"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

lunes, julio 24, 2006

Israel, Israel

Hay quien maldice secreta y simétricamente a Jehová, Alá y Dios, la Santísima Trinidad de los dioses monoteístas (valga la paradoja), pretende volar de una puñetera vez Jerusalén e implantar el bueno, sano y divertido politeísmo griego. Es lo que tienen los nudos gordianos, que a uno se le agota la paciencia y echa mano de la primera espada o blasfemia que encuentra.

Los europeos, acostumbrados a llamar paz a la claudicación y pacifismo a una mezcla sui generis de cobardía y deshonra, claman contra Israel. Los europeos, acostumbrados a su modorra de balneario y al cultivo funcionarial de una buena barriga cervecera, gritan viva Zapatero! cuando se enfunda una bufanda palestina. Los europeos, con el antisemitismo marcado en la frente como una marca de Caín, sueñan con un Oriente sin judíos (y ya que estamos un Occidente, un Norte y un Sur)

Los israelíes responden al odio europeo con un desprecio olímpico a fuer de hebreo. Los israelíes, que se están jugando su supervivencia física y política como Estado, saben que nunca van a ser amados por aquellos que intentaron exterminarlos entonces y ahora. Y ya explicó Maquiavelo que es mejor, en términos de supervivencia, ser temido que amado. Los israelíes saben que si jugasen al gato y al ratón con el terrorismo-marioneta de Irán y Siria, como si Hizbulá fuese Herri Batasuna o Cisjordania el islote de Perejil, la escalada terrorista sería exponencial. El terrorismo arabo-musulmán sistemáticamente pone a prueba la capacidad de respuesta de Israel. Tiene de su parte la ventaja demográfica y usa a los palestinos como carne de cañón contra las defensas israelíes. (Ver Paradise Now para una demostración no sospechosa) El día que Israel muestre la más mínima debilidad chamberliana en su estrategia y fuerza será el inicio de un nuevo Holocausto.

Sin embargo, debe ser cauto en el creer y el obrar, no tener miedo de sí mismo y proceder con moderación, prudencia y humanidad, de modo que una excesiva confianza no lo vuelva imprudente, y una desconfianza exagerada, intolerable.
Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado. Porque de la generalidad de los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pues --- como antes expliqué ---ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se presenta se rebelan. Y el príncipe que ha descansado por entero en su palabra va a la ruina al no haber tomado otras providencias; porque las amistades que se adquieren con el dinero y no con !a altura y nobleza de alma son amistades merecidas, pero de las cuales no se dispone, y llegada la oportunidad no se las puede utilizar. Y los hombres tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer; porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que pueden beneficiarse; pero el temor es miedo al castigo que no se pierde nunca.


Los judíos, como sus primos hermanos culturales, los gitanos, llevan en sus memes el ser odiados per secula seculorum. De nuevo Maquiavelo aporta un consejo decisivo. Y es que si Israel no hace algo para detener la espiral de odio que se está alimentando en contra suya puede acabar de victoria en victoria siendo completamente derrotada. Israel, agobiada hasta el límite por un entorno hostil insoportable, se ha refugiado demasiadas veces en un narcisismo autocomplaciente, provocado por su indudable fuerza cultural y cierto autismo moral de quien se siente partícipe de una misión profética, lo que la ha conducido a desarrollar un complejo de superioridad que la hace reaccionar histéricamente ante cualquier crítica (desde las de Hannah Arendt a Mario Vargas Llosa, pasando por Steven Spielberg)

No obstante lo cual, el príncipe debe hacerse temer de modo que, si no se granjea el amor, evite el odio, pues no es imposible ser a la vez temido y no odiado; y para ello bastará que se abstenga de apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y súbditos, y que no proceda contra la vida de alguien sino cuando hay justificación conveniente y motivo manifiesto; pero sobre todo abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio


El Príncipe, Capitulo XVII DE LA CRUELDAD Y LA CLEMENCIA; Y SI ES MEJOR SER AMADO QUE TEMIDO, O SER TEMIDO QUE AMADO



El problema de Israel y Palestina es que la solución no se encuentra ni en Israel ni en Palestina, sino en Afganistán (antes del derrocamiento de los talibanes), Irak (antes de la deposición violenta de Saddan), Irán y en Siria. O bien se acaba con los regímenes despóticos y militaristas de estos países, o bien cedemos, otra vez, y se acaba con el regimen democrático liberal de Israel. Lo demás es tirar balones fuera o ponerse pañuelos al cuello.

PD. Es tiempo de ver películas en Dvd que se me escaparon. Viendo una perfecta vulgaridad como Plan de vuelo: desaparecida, me encuentro con la escena racista por antomasia. Tras casi provocar que linchen a unos árabes en el avión, al acusarlos de haber participado en el secuestro de su hija, Jodie Foster finalmente recibe las disculpas de todo el mundo por no haberla creído, pero ella ignora a los árabes, que no tenían nada que ver, y todavía uno de ellos ha de inclinarse ante la rubia de ojos azules para recogerle el bolso.

6 comentarios:

¿? dijo...

Se me escapa todo de las manos en este tema

Revertiano dijo...

Magnífico.
Hay que concoer la Historia para entender el presente.
¡Qué sagacidad la de Machiavelo!
Nada nuevo bajo el sol.

Picalcan dijo...

Como ya le dije a nuestro común amigo Revertiano prefiero que alguien se ponga un pañuelo al cuello a que le ponga una medalla por matar a inocentes.
No se consigue nada si se obtiene el respeto a través del miedo.
Un régimen democrata y liberal respeta a los inocentes y castiga a los culpables.
Ni ahora soy antisemita ni antes nazi. Estoy en contra de los imperialismos absurdos.

Un saludo.

Revertiano dijo...

Como antes no salió mi comentario, lo repito (más o menos) y lo amplío.
Magnífico post, Libertariano, sencillamente magnífico.
Por desgracia, desde que el mundo es mundo, la política no es el arte del buen gobierno de la "polis" (ciudad o estado o ambas cosas) sino de la administración del poder. De ahí la clarividencia de Machiavelo, por desgracia, repito.
La verdad, no sé qué haríamos nosotros si estuviéramos rodeados de países que declararan abiertamente que buscan nuestra desaparición. Pues... acogernos al primo de Zumosol y arrear estopa.
Cosas he leído y he visto sobre el tema, y, desde luego, no fueron sólo los judíos quienes metieron la pata en los años 40 cuando se creó el estado de Israel. Hubo momentos de verdadera convivencia y esperanza (muy esporádicos, eso sí y gracias al talente personal de algunas personas de ambas partes cuya desaparición supuso la desaparición de dicho talante).
Repito, ¿qué haríamos nosotros? Reflexionemos.
Y eso que hablo del origen del problema. La situación actual de barbarie no es sino la consecuencia de un proceso anterior enquistado. No se puede juzgar aisladamente y por sí sola.

Anónimo dijo...

Buenos días.
Pero aquí hay otro matiz. Y es que cuando los conflictos se alargan, a la gente se le pudre el alma. Creo que las palabras de Arturo Pérez Reverte en "Territorio Comanche" son muy relevantes para lo que nos ocupa.

Está clarísimo que el día que Israel muestre la más mínima señal de debilidad sonará para cualquier árabe el toque de degüello. Y que nadie se engañe sobre esto. Habría quien se conformaría con echar a los israelíes, quien exigiría levantar una mezquita con los cráneos y quien, tal vez, podría mostrarse tolerante y permitirles quedarse bajo soberanía islámica.

Que por otra parte es lo que se hizo en 1948 con la población autóctona palestina, cosa que demasiados tienden a olvidar. Israel no nació libre de culpas, ni con las manos limpias. La violencia fue fundamental contra árabes y también contra británicos. ¿Que no había otra salida? es muy probable. No estoy seguro de que hoy no existiría Israel sin la voladura del hotel rey David o sin masacrar a la población de Deir Yassin, pero no se puede negar que en su momento fue determinante. Luego los dirigentes fundadores crearon una democracia verdadera y tratarían de corazón de tender lazos a los árabes, que siempre fueron rechazados. Un sabra como Dayán podía llevarse amigablemente con los árabes pues habían crecido juntos.
Pero buscar un sólo indicio de compasión hacia los exiliados palestinos en "Mi vida" de Golda Meir es tarea inútil. Ben Gurión ordenó expulsiones de poblaciones enteras a sus militares. Y si de extremistas como Beguin se trata, pues bueno, Deir Yassin fue "la típica jugarreta árabe".
A lo que se sumó la intransigencia de tanto dictador musulmán iluminado, a los que la suerte de los palestinos siempre se la ha traido al pairo. O la propia estupidez criminal de tanto líder palestino que razonaba con los cojones y no con el cerebro.

Y en esas estamos hoy en día. Sospecho que entre unos y otros hay demasiado odio incrustado en el alma de todos para demasiadas futuras generaciones que lo maman en la leche y lo ven a diario. Quien tiró a estas alturas la primera piedra. Como si importara. La memoria histórica en este caso sólo son fantasmas afligidos que claman en busca de sangre. Las atrocidades nunca dejan de encontrar almas a las que afligir, pero pasado un tiempo su mensaje se diluye si no se alimenta.
Durante un siglo los niños españoles han podido disfrutar con una gran novela de aventuras e infame miseria moral e histórica, al asignar papeles de héroes a malnacidos como "El corsario negro" y a nadie se le ocurriría poner una bomba en Liverpool tras leerla.
Pero en el ´Próximo Oriente los rencores se alimentan cada pocos minutos y las deudas de sangre, sangran, literalmente. Para todo el mundo.
Es el hermano asesinado, la casa derruida, el ver a soldados impidiéndote viajar, a tiros, o contemplar un autobús destrozado y al vecino con las tripas fuera.
Y de ahí lo de la putrefacción del alma, que para demasiados ya es gangrena, em ambas partes.
Esperemos que me equivoque y todos deseen de una vez paz y tranquilidad. Lo demás debería venir por sí mismo.

Anónimo dijo...

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