"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

miércoles, junio 07, 2006

Puertas cerradas, braguetas abiertas. Lubitsch, el supremo ironista

Al público no hay que dárselo todo masticado, como si fuera tonto. A diferencia de otros directores que dicen que dos y dos son cuatro, Lubitsch dice dos y dos... y eso es todo. El público saca sus propias conclusiones


Lubitsch era capaz de sugerir más a través de una puerta cerrada que otros directores con la bragueta abierta







El Festival de San Sebastián homenajeará el talento grácil, irónico y contundente de Ernst Lubitsch, del que varios directores, desde el ingenioso Billy Wilder (de él eran las citas) hasta el acartonado Fernando Trueba, se han declarado deudores. Y que realizó una de las más grandes películas políticas de la historia: la vitriólica a la vez que divertidísima Ser o no ser, o como matar a Hitler con la risa, ridiculizándolo -¡Heil yo mismo!- hasta la negación. Lubitsch, el eterno judío.

Un poco más de cine y política con Billy Wilder

Del mismo modo que todo el mundo odia a Estados Unidos, todo Estados Unidos odia a Hollywood. Existe el profundo prejuicio de que todos nosotros somos tipos superficiales que ganamos diez mil dólares a la semana y que no pagamos impuestos; que nos tiramos a todas las chicas; que tenemos profesores en casa que dan clases a nuestros hijos de cómo subirse a los árboles; que cada uno de nosotros tiene dieciséis criados y que todos conducimos un Maserati. Pues sí, todo esto es verdad. ¡Aunque os muráis de envidia!.


PD. El Festival de San Sebastián se ha caracterizado por su exquisita neutralidad sobre el "conflicto vasco" y nunca, que yo sepa, ha realizado una denuncia de la violencia. ¿Habrá este año posicionamiento político? ¿Habrá que importar rosas blancas de Katmandú?

4 comentarios:

¿? dijo...

Como olvidar el comienzo de 'En que piensan las mujeres'

Zelig dijo...

Hablando de anécdotas de Wilder sobre Lubitsch y braguetas, es muy graciosa esa en la que está Lubitsch con él y los otros dos guionistas de Ninotchka, Bracket y Reisch, en el preestreno de la película.

La proyección va muy bien. Cuando acaba, Lubitsch coge todas las tarjetas que han dejado los espectadores con su opinión sobre la película y los cuatro se meten en la limusina del estudio.

Lubitsch empieza a leer todas las tarjetas (no deja que nadie más lo haga): “muy buena…”, “brillante…”, “muy divertida…”

De repente, se empieza a descojonar de la risa. Los demás tratan de quitarle la tarjeta para ver lo que pone pero él la sujeta con fuerza mientras se sigue partiendo el culo.

No la lee hasta que se calma un poco: “La película más graciosa que he visto en toda mi vida. Tan graciosa que me he meado en la mano de mi novia”.

Una escena muy poco “Lubitsch” pero sí muy “Wilder” ¿verdad? ;-)

Respecto a la neutralidad del cine español frente al conflicto vasco espero que este año empiece a romperse con la película que empezará a rodar en noviembre aquí en Euskadi Manuel Gutiérrez Aragón sobre una víctima de ETA. El guión está inspirado en los libros de José María Calleja sobre las víctimas del terrorismo. El proyecto en sí se puso en marcha por iniciativa de Calleja que pidió a varios directores españoles que dedicaran una película de ficción que reflejara esa triste realidad.

Parece que han tenido que variar el final del guión para acomodarlo al anuncio de la tregua.

Crucemos los dedos.

Libertariano dijo...

¡Y el comienzo de La octava azul de Barbazul! Con los diez primeros minutos comenzaba un curso de cine. Ahí estaba todo...

Genial la anécdota Zelig. Por cierto, sobre lo de tu "realidad nacional" ya sabes que estoy a lo que me digas. Si hay que dialogar y tal, tú me lo dices y de chiquitos con Arnaldo, qué remedio.

Abrazos

Anónimo dijo...

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