Se veía venir. La corrupción, la violencia, el chantaje, la degradación moral. Marbella ha sido un experimento de laboratorio de como la alianza entre la estupidez, la avaricia y la vileza puede hacer que el pueblo apoye a unos desaprensivos, unos zafios ignorantes que explotan los más bajos instintos.
Por una vez el cine español ha estado a altura de las circunstancias. Enrique Urbizo, uno de los mejores talentos, realizó una cinta sobria, bien construida y mejor interpretada (Antonio Resines y, sobre todo, José Coronado). Un cine de género que toca la realidad, sin caer en monsergas huecas, en el folclorismo de la pandereta o en el artificial colorido de una multiculturalidad artificial y falsa.
Más tarde hizo la todavía mejor La vida mancha, que en su humildad contundente evocaba ecos de la magnífica Centauros del desierto. Hay que estar muy atento a lo siga haciendo este magnífico realizador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario