Antimilitarismo "progre"

En Libertad Digital se publica la crítica que hago a Jarhead, de Sam Mendes. Se suele denominar cine "liberal" a lo que sería más oportuno denominar cine "socialdemócrata" o simplemente progre, en el sentido de degeneración del progresismo, el cual, en su sentido más pleno, forma parte del liberalismo más auténtico, de los escolásticos salmantinos a Johan Norberg, pasando por Adam Smith, Ortega y Gasset o Hayek.

Este cine rancio, a pesar de su etiqueta progre, se caracteriza por primar un blando y superficial discurso sobre el contenido fílmico, con consignas estereotipadas y sentimentalidad de baratija. En Europa los más destacados representantes de este tipo de cine son FranÇois Ozon, Ken Loach y Robert Guediguian. En EE.UU., el mentiroso compulsivo Michael Moore o el británico Sam Mendes, al que se le saltan las costuras de un discurso antimilitarista que sigue los parámetros del pacifismo light. Usando una expresión de Arcadi Espada: Grandes palabras (o imágenes) para ideas tan cortas

El horror de la guerra sigue teniendo la consistencia de una performance en el Centro de Arte Reina Sofía: los muertos están exquisitamente colocados y carbonizados para ofrecer el adecuado paisaje de desolación. El colmo de la banalidad poética aparece en forma de caballo solitario, perdido en la noche, bajo un aguacero de betún con un bellísimo fondo de llamas surgiendo de los pozos incendiados. Como si fuese un spot de Repsol.

Es revelador que Mendes quiera emparentar su película con las grandes epopeyas operísticas Apocalipsis Now o El cazador y se olvide, quizás no las conozca, de películas bélicas más humildes pero por eso mucho más auténticas. Películas que tratan de mostrar seres humanos y que no se reducen a reportaje fotoperiodístico. Por ejemplo, Attack de Roberlt Aldrich. O una las obras maestras de Sam Fuller, y una de las más grandes películas bélicas de todos los tiempos: Uno Rojo División de Choque