Oscar: gran cosecha 2004

Tirios, troyanos, progres, conservadores, cinensayistas, palomiteros... Todo el mundo ha quedado satisfecho (salvo detalles) con la entrega de los Oscar. Ha vencido Eastwood que, viniendo de atrás, le ha sacado medio cuerpo a Scorsese.

Como en todo Premio artístico las consideraciones objetivas muchas veces ceden paso a restricciones políticas, sociales o económicas (de ahí la vergonzosa Palma de Oro en Cannes). La historia de los Nobel de literatura está llena de mediocridades, con perpetuos candidatos a no ganarlo jamás, caso de Jorge Luis Borges. En los Oscar suele pasar, aunque no así este año porque los dos claros favoritos, Million Dolar Baby y El aviador, son dos películas más que notables y que se merecían llevarse la estatuilla dorada, aunque mientras que Eastwood suscitaba una unanimidad casi total, Scorsese dividía a la afición de una manera extrema: o bien se le defendía a muerte o se le menospreciaba hasta la humillación.

Scorsese, tras su séptima nominación (quinta a la mejor dirección), se une a la nómina de los olvidados y humillados por la industria hollywoodense: King Vidor, Alfred Hitchcock, Howard Hawks, Sidney Lumet (Oscar honorífico de este año, el que le espera a Scorsese), Robert Altman y Stanley Kubrick (a John Ford le dieron cuatro, pero nunca por un western). En este caso ha jugado en su contra los prejuicios de los "scorsesianos" que no le perdonan el cambio que supuso en su carrera La edad de la inocencia cuando abandonó, parece que definitivamente, su estilo bizarro y grotesque; la dificultad en sí del biopic, ya que siempre hay listillos que dirán que falta esto o lo de más allá; y la incorrección política que supone hacer un héroe de un empresario atípico, y que luchó (como aparece en la película) contra la propia industria de Hollywood y sus tendencias oligopolísticas, lo que tampoco ha satisfecho a la progresía tipo Canal + (paradigma de la esquizofrenia de cierta izquierda pequeñoburguesa que, al mismo tiempo que se vuelve loca por el glamour hollywoodense, es incapaz de reconocerlo. En este sentido recuerdo la nominación de Garci a los Oscar, que fue ninguneada por toda la prensa española socialdemócrata (Garci en la noche de su nominación, en el programa de Calos Pumares en Antena 3, estaba triste por la falta de receptividad), que se cayó del caballo camino de Hollywood ya con la nominación de Fernando Trueba, hasta llegar a la apoteosis con Almodovar y ahora con Amenábar)

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Normalmente son más interesantes las obras que suscitan estas discrepancias extremas que las que suscitan una unanimidad total. Veremos como las trata el tiempo.

Un par de detalles, o tres, por debajo de todo el clamor de MDB. El acierto en premiar el guión de El eterno resplandor de una mente sin recuerdos (titulada en España ¡Olvidate de mí! (sic)) y el inmenso error de no premiar el guión adaptado de Antes del atardecer, en mi opinión la mejor película norteamericana del año pasado. Por último también ha sido un error no premiar el extraordinario trabajo musical de Newton Howard en El bosque (otra película que sin grandes alharacas configura una de los mejores años del cine norteamericano reciente)

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