La maldición de Avispado

Periodismo de investigación, lo que se dice periodismo de investigación, en España sólo lo realizan en Aquí hay tomate. Podemos censurar sus procedimientos, y desear que se dedicasen a investigar en los trapicheos de gente relevante y no de los mataos del corazón a los que carroñeramente sacrifican en su programa, pero Pedro J. que sí lo intenta tampoco es que consiga grandes resultados.

Pero sobre todo Aquí hay tomate refleja la España profunda, cañí y hortera (como Pat Robertson refleja la América yanqui profunda y reaccionaria o Le Monde Diplomatique, la Europa culturalmente atrasada y dogmáticamente correcta). Por ejemplo, con su reportaje sobre la maldición de Avispado. Este toro enamorado de la Pantoja mató a Paquirri en Pozoblanco (he viajado por la carretera antigua que había entonces hasta Córdoba y es criminal).



No paró ahí la tragedia, sino que posteriormente murió también el Yiyo corneado en el corazón, otro de los integrantes de la terna de esa tarde junto con el Soro, que terminó sus día de torero con una grave lesión en la rodilla producida al entrar a banderillear. El dueño de la ganadería murió asesinado, y el apoderado del Yiyo se suicidó. Del tragicómico destino que le esperaba a la Pantoja o el lamentable resbalón que le aguardaba en una bañera asesina a la primera mujer de Paquirri, Carmina Ordoñez, mejor ni hablar.

A falta de Tintín tenemos a los dicharacheros reporteros de Aquí hay tomate que han dado con la clave del asunto: hay un rito taurino que manda destruir la cabeza del toro "asesino" y, esto me ha llegado al alma, ¡la vaca que lo parió! Pues bien, al parecer no se hizo ni lo uno ni lo otro, así que alma vengativa de Avispado aún se encuentra en el éter ectoplásmico tramando nuevas insanias. La cabeza del toro de marras la conservó un carnicero, y posteriormente fue vendida al bar Hermanos Lora, en Gelves (Sevilla), dónde uno de los hermanos fundadores del Museo de Toros "con Historia" (sic) advierte que sentarse cada mañana delante de la cabeza de Avispado "no tiene precio" (un café costará lo que en París)



Ahora están buscando la cabeza de Bailaor, el toro que mató al Gallo. ¿Y la del toro que mató a Manolete, Islero? Éstos la adorarían como al becerro de oro.

España, uf...