"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

viernes, mayo 26, 2006

Travesuras de una niña mala. Vargas Llosa, el esplendor del escribidor.

Sigo con la lectura del Estatut and/azul que debería ser and/verdiblanco y que es realmente and/rojo, porque no es para todos sino sólo para los chavistas. Por ejemplo, artículo 37.1., apartado 2º: “La lucha contra el sexismo, la xenofobia, la homofobia ¡y el belicismo! (las exclamaciones son mías), especialmente mediante la educación en valores que fomente (atención al orden) la igualdad, la tolerancia, la libertad y la solidaridad” Es decir, los defensores de la guerra contra Sadam, Michael Ignatieff, Vaclav Havel, André Glucksmann o Christopher Hitchens quedan automáticamente censurados, prohibidos y satanizados como si fueran David Fincher. Se sustituirá la reflexión por el pancartismo, fase superior del macarthismo.

Para evadirme de tanta caspa autonómica me siento en la terraza del Gaudí, tras dudar en la mesa de novedades de El Corte Inglés entre la recopilación de artículos de Pla sobre la II República o la última novela de Mario Vargas Llosa. Las 1800 páginas y los 46 euros del Pla me hacen decidirme momentáneamente por la erótica-política Travesuras de la niña mala. Después de la estreñida prosa estatutaria (mismo artículo, apartado 22: “La convivencia social, cultural y religiosa de todas las personas en Andasulía y el respeto a la diversidad cultural, de creencias y convicciones, fomentando las relaciones interculturales con pleno respeto a los valores y principios constitucionales”) la de Vargas Llosa se desliza como el salmorejo con tropezones de jamón acompañado de una Mahou que me estoy tomando. Comienza en Miraflores, Perú, pero rápidamente se desplaza al París de los sesenta, efervescentes de política revolucionaria, ad maiorem Dei gloriam, y sexo

Hablaba con tanta frialdad que no parecía una muchacha haciendo el amor sino un médico que formula una descripción técnica y ajena al placer. No me importaba nada, era totalmente feliz, como no lo había sido en mucho tiempo, acaso nunca. “Jamás podré pagarte tanta facilidad, niña mala.” Estuve largo rato con mis labios aplastados contra su sexo fruncido, sintiendo que los vellos de su pubis me cosquilleaban la nariz, lamiendo con avidez, con ternura, su clítoris pequeñito, hasta que la sentí moverse, excitada, y terminar con un temblor de su bajo vientre y sus piernas.
-Entra, ahora- susurró, conn la misma vocecita mandona.
Tampoco esta vez fue fácil. Era estrecha, se encogía, me resistía, se quejaba, hasta que por fin lo conseguí. Sentí mi sexo como fracturado por esa víscera palpitante que lo estrangulaba. Pero era un dolor maravilloso, un vértigo en el que me hundía, trémulo. Casi inmediatamente eyaculé.
-Te vienes muy rápido –me riñó la señora Arnoux, jalándome los cabellos-. Tienes que aprender a demorarte, si quieres hacerme gozar.
-Aprenderé todo lo que tú quieras, guerrillera, pero ahora calla y bésame.


Cien páginas y tres Mahous más tarde me veo rodeado en pleno centro de Córdoba de mujeres vestidas de gitana, con tocados pirata en la cabeza y estampados que no son los típicos lunares, y hombres que montan lustrosas yeguas. Ya lo dice el Preámbulo: “rico acervo cultural... mestizaje humano a través de los siglos... interculturalidad... que acrisola una pluralidad histórica... patrimonio cultural...”, en fin, “realidad nacional”, o sea, pilicrin y flamentón. Continuará.

3 comentarios:

Revertiano dijo...

Esta vez lo has bordao, Libertariano.

Pero te ha salido la pelusilla de la LOGSE: "ad maioren gloria castro" bene scriptus non est, sed: "ad maiorem Castri Gloriam".

Touché?
Anda, reconócelo.

. dijo...

¿Sabes qué pasa? Que han confundido el estatuto con la poesía. Fermoso, emocionante, pero perfectamene inútil.

(oigan, hagamos abstracción de que es un arma cargada de futuro)

Anónimo dijo...

Libertariano, necesitas un despolve pijoliberal,¡ que te vas a apolillar¡ A ver cuando te mezclas con la canalla patético-progre, que hasta el corazón más limpio necesita hurgar en la basura. Pago yo, por lo de Candy (con perdón)