"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

lunes, mayo 23, 2005

El fotógrafo del pánico

Según una leyenda urbana los indios creen que las fotos te roban el espíritu. Con Carod, evidentemente, no hay problema. La foto es muy buena. Habría que darle un premio. Más que una foto, es una metafoto. ¿Para quién hace el paripé Carod? No evidentemente para Maragall, (patético Duo Sacapuntas a la catalana) que ya estará hasta las narices de las gracietas del republicano e independentista (y vicecersa), sino para el fotógrafo profesional de agencia.

La culpa, por tanto, es de la cámara periodística. El objetivo es un vampiro, que te hace reír, poner muecas, estirar la espalda. La chica del fondo, que será la que la ha vendido la corona (si es que la ha comprado. Mejor que no, luego la meterá en gastos de representación), también se parte de risa, así que no se siente muy ofendida. Hay al menos una cámara de por medio (dos mínimo, seguramente más), y cuando nos mira ese ojo tecnológico como que nos ponemos tontos e intentamos ser "fotogénicos", o parecer contentos, o hacer la gracia.

¿Cuántos miles de imbéciles no habrán repetido ese gesto antes? ¿Cuántos miles no lo repetirán ahora diciendo "¡mira, como Carod!"?




Mientras esperemos que Maragall revele su disparo, a ver si ha salido movida, velada, con brillo o mate. Y ERC que la use para su próximo cartel electoral. Arrasan, seguro.



En El fotógrafo del pánico, la estupenda película del magnífico Michael Powell, Karlheinz Böhm sentía el deseo de asesinar a todo aquel, preferiblemente aquella, que se cruzaba por el ojo mortífero de su objetivo. Quizás Maragall, pobre, no hacía más que sublimar un deseo.




10 comentarios:

Anónimo dijo...

No es una leyenda urbana. Lee libros de antropología sobre la materia, que los hay a capazos desde mediados de los 50.

Anónimo dijo...

Lastima que no se pusieran a cachondearse de la religion en el muro de las lamentaciones.
Los judios no se andan con tantas contemplaciones.

Libertariano dijo...

Es precisamente en los libros de Antropología de los 50 cuando comienza a crearse esa imagen del indio como un hombre roussoniano, una especie de paleohippie, con esos aderezos exóticos en el fondo etnocéntricos de Margaret Mead o Ruth Benedict.

Un testimonio sin los intereses ideológicos de la antropología culturalista, que vendió una imagen falseada es el de Robert Flaherty, autor de obras maestras del documental como Nanook o Moana que escribía:

"Algunos de mis esquimales ni siquiera había visto una fotografía... cuando le enseñaba una fotografía lo frecuente es que la miraran de arriba abajo. Tenía que quitársela de las manos y llevarles ante el espejo de mi cabaña, obligándoles a que se miraran a sí mismos y miraran la fotografía a su lado. De pronto, la comprensión se abría en su rostro, con una sonrisa que les llegaba de oreja a oreja".

Lo que sucedió es que comportamiento anecdótico de algunos individuos se univeralizó porque respondía al cliclé de "salvajes ecológicos"

La leyenda urbana más divertida sobre los indios es la presunta carta del jefe Seattle a no sé qué presidente, que realmente la escribió un periodista. Y, desde entonces, se ha convertido en un referente del "pensamiento" "new age"

Anónimo dijo...

Hablo de antropología, no de antropropaganda. Un manual —cuyo título no recuerdo ahora, es de finales de los 70 o principios de los 80, editado por Alianza Ed- recogía más 1200 casos perfectamente documentados.

Anónimo dijo...

Muy buen ejemplo cinematográfico. Permiteme que lo aderece con este otro: España se parece al Coronel Blimp.

Anónimo dijo...

Buscaré el libro. Lo cierto es que todas las referencias que tenía hasta ahora de experiencias fotográficas y/o cinemaotográficas con pueblos de estas características mostraban otras reacciones, pero sólo muy anecdoticamente el hecho del rechazo. Incluso en este caso podía ser producido por la parafernalia de la fotografía antigua.

Un curioso hecho que se documenta desde Flaherty hasta Javier Fesser, hace poco cuando estuvo en Africa, es que en las proyecciones cinematográfricas lo que fascina es el halo de luz que sale del proyector. Pero, bueno, eso también me pasa a mí en muchas películas (de lo rollo que son)

Lou, tienes suerte, tengo el burro de Bresson a mano, así que en estos días te hago una copia. Coronel Blimp es una de las favoritas de Javier Marías. A mi me encantó en su momento Narciso Negro, que acaban de sacar en DVD.

Libertariano

Libertariano dijo...

Por cierto, la que está al fondo parece ser que también es de la Generalitat. Riéndole la gracia al Jefe.

Anónimo dijo...

Según he leído en algún medio, la de atras es la responsable de relaciones internacionales de la Generalidad. Sin comentarios

Anónimo dijo...

Te preguntas que para quién hace el paripé Carod, y te contestas que evidentemente no para Maragall. Bueno, pues fue precisamente Maragall quien cogió la coronita y se la puso encima a Carod. Éste se limitó a posar entre risitas modelo 'jijiji'. La gran ocurrencia, en este caso, fue Maragalliana.

Anónimo dijo...

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