"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

martes, abril 19, 2005

Hasta el libertinaje y más allá

Liberal, individualista radical, moderadamente libertino (más de palabra que de acción) y metodológicamente escéptico, no puedo sino sentirme aludido por la jeremiada de Ratzinger.

Cuántos vientos de doctrina hemos conocido en estas últimas décadas, cuántas corrientes ideológicas, cuántas modas de pensamiento... La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido agitada con frecuencia por esas ondas, llevada de un extremo a otro, del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etcétera... Cada día nacen nuevas sectas y se cumple lo que dice San Pablo sobre el engaño de los seres humanos, sobre la astucia que tiende a llevar al error


Ratzinger da la impresión de que habría procesado al mismísimo Santo Tomás de Aquino, que habría firmado la condena contra Fray Luis de León e incluso que le habría echado en cara a Jesús no ser suficientemente firme en sus creencias. Cuando Dostoievski enfrentó al Gran Inquisidor con el nazareno también imaginó grandilocuentes palabras por parte del primero, Pastor y Guía de un rebaño al que veia cobarde e infantil:

Aún habrá siglos de libertinaje intelectual, de pedantería y de antropofagia -los hombres, luego de erigir, sin nosotros, su Torre de Babel, se entregarán a la antropofagia-; pero la bestia acabará por arrastrarse hasta nuestros pies, los lamerá y los regará con lágrimas de sangre. Y nosotros nos sentaremos sobre la bestia y levantaremos una copa en la que se leerá la palabra "Misterio". Y entonces, sólo entonces, empezará para los hombres el reinado de la paz y de la dicha. Tú te enorgullecerás de tus elegidos, pero son una minoria: nosotros les daremos el reposo y la calma a todos. Y aun de esa minoría, aun de entre esos "fuertes" llamados a ser de los elegidos, ¡cuántos han acabado y acabarán por cansarse de esperar, cuántos han empleado y emplearán contra ti las fuerzas de su espíritu y el ardor de su corazón en uso de la libertad de que te son deudores! Nosotros les daremos a todos la felicidad, concluiremos con las revueltas y matanzas originadas por la libertad.

Les convenceremos de que no serán verdaderamente libres, sino cuando nos hayan confiado su libertad. ¿Mentiremos? ¡No! Y bien sabrán ellos que no les engañamos, cansados de las dudas y de los terrores que la libertad lleva consigo. La independencia, el libre pensamiento y la ciencia llegarán a sumirles en tales tinieblas, a espantarlos con tales prodigios y exigencias, que los menos suaves y dóciles se suicidarán; otros, también indóciles, pero débiles y violentos, se asesinarán, y otros -los más-, rebaño de cobardes y de miserables, gritarán a nuestros pies: "¡Sí, tenéis razón! Sólo vosotros poseéis su secreto y volvemos a vosotros! ¡Salvadnos de nosotros mismos!"
El hombre, créeme, es más débil y más vil de lo que tú pensabas. ¿Puede, acaso, hacer lo que tú hiciste? Le estimas demasiado y sientes por él demasiado poca piedad; le has exigido demasiado, tú que le amas más que a ti mismo. Debías estimarle menos y exigirle menos. Es débil y cobarde. El que hoy se subleve en todas partes contra nuestra autoridad y se enorgullezca de ello, no significa nada. Sus bravatas son hijas de una vanidad de escolar. Los hombres son siempre unos chiquillos: se sublevan contra el profesor y le echan del aula; pero la revuelta tendrá un término y les costará cara a los revoltosos. No importa que derriben templos y ensangrienten la tierra: tarde o temprano, comprenderán la inutilidad de una rebelión que no son capaces de sostener.


El liberalismo, sin embargo, es consciente de las limitaciones antropológicas pero a diferencia del cristianismo, o del marxismo, no trata de "superarlas" para la consecución de un "hombre nuevo", sino que confia en crear un sistema en el que la interrelación de los "vicios" personales acabe haciendo emerger "virtudes" sociales. El liberalismo asume que somos diablos, pero en lugar de querer transmutarnos en ángeles beatíficos, intenta crear un auténtico pandemonium, una ciudad no de Dios, sino de diablillos egoístas y generosos, dispuestos a lo mejor y a lo peor, dentro de ciertos límites establecidos entre todos. Pero dichos límites no los buscará en lo alto de un monte, ni en el interior de una gruta, sino a través de un largo, complejo y multifactorial sistema de interrelación social.

El liberalismo esencialmente rebelde parece que es visto por gran parte de la curia romana como hijo del lema Non serviam.

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10 comentarios:

Anónimo dijo...

Necesitas inmediatamente leer el último libro de Juan Pablo II. Tal vez en el segundo capítulo, dónde habla de J.S. Mill, por ejemplo. Creo que es obcecación no encontrar un hilo conductor entre liberalismo y cristianismo. Ratzinger y Woyztila distiguen entre el "bien honesto" y el "bien deleitable". Hay que seguir profundizando en esto. Ratzinger no ha dicho una jeremiada. Caemos en un peligroso fundamentalismo liberal.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Si hombre,Lou si hasta Falange puede ser liberal...
Ahora ya sabemos como se llama a lo que hueles.

Libertariano dijo...

Iría más allá incluso que tú. Creo que en el siglo XXI el catolicismo será liberal o no será, y que la apertura hacia la ciencia y el pensamiento crítico será lo que debería diferenciarlo frente a otras religiones más fundamentalistas.

La obcecación en enfrentar el liberalismo con el cristianismo no es mía (mira mis posts relativos al tema) sino de la curia romana, empeñada en identificar al liberalismo junto al comunismo como desviaciones materialistas con respecto al "pensamiento recto".

En este sentido, mi crítica hacia Ratzinger, declaradamente antimoderno, es de la misma índole que la que le hice a Tettamanzi, del sector progresista igualemnte antiliberal, en otro post.

Y escribía Vargas Llosa, un liberal poco fundamentalista, sobre el tema:

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Después del nazismo y el comunismo, otra bestia negra para Karol Wojtyla fue el liberalismo, al que denunció con severidad destemplada en sus encíclicas. Veía en él, como en las caricaturas y estereotipos sobre el capitalismo de los marxistas, el origen de un sistema materialista, deshumanizado, rapaz y explotador, que sofoca la vida espiritual, incita la codicia y el individualismo egoísta, aumenta los abismos económicos entre ricos y pobres y relaja la moral y las costumbres. Por eso, atacaba el mercado libre, descreía de la competencia librada al veredicto de los consumidores y defendía un intervencionismo estatal en la economía que, guiado por la doctrina de la fe católica, impidiera los excesos, redistribuyera los beneficios y garantizara la justicia social. La transparente buena intención y la elocuencia fogosa con que el Papa venido de Cracovia promovía estas ideas, no pueden atenuar su anacronismo.

Su rechazo de la modernidad no concernía solamente al dominio económico. Era todavía más contundente en lo relativo al sexo y a las relaciones humanas. Si, a partir del Concilio y del pontificado de Juan XXIII, los llamados católicos "progresistas" se hacían ilusiones sobre un "aggiornamento" de la Iglesia, que admitiera el control de la natalidad, que los sacerdotes se casaran, que la mujer asumiera funciones sacerdotales, y aun medidas como la eutanasia, los matrimonios gay y la clonación de órganos humanos, pronto descubrieron que con Juan Pablo II la Iglesia no sólo no haría la menor concesión en ninguno de estos asuntos y, por el contrario, retrocedería hacia las posiciones más tradicionales e intolerantes.
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En mi opinión, la elección de Ratzinger sería una involución antiliberal muy perjudicial para todos.

Y, por cierto, aunque he estado buscando no he encontrado a ningún "papable" medianamente liberal, oscilan todos entre un conservadurismo democratacristiano y un socialismo estatista. Si alguien conoce a alguno lo agradecería

Un saludo

Memetic Warrior dijo...

Yo tampoco estoy de acuerdo del todo. El Cristianismo esta obsesionado con la falibilidad del ser humano, y reconoce esa realidad, pero intenta un camino de superación para el individuo en el que la adminición a la caridad (solidaridad) y la paz se hace a la misma persona para que la considere de acuerdo con su libertad. sin libertad no hay libre albedrio ni responsabilidad ante dios ni ante los demas, por tanto la libertad personal es absolutamente imprescindible para el cristianismo. Ahora bien, por ello plantea un camino moral voluntario que esta dentro del mas extricto liberalismo ya que necesita la libertad para expresarlo. Un camino moral dentro de otros muchos posibles, todos los cuales son mas o menos legitimos en cuanto son valorados por los demás de acuerdo con el efecto de nuestros actos voluntarios en ellos dentrode la libertad de todos. En este sentido, la legitimidad moral y la legitimidad liberal del cristianismo es de las mejores. Tambien repito que nunca el cristianismo olvida la naturaleza falible humana. Muy Al contrario que las doctrinas izquierdistas (y la teologia de la liberacion, ahí te doy la razón), que intentan convertir a los hombres en diosees perfectos y afirman que eso es posible.

Daniel Rodri­guez dijo...

Hummes, el brasileño, es un "ex" de la teología de la liberación y ha defendido la propiedad privada y se ha separado de los Sin Tierra. Moralmente es conservador, pero ya sabes que yo eso no lo considero antiliberal.

http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276248182.html

Libertariano dijo...

Me apunto el link. Me conformo con "medianamente liberal"... (los Sin Tierra han declarado que Lula es un "neoliberal" :-) )

Anónimo dijo...

Permitidme que transcriba íntegramente el párrafo de "Memoria e Identidad" (Juan Pablo II. Ed.La Esfera de los Libros, págs.51-52) al que he hecho referencia anteriormente:

"El utilitarismo ha descartado la primera y fundamental dimensión del bien, la del bien honesto. La antropología utilitarista y la ética que se deriva, parten de la convicción de que el hombre tiende básicamente al interés propio o del grupo al que pertenece. En suma, el fin de su acción es el beneficio personal o corporativo. Naturalmente, también el bien deleitable fue examinado por la tradición aristotélico-tomista. En su reflexión ética, los grandes pensadores de esta corriente se daban cuenta perfectamente de que la puesta en práctica de un bien honesto comporta siempre un gozo interior, la dicha del bien. En el pensamiento utilitarista, la dimensión del bien y la dicha que comporta ha pasado a segundo plano em favor de la búsqueda de la utilidad y del placer. El bien deleitable del pensamiento tomista se ha emancipado en cierto modo en los nuevos planteamientos, convirtiéndose en un bien por sí solo. Según la visión utilitarista, el hombre búsca con sus acciones ante todo el provecho, no lo digno (honesto). Es cierto que utilitarista como Jeremy Bentham o John Stuart Mill subrayan que no se trata únicamente de los placeres de los sentidos. Hay también placeres espirituales. Y sostienen que deben tenerse en cuenta a la hora de hacer el llamado "cálculo de los placeres". Precisamente este cálculo, es la expresión "normativa" de la ética utilitarista: el máximo placer pare la mayor número de personas. A esta perspectiva se debe adecuar el proceder del hombre y la cooperación entre los hombres".


Con esto, sólo quiero aportar algo más a los que leemos este blog.
Lamento no estar de acuerdo con Vargas Llosa, un hombre que tiene todos mis respetos, pero cambiante muy a menudo, como ha dejado constancia en la crisis de Irak.
He supuesto que tus comentarios contra Ratzinger proceden de la homilía de ayer. A mí todo esto me recuerda lo pesado que ha sido, lo reconozco, tener a Juan Pablo II como un "Pepito Grillo" en éstos últimos años. En definitiva pienso que no hay libertad sin una moral fuerte. Y a esto se refería ayer Ratzinger. Fortaleza también en la Fe de los católicos que van a elegir un nuevo Papa. ¿Quizás tan "tocapelotas" como JPII?.
Es sólo una reflexión.
Al anónimo fundamentalista de la 1:14 le diré que me ducho y me cambio de ropa a diario, además de echarme MUM en mis axilas. Cuando quiera pongo a su disposición un buen ambientador. El olor le preocupa, al parecer. Por lo de Falange, le remito a mi post último en FreeLance.
Saludos!

Anónimo dijo...

BENEDICTO XVI, PAPA RATZINGER.
Creo que hoy no es tu día...

Libertariano dijo...

Mi capacidad para "hacer amigos" con comentarios intempestivos es legendaria, Lou.

Un saludo

Anónimo dijo...

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