"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

martes, junio 21, 2005

El infierno era él

Hoy se conmemora el nacimiento hace 100 años de Sartre. Carlos Semprún hace un ácido retrato del personaje. Un amigo, haciendo limpieza en su biblioteca, me ofreció un ejemplar polvoriento, de color gris soviético: "Si quieres, llevátelo". El ser y la nada. Título pomposo para un autor pretencioso, encantado de conocerse. Pobre imitador de Heidegger, a años luz de la profundidad (tenebrosa) del alemán. Las estanterías hacen extraños compañeros: se codea ahora con La sociedad abierta y sus enemigos
Desde un punto de vista literario era bueno. Su mejor obra, la que permanecerá, es en la que menos filosofía y "compromiso" hay. Si acaso, consigo mismo. Me refiero a su cruel autobiografía Las palabras. Porque si hay algo que caracteriza a Sartre es su sadismo y masoquismo. Veía a los demás y al mundo, y a sí mismo, con los ojos inyectados en sangre. De ahí su célebre máxima: "El infierno son los otros". Aunque quizás fuera peor. Tras su proclamada "autenticidad", los otros no serían para él sino una palabra: los "otros", una entidad abstracta a la que decía amar, por la que decía luchar, mientras animaba a los verdugos.

Desgraciadamente para la filosofía francesa este anti-Descartes ha terminado por imponer un lenguaje vacío y sinsentido, pleno de ira moral. Con el dedo hacia arriba y atento a la cámara que enfoca. Era feo, pero extrañamente fotogénico.



Se equivocó en todo. El mayor error, claro, fue su defensa del gulag soviético. Con respecto a España no dudo en defender el terrorismo de ETA. Hoy nos resulta insoportable su incompetencia filosófica, su arribismo moral, su moralina de sacristía progre. Sus principales adversarios en la contienda Raymond Aron y Albert Camus, por el contrario, son absolutamente nuestros contemporáneos. Sartre, nuestro fósil.

Incluso en el cine trastabilló. Francia no pudo apreciar en su momento la revolución del cine que se estaba produciendo en los EE.UU. en la década de los 40 por estar sumida en la II Guerra Mundial. Pero Sartre pudo ver antes que nadie en Francia Ciudadano Kane, durante un viaje a Nueva York. Le pareció muy mala. Como siempre, cegado por una política de alcantarilla intelectual no quiso, no pudo, ver las innovaciones formales y las cargas de profundida que Welles introdujo en la película que, desde entonces, es considerada unánimemente la mejor de la historia.



¡Qué ojo, Dios, qué ojo!

3 comentarios:

Libertariano dijo...

Rechazo por completo tanto a Heidegger como a Sartre, y creo que su política está directamente imbricada en su filosofía. Creo que te has saltado el adjetivo "tenebroso" que endoso al filonazi de Heidegger.

De todas formas el pensamiento de Heidegger que rechazo absolutamente es de una gran originalidad y de una tremenda tensión conceptual y lingüística (lo he leido sólo en las traducciones, así que me he de fiar de ellas. De todos modos, creo que la segunda traducción del Ser y el Tiempo es mucho mejor que la de Gaos, que mezclaba tensión con confusión) Sólo un sectario es incapaz de reconocer las virtudes del que por otra parte puede considerar un adversario.

Por poner un ejemplo alejado de los "metafísicos", para que no haya veleidades políticas, Sartre es a Heidegger lo que Ayer es a Wittgenstein.

Y, por cierto, ignoro a que movimiento liberal te refieres. Mis referencias son plurales. Te has saltado también en tu apresurada lectura la referencia a La sociedad abierta y sus enemigos, que éste sí es un libro de referencia para el liberalismo. Otras referencias para el pensamiento liberal: desde Bertrand Russell y Ortega y Gasset por la izquierda, hasta Revel y Berlin por la derecha, pasando por todo el arco de liberales-económicos como Friedman, Hayek o Mises, llegando hasta la actualidad con Sala i Martin o Juan Urrutia.

Como ves, es amplia la familia liberal, que tiene un carácter básico común: el rechazo a los totalitarismos, tanto en la práctica como en la teoría. Algo de lo que no pueden presumir ni Sartre, a la izquierda, ni Heidegger, a la derecha.

Libertariano dijo...

La filosofía "analítica" es tan amplia como la "metafísica". Y cabe de todo. Wittgenstein, por ejemplo, es un autor con el que no estoy de acuerdo en casi nada pero es impresionante. Si me permites un par de recomendaciones para "desprejuiciarte" con respecto a los analíticos: el par de biografias intelectuales que escribió Ray Monk sobre Wittgenstein y Russell. La primera está en español, la segunda no lo sé.

Hay algo que aprecio sobremanera en los "analíticos" y es la claridad en el lenguaje. Discutir problemas filosóficos profundos utilizando un lenguaje rico y preciso, sin oscuridades gratuitas.

He sentido mayor vértigo metafísico leyendo La relatividad ontológica de Quine que cualquier obra de Heidegger.

Con respecto a Red Liberal, como en todos los agregadores de bitácoras, hay de todo. Para profundizar en el pensamiento de los "austriacos" es una página fundamental, y que haya alguien en España que clama contra la intervención estatal, una constante en la mayor parte de la derecha y la izquierda, en la sociedad (también por ejemplo con respecto al matrimonio) es algo refrescante. Es uno de los pocos lugares en España que se maneja con soltura el pensamiento de Hayek, Mises (primo creo recordar de Witt, por cierto) y otros "apestados" en la discusión política de España.

En el PP, como en el PSOE, hay liberales "infiltrados". Miguel Ángel Fernández Ordoñez en el PSOE y Rodrigo Rato en el PP son los ejemplos más ilustrativos. La estrategia liberal suele ser acceder al area económica porque en el fondo somos unos materialistas culturales.

Por último, estoy en desacuerdo contigo que la izquierda sea más "educada" que la derecha. Por el contrario, creo que a la "izquierda" autoritaria se le perdonan más conductas antidemocráticas que a la "derecha" autoritaria. Por ejemplo, nadie de la derecha más rancia admitirá en público que Pinochet en el fondo hizo un buen trabajo (aunque lo piensen), mientras que la izquierda más cutre no tiene ningún empacho en celebrar las gansadas de su dictador favorito (no hace falta ni que lo nombre).

Otro ejemplo es la televisión estatal. Tras la llegada del PP mantuvieron en su puesto a gente tan competente como Antonio Gasset en Días de Cine (que le daba unos palos al gobierno del PP empresionantes) mientras que el PSOe se cargó inmediatamente el estupendo programa de Sánchez Dragó, para poner a Javier Rioyo, que no cesa de promocionar a los autores que le son más afines.

Pero es que la izquierda tiene un sentimiento de superioridad moral sólo equiparable al de los curas. DEntro del liberalismo hay más desconfianza hacia los propios pensamientos y emociones, y por eso se trata de implementar un sistema de reglas contractual para optimizar las relaciones sociales.

Por cierto, que te vaya bien en Friburgo.

Un saludo

Anónimo dijo...

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