"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

viernes, enero 27, 2006

Mercado de secesiones

O la mejor manera de vender España y hacer un buen negocio. Hay mercado de cereales y mercado de futuros. ¿Por qué no un mercado de secesiones? Al menos como metáfora. La cuestión entonces no sería si se tienen derechos sobre una cuestión metafísica inconcreta y sentimental como es la "nación", sino la mucho más pedestre y racionalizable de cuanto se está dispuesto a pagar por ejercer determinado derecho.

Por la mañana mi amigo Fernando me "acusó" de ser fan de Piqué. Por la noche escuché al presidente Zapatero, cada vez más en su papel de sosegado estúpido que le atribuyó Javier Tussell recordando a un personaje borgeano de la Historia Universal de la Infamia, que España está más unida que nunca. Tal y como lo veo, o se opta por la estrategia comercial de Piqué o por la ingenuidad bobalicona de un presidente con una weltanschaung de teletubbie.

El caso es que se está malvendiendo el activo y las deudas contraidas en la historia de lo que hasta ahora ha sido España. El proceso de deconstrucción de España comenzó en América y ha llegado a la península. De acuerdo que en el mejor de los mundos posibles España permanecería unida, todos contribuiriamos dentro de la diversidad (individual, no esa entelequia colectiva tan cara a los súbditos del Volkgeist) a la construcción de un país mejor dentro de una Europa fortalecida. Pero el caso es que la voluntad-de-poder nacionalista de los vasquistas y los catalanistas es fuerte, intransigente y creen en su unidad-de-destino-particularista-en- lo- universal, en consonancia con el color de sus camisas. No pasa igual en el caso español, ya que la mayor de la gente no está dispuesta a un choque de culturas. La voluntad-de-poder española se mueve entre la indolencia y la barbarie.

Tal y como está la dinámica institucional, impulsada por una Constitución contradictoria entre el liberalismo y el estatalismo, entre la modernidad y el Antiguo Régimen, de la que puede salir cualquier cosa, ocasión para que surja sólo lo malo, España está en el camino de Checoslovaquia, ahora Chequia y Eslovaquia. ¿Sin remedio?

Si hubiera un gran proyecto dinamizador de lo que debe ser España, con una reforma electoral sustancial, para arrancar poder a los grupos minoritarios que ahora lo detentan (y uso el verbo a conciencia), y otra reforma constitucional de calado, al diablo con el sexo del monarca, para eliminar intervencionismos estatalistas y equilibrar de manera armonizada y eficiente las distintas administraciones territoriales, habría una solución a largo plazo. Pero ni hay proyecto ni hay capacidad de liderazgo. Ni Rajoy, ni Aznar antes, ni por supuesto un presidente doblemente por accidente, tanto en su partido como en el ejecutivo: no hay una figura con la capacidad para proponer y llevar a cabo un gran proyecto de construcción liberal, autonomista y europeísta.

Por ello mismo, y antes de que la nostalgia y la melancolía nos haga precipitarnos por el abismo de los trogloditas, se trata de aplicar lo que nos quede de inteligencia, ya que de voluntad andamos escasos, para salir de este divorcio a plazos de la mejor manera posible. O de la menos mala. Y eso pasa por ponerle un precio a la secesión. Porque si no, además de cornudos acabaremos apaleados, pagándoles las costas del proceso y brindando con cava.

En Wall Street, la película de Oliver Stone, Michael Douglas (con un look engomiando muy a lo Piqué) interpretaba a Gordon Gekko, un frío y calculador tiburón de las finanzas especializado en comprar empresas que iban mal, para segmentarlas en unidades de negocio más eficientes, vendiéndolas luego al mejor postor. A un analfabeto funcional como Stone eso le parecía muy mal, cuando lo que hacía Gekko, es verdad que saltándose algunas reglas éticas, era racionalizar empresas mal gestionadas, mal diseñadas que ya eran incapaces de producir un valor añadido, volviéndolas a introducir en el mercado una vez que eran capaces de ofrecer un plus.



14 comentarios:

Anónimo dijo...

El 'analfabeto funcional' nos ha brindado películas tan inteligentes como JFK, Nixon o Platoon.

Saludos.

Anónimo dijo...

Libertariano, ¿qué tal un post en el que relaciones la peli de von Trier "Dogville" y lo ocurrido en las elecciones palestinas con la victoria de Hamas?

Jeje, es que me gustaría leerlo de tu pluma.

Un saludo

Libertariano dijo...
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Libertariano dijo...

Gran idea milton que no se me había ocurrido. Pero tendría que volver a Dogville, lo que no me apetece nada.

Y anónimo, tanto en el fondo de las ideas que tiene como respecto al tratamiento cinematográfico, Oliver Stone me parece uno de los directores más mostrencos, planos y mediocrres del panorama americano. "Alejandro" fui incapaz de terminarla, y eso que raramente me salgo de una sala de cine...

Le reconozco una gran dirección de actores. Fidel Castro está de Oscar en Comandante

Pero no me importaría que me convencieras de lo contrario. Está a punto de estrenar Wold Trade Center. A eso se llama oportunidad.. También oportunismo.

Un saludo

Anónimo dijo...

No he visto 'Alejandro', tampoco la de Fidel.

Sus ideas son las que son, y no puedo pedirle más que honradez en su mirada: la tiene en estas tres películas.

Tanto JFK como Nixon tienen un montaje fabuloso, con un sentido de la narración y del ritmo asombroso. Qué dos montajes. En Platoon, esos dos personajes antitéticos que interpretan Berenger y Dafoe, con el ingenuo de Sheen como observador, están bordados. Tan bien dibujados.

Podrán o no gustarte, pero desde luego no son tres películas tontas.

Ya sus ideas no me convencen tanto.

El anónimo de antes.
Un saludo, y enhorabuena por el blog.

Anónimo dijo...

¡Qué bueno eres, joder! Y sí, es muy interesante y cierto el apunte que haces sobre el inició de la deconstrucción de España: allí, en América fue donde comenzó; y no ha cesado hasta hoy mismo. Cuesta creer que tan imposible debía de parecerles a los padres de esto (véase cuan significativo es su artículo 1º: La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios) el tener que admitir que algún día solo habría españoles sujetos/objetos de soberanía en un hemisferio, como a nosotros el admitir que en nuestra España, desde hace ya más de un siglo monohemisférica, continúa ese proceso de deconstrucción entonces iniciado. Y, no obstante, todo parece indicar que es así.

Otra cosa: tu mención del camino de Checoslovaquia. Totalmente de acuerdo, especialmente en lo referente a Cataluña desde el mismo momento en que el porcentaje de ciudadanos que apoyan y sostienen el aliento claramente secesionista que late en el proyecto de nuevo Estatuto se acerque en porcentaje al de sus representantes que con esa misma intención lo han votado en parlamento; y no es ninguna quimera el que se pueda lograr no tardando mucho (aunque Arcadi Espada escribe hoy señalando 'la complicada tarea [del CAC] de hacer coincidir el 90% de apoyo parlamentario con una cifra semejante de apoyo social'). Sí, aquél es el camino y demos gracias a Dios de que exista al menos ese precedente absolutamente exitoso; aunque a mí me llama la atención el que apenas se vea referenciado y que sea más común sacar a relucir los frustrantes de Irlanda y, sobre todo, el catastrófico de la antigua Yugoslavia que en mi opinión, ahora mismo, para nada se compadecen con lo nuestro.

Y para terminar: tu ’no hay una figura con la capacidad para proponer y llevar a cabo un gran proyecto de construcción liberal, autonomista y europeísta’ me ha hecho evocar el inicio del último capítulo, el XXVI, de El príncipe de Maquiavelo: 'Considerando lo expuesto, me he preguntado si ahora en Italia las circunstancias permitirían que un príncipe nuevo adquiriera más gloria, y si había motivos que consintiera a uno prudente y valeroso introducir una forma que le honrase e hiciera la felicidad de los italianos.' En lo que respecta a los españoles y su felicidad, tú ya has contestado.

Anónimo dijo...

¿Vas a ponerle un precio a la libertad de Boadella, de Arcadi Espada y de casi la mitad de los habitantes de Cataluña? ¿Es posible comerciar con el imperio de la ley, con la soberanía nacional y con el Estado de Derecho? Me parece asombroso.

De voluntad andarás escaso tú. A otros afortunadamente nos queda alguna. Y valor también. Líder, ya encontraremos. Pero si encima nos dedicamos a buscarle coartadas a los liberticidas, apaga y vámonos.

Anónimo dijo...

Amén Mónica, yo tampoco me esperaba este comentario.

Libertariano dijo...

Gracias por la cita maquiavélica belaborda que me da pie para clarificar mi posición.

En mi opinión Zapatero y sus socios nacionalistas están refundando España. Un proyecto confederado y asimétrico, de raíz nacionalista y colectivista. Está claro. Pero, por el otro lado, ¿qué hay? Desde mi punto de vista, lo admito: liberal y radical, el PP se queda corto, instalado en un conservadurismo institucional que funciona a modo de lastre.

Con en el País de las Maravillas el PP si quiere quedarse en el sitio en el que está, un autonomismo simétrico enclavado en el individualismo metodológico, debiera correr más que sus contrincantes. En este caso frente al nacionalismo de sus adversarios políticos alzar la bandera de la nación española, otro colectivismo sólo que de signo contrario, lleva todas la de perder, política y estéticamente.

La opción liberal-radical pasaría a mi modo de ver por encabezar un movimiento de reforma sustantiva de la Constitución que eliminase los fantasmas franquistas, los socialistas y nacionalistas de las misma. En concreto, eliminar la definición de nuestro Estado como "Social de Derecho", dejándolo exclusivamente "de Derecho", lo que repercutiría en una organización económica menos paternalista e intervencionista y dejaría paso a la posibilidad de una libertad de actuación económica para realizar políticas del suelo o comerciales vigorosamente liberales.

Del mismo modo estaría a favor de una eliminación de los denominados "derechos históricos", una antigualla medieval que repercute en un fortalecimiento de una serie de privilegios a los que siempre los han detentado.

Más allá plantearía una reforma electoral para que cada voto valiese por sí mismo y no hubiese un plus nacionalista. Al mismo tiempo habría que hacer de una vez por todas una reforma del Senado que recogiese las voces regionales.

Las reformas planteadas por el Consejo de Estado en el sentido de marcar de una vez para siempre las competencias centrales y las autonómicas, con criterios de racionalidad y eficiencia, obviando sentimentalismos. Con los sentimientos se hacen butifarras, no leyes orgánicas.

A la derecha liberal le falta imaginación y valentía política para plantear retos al discurso hegenómico nacionalista, tanto periférico como centralista. Mientras el PP no elimine los restos premodernos de los que hablaban Arcadi Espada o Félix de Azúa, la partida está perdida.

Algunos me acusan de haberme vendido al enémigo. Pero es una cuestión más bien de inteligencia. Si en una partida de ajedrez te das cuenta que en cinco movimientos estás muerto, de lo que se trata es de intentar engañar a tu adversario para que te ofrezca tablas. O, difícil pero no imposible, convencerles de que cambiais las reglas del juego, y comenceis a jugar al parchís.

Un saludo

Anónimo dijo...

> ‘La opción liberal-radical pasaría […] […] […] Mientras el PP no elimine los restos premodernos de los que hablaban Arcadi Espada o Félix de Azúa, la partida está perdida.’

Joer, todo un programa para todo un partido. Y ¿dónde está ese partido, el partido que logre de nuevo los bastantes más de diez millones de votos, ahora ya once millones, precisos para gobernar? Lamentable es que no haya ahora mismo un gran líder entre los nuestros, y con todo y con ello aún lo puede ser más el que no haya un gran partido como herramienta de ese hipotético jefe o caudillo (ningún reparo me dan esas palabras y me gustan más que la otra aunque traigan, la una, remembranzas de frustración y de CEDA, que es lo mismo, y la de Caudillo, de quién lo fuera y no a disgusto de muchos de quienes ahora abominan hasta de su sombra, la que durante tantos años les cobijara). Ese líder, o jefe o caudillo puede surgir cuando menos se le espere. Solo hay que ver cómo ha aparecido Rodríguez Zapatero ―¡nada de tomárselo a risa, que va de veras y ya es un líder!― cual conejo de la chistera de la maga Historia, no de la del PSOE, al que tiene ya en su puño, sino para bien o para mal, de la de España, a la que tiene en sus manos. Y lo es porque ha conseguido embarcarles, a los suyos, en un gran proyecto; les lleva, y dado que dirige el gobierno de la nación, también a nosotros, a donde él ve una meta accesible y deseable para toda esa España, ―o quizás como dicen sus enemigos, para su ideología, su partido o solo para él mismo― por más que otros no percibamos sino un abismo. No tardando mucho se comprobará quien tiene razón.

A lo otro: menuda situación la que se avecina según tu análisis, que yo comparto: un federalismo asimétrico propugnado por la izquierda y los nacionalistas de ese lado y del contrario, o el autonomismo simétrico que ha de defender la derecha nacional y española (liberal y no liberal o conservadora, porque si además la dividimos….). Lo primero, difícil: ¿cómo van a consentirlo las comunidades de Madrid o Valencia, por no decir Canarias o Andalucía y Extremadura, y en realidad absolutamente todas las demás? De ninguna manera. Y lo segundo: ¿cuándo van a conformarse los vascos y catalanes (no digo PNV ni CiU) con sus autogobiernos por totales que sean si son simétricos de los de los otros quince gobiernos de entes territoriales semejantes, y todos coexistiendo en un Estado único? Jamás. Es por eso por lo que yo he dicho anteriormente, en algún comentario, que de admitírsele en su estatuto a Cataluña el que es una nación, lo mejor, y más para nosotros que para los propios catalanes, quizás lo inevitable, es la secesión de la misma. Ahora, mejor que más tarde. Que se vayan. Con todas las consecuencias. Y que lo sepan: que se les acaba el chantaje indecente a esos nacionalistas abusones, los del ‘lo mío, mío, y lo de los demás, de todos’. Y si los vascos la siguiesen, pues igual. En todo caso, nos quedaría una España muy disminuida pero viable. Si continúan dentro de ella más tiempo con sus estatutos de nación se pasaría en no excesivo tiempo de aquel ‘café para todos’ al previsible ‘nitroglicerina para todos’; y de la España de los Reyes Católicos, también la de Quevedo y desde luego la nuestra, no quedarán sino los fragmentos. Unos cuantos estados/asteroides girando entre la mínima órbita de Portugal y la tremenda de Francia… y con Marruecos por debajo del bajo vientre. (Vaya si deben de estar disfrutando los moros con todo esto).

Por supuesto que todo lo anterior no son sino trazos de brocha gorda, casi brutales denuestos que me son arrancados por lo que veo venir sin que parezca haya quien pueda evitarlo: los unos porque no quieren, los otros porque no pueden.

Y, ya para acabar definitivamente en este hilo, en lo relativo a que ’si en una partida de ajedrez te das cuenta que en cinco movimientos estás muerto….’ es de esperar y de temer que si tú lo has advertido, el contrario, que te ha llevado a tal situación, también. Mira qué tablas le está ofreciendo el PSOE al Partido popular en estos momentos; y qué intenciones se le ve de cambiar de juego. Pero, así y todo, también de acuerdo: es una cuestión más bien de inteligencia, sí. Bien dicho.

Un saludo, y disculpas por la excesiva extensión del comentario. No es costumbre mía alargarme tanto, pero me ha salido así aun sin desearlo.

Libertariano dijo...

Sí, belaborda coincidimos. Si la secesión se ha de producir, mejor que sea poniendo nosotros las condiciones.

Como los nacionalistas piensan que para los "godos", que decía Arzallus, la nación española, la unidad, "no tiene precio", los someten a un chantaje permanente. El órdago debe ser de ida y vuelta.

Pero por mí que no quede. Ya está mi firma para el referendum.

Anónimo dijo...

Eso, eso, secesión: para chulos nosotros. Claro que, en vuestro caso debe de ser algo así como apostarse el caballo del amigo, ¿no? Seguro que no vivís ni en Cataluña ni en el País Vasco, ¿o sí? Porque claro, ¿qué pasa con los que sí vivimos allí y no deseamos ninguna secesión? Este sí es un problema.

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo viví en el País Vasco, en Tolosa. Y también he vivido en Cataluña, en Sabadell (cuando la nombro, a Tolosa, siento en el corazón un pinchazo de nostalgia).

Y sí que es un problema el problema a que te refieres. Tremendo. Semejante al que tienen las hojas a las que arrastra una riada. Por ello, recemos para que no se produzca, para que cesen los chubascos que pueden originarla.

En todo caso, se ha dicho en los comentarios: es una cuestión más bien de inteligencia, no de sentimientos.

Un saludo, amigo, y que todo quede en eso.

Anónimo dijo...

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