Murió en su ley. Borges y Che Guevara, argentinos que murieron lejos del Río de la Plata

14 de junio. Tal día como hoy nació Che Guevara y murió Jorge Luis Borges. Dos argentinos inmortales. Hace veinte años de lo segundo y setenta y ocho de lo primero. Rápidamente fueron a preguntarle a Borges cuando se difundió la noticia de la muerte del terrorista/guerrillero/insurgente/liberador (táchese lo que prefiera. O todo. O nada.) "Murió en su ley" dijo, como siempre en plan oráculo. Fue celebrada la ocurrencia como un homenaje, como si hubiera dicho cañí "murió con las botas puestas", aunque en su ambigüedad guarda un resabio a "quien a hierro mata..." o "ojo por ojo..."



Museo de la Revolución, Cuba

Che Guevara era en cierto sentido un personaje de ficción, casi una ficción de Borges, al estilo de sus historias universales de infamia. Un trasunto del terrible Lazarus Morell, rendentor de esclavos, a su vez el espantoso espejo del bienintencionado infame que imagina Borges que fue Bartolomé de las Casas que por salvar a los indios condenó a los negros. O como se suele enmascarar de búsqueda del bien lo que es pura y simplemente narcisismo del mal:

majestad de los canallas encanecidos... adúltero, ladrón de negros, asesino... con un fatal manejo de la esperanza... y la atroz evolución de una pesadilla

Sin embargo, mi relato favorito de infamias borgeanas es el que tiene como protagonista al incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké. En apenas unas páginas se combina épica y suspense, poesía y sufrimiento, con la inesperada adjetivación made in Borges y la matizada sentimentalidad de quien siempre fue un porteño aunque prefirió ser enterrado en la federereana, es decir sosa y esaboria, Suiza.



Cimetiere des Rois
Ginebra, Suiza