dirigen a una población minoritaria pero que al ser sumada internacionalmente permite que haya un mercado suficiente para los Erice, Kiarostami, Sokurov, etc.

Por otra parte las nuevas tecnologías -la televisión, el DVD, etc.- han permitido un mayor recorrido de explotación que ha eliminado el corto plazo (aunque ha puesto también en nuevas dificultades la apropiación de los derechos de propiedad intelectual)

Es este fenómeno de la globalización lo que ha dinamitado el mandarinato del conocimiento contra el que protestaba Ortega y Gasset (y tú, me parece, con esa formulación de "experiencia estética genuina"). Sí, ahora son las "masas" las que exigimos decidir con nuestra votación en los mercados globales y rechazamos el presunto conocimiento superior de los ministros, los comisarios artísticos (que en realidad son políticos)... en general, el Estado en cuanto sustituto burocrático de los anteriores mecenas. Al terreno artístico ha llegado la revolución democrática a través del cine, y son las artes obsoletas -la música, la plástica, la peor arquitectura (Guggenheim y demás)- las que, en primer lugar, han originado una mística oscurantista del arte para refugiarse del asalto al Palacio de Invierno del Conocimiento Infalible y, en segundo lugar, buscando en el amoroso abrazo del Estado subvencionador lo que en la lucha cultural no pueden conseguir en su impotencia.

Para un Arte en la época del Capitalismo Globalizado hay que acabar de una vez por todas con las consideraciones animistas del Antiguo Régimen cultural -esa dicotomía religiosa entre los "mercancía" y la "cultura"- y hay que arrebatar a los mandarines instalados en la Torre de Marfil del Presupuesto Estatal, un Poder conseguido a través del chantaje intelectual y la domesticación del artista.

Naturalmente puede haber herramientas para desde el Estado incentivar la creación artística, como desgravaciones fiscales a la promoción privada de la cultura, y de infraestructuras como la mayor insistencia en el terreno educativo. Pero todo ello sin caer en la trampa filistea del nacionalismo como es la llamada "excepción cultural".

Aprendamos de los EE.UU. cuya producción cultural en los últimos cincuenta años ha sido la más potente, compleja y rica del mundo en todas las ramas de la creación artística.

¿Te he convencido caro amigo?





2 comentarios:

Daniel Rodri­guez dijo...

Poniendo como obsoleta la música te refieres a la clásica, ¿no?

Libertariano dijo...

Al ver tu comentario me he arrepentido inmediatamente de haber metido a la música en este berenjenal.

Me refiero a cierta tendencia de la música contemporánea, pero permíteme que no insista más.

¿En qué música estabas pensando tú?