Este antiliberalismo que subyace al no francés tiene una de sus manifestaciones más tópicas en la xenofobia. Dirigentes de la derecha conservadora, como Le Pen, y la izquierda estatalista, como ATTAC, en su furia contra la globalización han demonizado al inmigrante del sur, del este.
La xenofobia en estado más puro es la que se dirige contra el judío. En Francia son cada vez más frecuentes los ataques a sinagogas y las profanaciones a cementerios judíos. En España también está creciendo la ola antisemita
“Tenemos que mostrar cómo la Historia se repite con otros actores. Esta vez los verdugos son los judíos”
¿Quién dice esto? Mercedes Lezcano es la directora de una obra de teatro sobre Primo Levi, el escritor judío que sobrevivió a un campo de exterminio nazi. "Para el montaje la directora ha elegido apoyar las escenas con la proyección puntual de imágenes documentales de desfiles del partido nazi, violentos discursos de Hitler, la deportación de los judíos en trenes, imágenes que no ha tenido reparos en unir a la de soldados israelíes que golpean a los árabes" leo en El Cultural de El Mundo.
¿No es perfecto? ¿Puede haber una manera más sutil de propagar el antisemitismo que a través de una obra que toma como excusa el protagonismo de un judío? ¿No es genial, aunque aberrante, usar a un judío para fustigar a los judíos? Como coartada moral para el antisemitismo no está mal. Los israelíes, y de paso toda la comunidad judía que los financia y apoya, son ¡los herederos de los nazis! La transición de imágenes de los campos de concentración alemanes a la de palestinos golpeados por los soldados israelíes no deja lugar a otra interpretación pero, por si acaso, la directora no tiene ningún problema, envuelta como está en el chaleco antiobjeciones que le proporciona su buena conciencia de progresista, en ponerlo negro sobre blanco , o en explicarlo al público una vez que acaba la representación.
El salto moral que va de criticar la actitud del gobierno israelí a compararlo con los nazis es de una abyección todavía más espectacular cuando se manipula de esa manera la figura de una de las víctimas de la barbarie, como parapeto moral.
Debieramos no olvidar lo que escribió uno de los primeros auténticos europeos, Nietzsche, ahora que Europa está en un sinvivir:
Encontrar un judío es un beneficio sobre todo cuando se vive entre alemanes. Los judíos son un antídoto contra el nacionalismo, esa última enfermedad de la razón europea... En la insegura Europa son quizá la raza más fuerte: superan a todo el occidente de Europa por la duración de su proceso evolutivo. Su organización presupone un devenir más rico, un número mayor de etapas que el de los otros pueblos...
Por cierto, dos de los cuatro que cita Glucksmann tenían raíces judías. Y él, también (aquí con Sartre (que se habría echado a la calle contra esta Constitución de los "oligarcas liberales" y Aron, que al tener un pensamiento más complejo no tengo ni idea de lo que habría hecho)
1 comentario:
Primero, yo creo que Aron (por cierto, también de origen judío) hubiese defendido, aunque sin gran entusiasmo, el sí. Creo que su sentido pragmático le hubiese llevado a ello. De todas formas, no creo que contemplase con buenos ojos este proceso actual de "construcción" europea anti-atlantista. Aunque, en el fondo, esto es hablar por hablar. En algún lugar le leí (creo que en sus memorias) que era keynesiano y, visto lo visto, no creo que siguiese manteniendo esa tesis.
Por otro lado, conviene comparar el artículo de Glucksmann con las declaraciones de Savater en Le Figaro de hoy: " D'ailleurs, ne nous y trompons pas : les adversaires résolus d'une Europe puissance, qui ne manquent pas outre-Atlantique, doivent se frotter les mains. Curieux résultat de cette hargne anti-américaine qui prospère dans les rangs de la gauche comme de la droite opposées à la Constitution ! Le non, en fait, est un très beau cadeau fait à George W. Bush !" Que cada uno saque sus conclusiones.
Para acabar, un pequeño comentario sobre la Lezcano y la judeofobia en Francia. Tantas y tantas veces hemos de soportar comparaciones abyectas como las de este personaje, que uno tiene ganas de desistir. Pero no. No debemos. Y no debemos, porque ya las cosas han llegado demasiado lejos: durante las celebraciones de la Pascua Judía, pasé cerca de dos sinagogas de París y estaban protegidas por la policía. La Gran sinagoga de la Rue de la Victoire está permanentemente protegida por la policía.
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