"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

jueves, abril 20, 2006

Judas SuperStar

¡Qué maravilloso santo sería el traidor de Judas comparado a nosotros!

Lo cierto es que al lado de Lutero casi cualquiera es un santo. La invocación a Judas Iscariote venía un poco antes de la recomendación que Hitler siguió al pie de la letra

Cuánto más intolerable es que permitamos que los judíos compren con nuestro dinero este permiso para calumniar y maldecir a Cristo entero y a todos nosotros, además recompensarlos por esto con riquezas y hacer de ellos nuestros señores, mientras ellos nos ridiculizan y se regodean en su malicia. Un espectáculo delicioso para el diablo y sus ángeles, del cual secretamente se sonríen como se sonríe la cerda al contemplar sus desperdicios, pero que de hecho merece la gran ira divina.
En suma, queridos señores y príncipes, quienes tienen a los judío bajo su gobierno: si mi consejo no os agrada, buscad mejor asesoramiento a fin de que tanto vosotros como nosotros podamos deshacernos de la insoportable, diabólica carga de los judíos

Los judíos y sus mentiras



Y es que Judas Iscariote, uno de esos seres con medio pie en la ficción y otro medio en la realidad, ha sido uno de los más fascinantes de la historia. Dante lo situó en el último círculo del Infierno, destinado a ser devorado eternamente por la hedionda boca de Satán, en la compañía de otros traidores: Bruto y Casio.

En cada boca hería con los dientes
a un pecador, como una agramadera,
tal que a los tres atormentaba a un tiempo.
Al de delante, el morder no era nada
comparado a la espalda, que a zarpazos
toda la piel habíale arrancado.
«Aquella alma que allí más pena sufre
-dijo el maestro- es Judas Iscariote,
con la cabeza dentro y piernas fuera.
De los que la cabeza afuera tienen,
quien de las negras fauces cuelga es Bruto:
-¡mirale retorcerse! ¡y nada dice!-
Casio es el otro, de aspecto membrudo.
Mas retorna la noche, y ya es la hora
de partir, porque todo ya hemos visto.




En Ficciones Jorge Luis Borges se ocupa memorablemente de Judas. Uno de los relatos conjeturaba a través del teólogo Nils Runenberg la herejía más blasfema de la historia:

El famoso texto «Brotará como raíz de tierra sedienta; no hay buen parecer en él, ni hermosura; despreciado y el último de los hombres; varón de dolores, experimentado en quebrantos» (Isaías 53: 2-3), es para muchos una previsión del crucificado, en la hora de su muerte; para algunos (verbigracia, Hans Lassen Martensen), una refutación de la hermosura que el consenso vulgar atribuye a Cristo; para Runeberg, la puntual profecía no de un momento sino de todo el atroz porvenir, en el tiempo y en la eternidad, del Verbo hecho carne. Dios totalmente se hizo hombre hasta la infamia, hombre hasta la reprobación y el abismo.
Para salvarnos, pudo elegir cualquiera de los destinos que traman la perpleja red de la historia; pudo ser Alejandro o Pitágoras o Rurik o Jesús; eligió un ínfimo destino: fue
Judas.



Ciorán, sin embargo, reivindicaba al Judas hundido en la miseria de la traición

Deseoso de cubrirme de ignominia, envidiaba a todos los que se exponían a los sarcasmos, a la baba de los otros y que, acumulando vergüenza sobre vergüenza, no se perdían ninguna ocasión de quedarse solos. Así llegué incluso a idealizar a Judas, porque, rehusándose a soportar por más tiempo el anonimato de la fidelidad, quiso singularizarse por la traición. No fue por venalidad, me complacía pensar; fue por ambición por lo que entregó a Jesús. Soñó con igualarle, con equivalerle en el mal; en el bien, frente a tal competencia, no tenía medio de distinguirse. Como el honor de ser crucificado le estaba prohibido supo hacer del árbol de Hakeldama una réplica de la Cruz

La tentación de existir



Los Evangelios rebosan de momentos hermosos, terribles, misteriosos, que se conjugan teratológicamente en el beso de Judas, el beso judío para los cristianos que pondrían la otra mejilla para ser abofeteados pero no para ser besados.



Aprovechando que la Semana Santa pasa por todos los lugares, National Geographic ha sacado una revista y un dvd acerca del Evangelio de (San?) Judas, en copto. No es demasiado interesante, salvo por la anécdota de que en Alemania, ¿influencia de Lutero?, está prohibido llamar a un hijo “Judas”. Con una prosa a medio camino entre el Selecciones del Reader`s Digest y Dan Brown

Con un leve temblor parkinsoniano en las manos, el profesor Kasser cogió el antiguo texto y empezó a leer en voz clara y resonante: “pe-di-a-kan-aus ente pla-nei”


Según el manuscrito Jesús le habría pedido a Judas que lo traicionara. Vaya marrón. O Jesús se la tenía jurada o había que cumplir una profecía. En algunos sectores, los masones progres que ya se sabe que les encantan los rituales, están preparando un paso de Semana Santa con el Ahorcado.

Hay varios Jesuses cinematográficos, algunos magníficos como el de Pasolini o el Scorsese. Pero que yo recuerde sólo un Judas, el tremendo bajo de Jesucristo SuperStar, en el que se anticipa la tesis del manuscrito

Muerte de Judas
Judas:
Dios, ya lo he visto, medio muerto está Con sólo recordarlo yo quiero llorar Muy duro fue el castigo, se desangrará Y ahora todo el mundo a mí me ha de culpar No creo que comprenda que era mi deber Que yo no sabía que él iba a sufrir Tanto sufrir, creer, deber

Anás:
Basta de excusas, no te justifiques

Sacerdote 2:
¿Por qué la conciencia te ha de remorder?

Sacerdote 1:
Sólo por venganza tú nos lo entregaste

Sacerdote 3:
El pueblo le odia, todo salió bien

Caifás:
Por una traición, tan sólo por eso Serás recordado, salvaste a Israel Ha sido un buen precio por un sólo beso Te has liberado y acabas con él

Judas:
Cristo, tú no me oyes Pero lo que hice fue tu voluntad Cristo, todo mi pueblo Por lo de tu muerte me despreciará Estoy salpicado de sangre inocente A mí por el fango se me arrastará Estoy salpicado de sangre inocente Ahora la historia me condena, condena, condenará Yo le sigo queriendo Y no podré olvidarle Sé que es un hombre más Él no es un rey No sé comprender Si es igual que yo Miedo me da Cuando muerto esté, me abandonará Me amará, me amará también O me olvidará ¡Dios mío! ¿Por qué me elegiste a mí? ¿Por qué me elegiste a mí para tu estúpido crimen? Mi mente duda, mi alma está en tinieblas ¡Dios mío! Yo no sé ni sabré ¿Por qué me elegiste a mí? Mátame... ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo? Mátame...

Coro:
Pobre Judas, adiós Judas...


Recientemente han hecho una película cuyo protagonista es el traidor con causa, es decir, sería una especie de terrorista, un insurgente entregado a la vendetta, que habría sido traicionado por su compañero del alma reconvertido en pacifista.

Se mantiene la frágil esperanza de que se encuentren alguna vez los pápiros con las enseñanzas esotéricas de Platón. O al menos el libro segundo de la Poética. Entonces sí que nos partiremos de risa.

Dedicado a Elohim

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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