El imprescindible artículo de Savater

Comentando a Houellebecq me decía un compañero que no lo leía más porque "yo soy de mayo del sesenta y ocho". A esta actitud de leer sólo aquello de lo que uno es fan, sabiendo a priori lo que se va a decir, a quien se va a denigrar y a quien aplaudir, dedica su artículo Fernando Savater El arte de desagradar. Comentando con otros compañeros El País de este verano coinciden en celebrar los artículos de Marujita Díaz y Juan¡Jó! Millás. Comento que yo también leía los de Javier Sampedro, Terscht, Elorza... Ni idea (¿Era necesario poner los artículos de la Torres junto a las biografías de Ajmátova o Messiaen)

Houellebecq está, como Schopenhauer, contra todo y todos. Sólo parece gustarle Fernando Arrabal y la mecánica cuántica, lo que viene a ser lo mismo. Detestado por sesentayochistas, musulmanes, feministas y, en general, personas con una estupenda conciencia de sí mismas, el novelista francés califica a los liberales como necios, pero no se tiene noticia de que éstos hayan dejado de leerlo, más bien al contrario. Respecto al mundo sórdido, romántico y tierno de Houellebecq (se le suele comparar con Céline, pero yo lo veo más bien como Balzac) y su denuncia del liberalismo por haber convertido el mundo en un supermercado, es ilustradora esta sentencia (elogiosa en su boca y con la que Houellebecq está de acuerdo, ya que es antiliberal pero no un socialista utópico, esa especie fourierista que detestaba el de Tréveris):

El triunfo de la burguesía ha ahogado los estremecimientos sagrados del éxtasis religioso, del entusiasmo caballeresco y del sentimentalismo barato bajo las aguas heladas del cálculo egoísta

Termina Savater su artículo poniendo un ejemplo (una de las circunstancias metodológicas que diferencia a los autores brillantes de los farragosos, es que los primeros sí ponen ejemplos. La cortesía del filósofo de la que hablaba Ortega.):

el pasado agosto tuvo lugar una mesa redondaen el principal hotel de San Sebastián sobre "Literatura y libertad" o algo semejante, que reunió al marroquí Alí Lmrabet, el cubano Raúl Rivero y el vasco Bernardo Atxaga. Los casos de los dos primeros se parecen (censura, cárcel, exilio...), pero el tercero representa lo contrario de ellos: cortejado por nacionalistas y no nacionalistas, así como por periódicos habitualmente opuestos en todo lo demás, ha conseguido ser uno de los escritores que no tienen nada que temer en un país en el que tantos temen. Pero allí estuvo tan cómodo entre los otros dos, repitiendo esa vieja bribonada de "la persecución a la cultura vasca", que para nada se refiere a lo ocurrido a Agustín Ibarrola y Raúl Guerra Garrido, junto a tantos periodistas y profesores exilados o eliminados, sino que protesta contra las actuaciones judiciales que desenmascaran a los que han pervertido a favor de la violencia la rentable panacea del euskera. ¡Qué bien se lo montan algunos!

Precisamente fue un artículo devastador de Ignacio Echeverría sobre Atxaga lo que le costó al crítico su ostracismo en El País y posterior salida. Armendariz presentará la película-adaptación de una novela de Atxaga en el Festival de San Sebastián (después de que fuera educadamente rechazada en el Festival de Venecia. Chivatazo que me llega desde Venecia vía Letras de Cine: Abel Ferrara, uno de mis directores favoritos, ha realizado una gran película. Ojalá la premien y se distribuya en España, un sitio dónde es peligroso desagradar a los nuevos poderes fácticos fácilmente reconocibles)

PD. Y una atinada reflexión de AR. Almodóvar desde Andalucía sobre el sexo de las naciones.

PD. Qué bien empleado el dinero cuando te encuentras un artículo de Savater, de Sotelo, Ovejero, de Aranzadi, de Vargas Llosa... Qué forma de tirarlo si se lo dejan a F. González, Mayor Zaragoza, Carlos Fuentes o a quejicosos profesionales como Juan Goytisolo. Días como hoy, fiftyfifty