"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

martes, abril 18, 2006

Fidel, sí. Colombo, no.

Ignacio Ramonet adora a Fidel Castro, aunque en el fondo ni él lo aguanta, y detesta a Colombo y Kojak, ya que los considera una golosina visual con la que las multinacionales del espectáculo audiovisual adormecen al pueblo alienado. El opio de las masas versión capitalista al que Ramonet, un intelectual comprometido y en vigilia permanente, pretende vencer. Por las buenas o por las malas.

La mejor protección contra esta propaganda clandestina, contra esta penetración ideológica tan abusiva, contra este desprecio hacia los telespectadores, consistiría en no difundir estas series importadas de EE UU, porque buscan sencillamente nuestra norteamericanización y porque, a largo plazo, los europeos se están jugando simplemente su independencia cultural.







Sencillamente... Simplemente... Imagino que también habría que censurar Starky & Hutch (matonismo), Corrupción en Miami (facherío), Los Ángeles de Charlie (misoginia), Infelices para siempre (patriarcal), Búscate la vida (humor burgués)... por no hablar de 24, la serie fascista por antonomasia.

¿Pero qué le han hecho aquellos detectives aparentemente tan inocentes al turista-del-ideal diplomatique?

Situados en los dos extremos de la ideología dominante, los tenientes de polícia Kojak y Colombo, protectores de la mediocracia, velan por sus respectivas fronteras a lo largo de la serie: hacia abajo, a nivel hampa, Kojak regula, normaliza, americaniza el ascenso de las minorías, de los grupos y de los márgenes; hacia arriba, a nivel “crema”, Colombo moraliza, estigmatiza y modera la conducta de los millonarios cosmopolitas, de los ricos sin patria y sin conciencia.








Es duro ser progre. Maruja Torres admitió hace unos años en el dominical paisino que el Potemkin le parecía una birria aburrida, pero que cuando contra-Franco-vivíamos-mejor era una obligación asistir a las clandestinas proyecciones. Al diablo con Eisenstein. Por el otro lado no les puede gustar el cine clásico americano, no lo pueden admitir al menos. Sigue Ramonet con la prepotencia filistea del antiamericanismo de los pijos progres europeos

Muchos cinéfilos descubrirán, abrumados, que el contenido de sus adoradas ficciones, bien analizado, resulta políticamente perverso; que es racista, militarista, colonialista, machista, imperialista, etc. A partir de entonces, el western hollywoodiense entra en la era de la sospecha, como tantos otros valores occidentales.

Sam Fuller y Anthony Mann restaurarían al indio en su dignidad histórica; luego vendrían los grandes arrepentidos: John Ford, Howard Hawks y Raoul Walsh. (sic)



Me imagino una televisión pública y única dirigida por Ramonet, emitiendo los discursos íntegros, en vivo y en directo que diría Milikito, del Gran Timonel Bananero. ¡Abajo la mediocracia!

Ni abrumado ni arrepentido por la vesania política y la indecencia moral, cabalgando el jinete gobbelsiano,Ramonet a la búsqueda rentable del Apocalipsis Now antiglobalizador(película que también le parece, por cierto, imperialista, colonialista, etc.) La vieja táctica leninista Cuánto peor, mejor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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