"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

martes, septiembre 27, 2005

Duelo en rancho El País: Manuel Rivas vs. Aleix Vidal Quadras

Muchas veces en las Cartas al Director está la mejor prosa de los periódicos, y con más chicha. Hace unos años, se puede buscar con el buscador de la hemeroteca, hubo un debate apasionante sobre el nazismo de Heidegger, en el que intervinieron Savater, Félix Duque, Jesús Aguirre (creo que aún no era duque de Alba) y, por supuesto, Víctor Farías, entre otros.

Respecto a la debatida cuestión de si España es una nación (más o menos grande, más o menos libre) o cincuenta y una (más o menos pequeñas, más o menos cabreadas) Manuel Rivas y Aleix Vidal Quadras están intercambiando caricias (en El País, nuestro periódico socialdemócrata favorito, a fuer de liberal)



El vudú


MANUEL RIVAS

EL PAÍS - Última - 24-09-2005

He oído decir unas cuantas veces, y a gente inteligente, que Aleix Vidal-Quadras es "muy inteligente". Un fenómeno. Un superdotado. Un cráneo privilegiado que era el elogio máximo en el género chico. No lo dudo. A mí me ha puesto los pelos de punta. Es de una inteligencia que acojona, dispensando: "El hombre que ha alcanzado la excelencia con sus puños" (Píndaro). ¡Ah, la peleona nostalgia! La primera regla de la inteligencia liberal es moverse en el terreno de la verdad y nunca confundir los prejuicios con los actos. Si reparo en él, es como paradigma de lo que otros vienen ejecutando desde que Maragall formó Gobierno: la operación vudú. Se ha hecho una potentísima inversión en alfileres y muñecos para hacer de Cataluña una referencia antipática, para neutralizar el modelo, para afear la alegoría.
"O acabamos con el Estatuto nacionalista", dice la última profecía de Vidal, "o el Estatuto nacionalista acaba con nosotros". Los nacionalistas, por sí solos, hubieran hecho otra propuesta, pero eso qué importa a la hora de colocar alfileres. A los gobernantes democráticos que impulsan la reforma, el vicepresidente del Parlamento Europeo les atribuye una intención demoniaca: "La voluntad maligna de destruir nuestra ley fundamental". Es el disparate reaccionario de siempre: desprestigiar el autogobierno catalán para "salvar" España. Otra regla del pensamiento liberal es la que aconseja cambiar de postura para hacer el amor. No se puede tratar siempre a España como a una desdichada. Se merece otra existencia, sin el agobio de estos pretendientes despechados. ¿Por qué no va a ser España más feliz como "nación de naciones"?

El problema de la política vudú es que anula la razón de quienes la utilizan. Todo se convierte en teología. Así, la reforma catalana tiene el estigma del pecado original. No hay nada que hablar. Pero la mente liberal, también en el horizonte vasco, debería volcar toda su agudeza en los llamados paréntesis cuadrados. En un atasco del diálogo irlandés, el presidente de la negociación, George Mitchell, consiguió enderezar el proceso con un recurso tipográfico. Marcó las diferencias con paréntesis cuadrados para resolverlas con ecuaciones de esperanza. Ése es el espacio de la inteligencia. Lo demás es vudú.


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Vidal-Quadras puntualiza


Aleix Vidal-Quadras

EL PAÍS - Opinión - 26-09-2005

En su columna de la última página de la edición de 24 de septiembre del diario que tan eficazmente conduces, Manuel Rivas tiene la amabilidad de referirse a mí citando comentarios elogiosos que ha oído a terceros sobre mi persona. Siento no poder corresponder a esta deferencia, que agradezco, porque nadie que yo conozca me ha hablado jamás de él. En cuanto al contenido de su pieza, me permito aconsejarle que lea los doscientos dieciocho artículos del proyecto de nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña para que así pueda formarse un juicio directo de eso que denomina curiosamente "alegoría". Si lo hace, comprobará que la supeditación del nivel de servicios públicos existentes en una Comunidad a su esfuerzo fiscal, lo que acaba con el principio de solidaridad; la destrucción de la unidad de la Administración de Justicia, lo que amenaza gravemente la independencia de los tribunales; la imposición de criterios lingüísticos restrictivos al desempeño de su función en Cataluña a miembros de cuerpos estatales, lo que introduce una vulneración grave de derechos fundamentales reconocidos en la Constitución e impide la libre circulación de servidores públicos en el territorio español; el condicionamiento de la competencia exclusiva del Gobierno y las Cortes para establecer tratados internacionales a la voluntad de la Generalitat, lo que liquida la soberanía nacional, y la autoproclamación de Cataluña como nación basada en rasgos particulares, reduccionistas y contingentes como la lengua, la cultura y la historia, en el seno de una Nación constitucionalmente única e indivisible fundamentada en valores universales, integradores y trascendentes, como la libertad, la igualdad, la solidaridad y el pluralismo, lo que destruye el sustrato ético de nuestra convivencia, distan mucho de ser elementos alegóricos, sino que representan un ataque frontal, tangible y corrosivo al espíritu y la letra del gran pacto civil de la transición.
Una nación de naciones es un absurdo político, lógico y semántico. ¿Ha visto nunca Manuel Rivas una bicicleta de bicicletas, una silla de sillas o una luna de lunas? El concepto de Nación española defi

nido en nuestra Constitución de 1978 es política y moralmente incompatible con el concepto de nación consagrado en el artículo primero del proyecto nacionalista. La aplicación estricta del pensamiento ilustrado y liberal a este asunto no se puede llamar vudú sin una evidente mala fe, sobre todo porque si hay una forma palpable de aproximación mágica a la realidad es la de los nacionalismos identitarios, que viven de ensoñaciones, mitos y leyendas. Por otra parte, meter entre paréntesis cuadrados a un millar de víctimas inocentes de la barbarie asesina requiere una capacidad tipográfica que las personas decentes no suelen poseer.

Recibe un saludo muy cordial.

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Vidal-Quadras y los 'paréntesis cuadrados'


Manuel Rivas - A Coruña
EL PAÍS - Opinión - 27-09-2005


A propósito del vudú, me alivia saber que Vidal-Quadras jamás haya oído hablar de mí. Yo, sin embargo, estoy cada vez más preocupado por su sentido de la vista. Y no es por nada personal; es que se da la coincidencia de que Vidal-Quadras es vicepresidente del Parlamento Europeo. Tal actividad no me parece muy llevadera con la metafórica colocación de alfileres para satanizar a los gobernantes democráticos de Cataluña y la compulsiva fabricación de nudos que otros tendrán que desatar. Tampoco me parece compatible con la fabricación de tergiversaciones. ¿De dónde saca Vidal-Quadras ese disparate de "meter entre paréntesis cuadrados a un millar de víctimas inocentes"?
En mi columna citada del sábado día 24 se hablaba de una técnica, diseñada por un verdadero liberal, para avanzar en los diálogos políticos. Le ruego que no compita conmigo en intensidad de dolor por las víctimas. La cualidad de decencia, como la de liberal, se demuestra en la práctica. Lamento haberlo encontrado en tan baja forma de humor como para utilizar semejante argumento. España es una nación de naciones, señor Vidal-Quadras, se lo dice un internacionalista. Si no se fía de mí, pregúnteselo a Cervantes. La propia Constitución, si se quiere, con el reconocimiento de nacionalidades y regiones, alberga esa diversidad. Y lástima que nunca se haya subido a una bicicleta de bicicletas, aunque en el mapa podrá encontrar algún famoso Estado de estados. A partir de Bauhaus, puedo imaginarme una silla de sillas, pero usted podrá confirmarme si existe la poltrona de poltronas.

En todo caso, como escribió el señor de Montaigne, "en el más alto de los tronos del mundo seguimos sentados sobre nuestro propio trasero".





El primer round ha sido claro para Vidal Quadras. La cita de Montaigne me hace pensar que Rivas está seriamente noqueado. Pero Vidal Quadras no ha caido en usar el el gancho de izquierdas que le arreó Bertrand Russell a Frege. En el caso del lógico fue KO técnico.

5 comentarios:

Ismael dijo...

Yo celebro a Vidal Quadras con otra cita de Montaigne vía (y espero que esto no resulte problemático) Fernando Savater: "Tout fourmille de commentaries; d'auteurs il en est grande cherté". A saber, comentarios hace todo el mundo, lo que necesitamos son autores.

La mejor prosa de los periódicos, en las Cartas al Director. Por supuesto. Y menudo problema si no es así.

Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

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