Los monstruos son bellos. Una belleza sublime. Primero fue el Frankenstein de Whale y Karloff. Luego vinieron los esqueletos, divertidos y diabólicos, de Harryhausen. La Hammer y Terence Fisher combinaron el terror, el morbo y el romanticismo.
Tim Burton los sintetiza a todos ellos (con homenaje incluido a Harryhausen en el piano) en La novia cadáver
Nunca un día fue tan apropiado para ir el cine.
PD. Un amigo ha llevado a su niña pequeña que ha pasado algo de miedo con el mundo brillantemente macabro de los cadáveres. ¡Qué triunfo para Burton!
1 comentario:
El filme es una recreación absoluta dentro del universo Burton, y la única puntilla que se le pude sacar es que recuerda mucho a "Pesadilla antes de Navidad"
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