"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

miércoles, noviembre 22, 2006

The iron horse, de John Ford. Una experiencia cineligiosa

Que El caballo de hierro está entre las diez mejores películas de Ford, John Ford, no lo discute nadie... que la haya visto. Si además tienes la oportunidad de verla con el acompañamiento musical en directo de Dan Kaplan Trío y la voz de Jennie Wilke entonces el espectáculo es total, no exactamente como lo pensaba Wagner pero más o menos. Las canciones folk, country, el sonido del banjo combinado con el del contrabajo y el violín, o una celta versión de La casa del sol naciente se integran perfectamente en el desarrollo de las imágenes.

Si Griffith dibujó el nacimiento de una nación, Ford, el Hijo de Dios, describió la construcción de esa nación . Luego vendría el Espíritu Santo, Orson Welles, para rodear con un aire burlón y como de crimen al sueño americano.

Pero en 1924 los Estados Unidos se sienten fuertes, jóvenes y sanos. The iron horse es una historia wasp, en la que irlandeses católicos, chinos e indios se constituyen simbólicamente como los protagonistas de esta epopeya homérica, con los ribetes líricos y las disgresiones borrachuzas que son la marca de la casa. Se marcan a fuego en la retina, divino arte retiniano, las cabalgadas fantasmagóricas de los indios, las manadas de Bufalos masacradas por Ídem Bill, las idas y venidas de los trenes lanzando alegres e inconscientes toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. La película es un parar y no contar de alardes visuales en los que Ford no se para ni un instante para regodearse en la suerte. Y es otra muestra de la fascinación admirada de John Ford por Abraham Lincoln. La estructura de la película parece sencilla pero se articula sobre un equilibrio delicadísimo: la dialéctica entre la macrohistoria y la microhistoria, las decisiones decisivas visibles desde la atalaya del historiador y las acciones minúsculas, pero no menos trascendentales, que es capaz de visualizar el poeta. En este sentido, y como decía, Ford es Homero, pero también Heródoto y Tucídides.

Además es una apología de la libre empresa y el genio de la competencia que hizo de los EE.UU. el gran país económico y político que sigue siendo hoy. Ford cuenta con orgullo como la vía abierta por Union Pacific y la que venía en sentido contrario de Central Pacific consiguieron encontrarse siete años antes de lo previsto. Viendo este canto del genio americano, un canto whitmaniano, el desparpajo con el que se defiende el american dream, no es de extrañar que sobre Ford cayese durante años el estigma de ser un reaccionario, un imperialista y del Madrid (valga la sucesiva redundancia). Años más tarde matizó la conquista europea del continente americano con la grandiosa y filoindia Otoño Cheyenne.

The iron horse es además una de esas obras poderosas de las que huyen aterrorizados los postmodernos, sobre la que se lanzan como hienas los deconstruccionistas y que dejan sin aliento a los multiculturalistas varios. En definitiva, es una obra que al tiempo que apabulla es capaz de agrandar el campo de visión del espectador, que no tiene más remedio, feliz sumisión, que dejarse transportar por una mirada más fuerte e intensa. A partir de ahora no pasaré de largo por la sala de pintura americana del Thyssen, y haré míos los nombres de William T. Ranney, Carl Wimar o Albert Bierstadt o George Catlin.




Ayer y hoy en la Filmoteca de Córdoba, mañana y pasado en la de Granada. Que conste el aviso para navegantes y gentes de secano.

11 comentarios:

o s a k a dijo...

un claro ejemplo de tensión bien resuelta entre sencillez formal y riqueza argumental

[gracias por el pdf. de regalo]

n a c o

pd.- te tomo prestada la teoría de la trinidad cinematográfica norteamericana

Anónimo dijo...

Puede que sea un canto a la competencia, pero la Union Pacific y la Central Pacific eran cualquier cosa menos empresas emprendedoras: subvencionadas hasta la médula, derrochadoras y quebradas al poco tiempo. Ver Thomas DiLorenzo, How Capitalism Saved America (Crown Forum, 2004). Aquí hay un extracto significativo: http://www.mises.org/story/2317#2

euribe

Libertariano dijo...

Hay muchas más Trinidades :-) Ya las iré comentando.

La cuestión de la subvención a Union Pacific y CP es tratada magistralmente por Ford, en una réplica de Lincoln a un partidario de gastar dinero estatal sólo en la guerra. El detalle de guión de incorporar el debate sobre la necesidad de crear "campeones nacionales" es genial, aunque evidentemente se pueda discrepar. Dado que Ford era un conservador, creo que sería partidario del apoyo estatal a dichas industrias nacionales estratégicas.

Gracias por la referencia a DiLorenzo

Un saludo

Anónimo dijo...

La verdad es que no recuerdo haber visto la película, pero la mención que haces a la cuestión de las subvenciones hace que me sea más atractivo, si cabe, el verla.
Por cierto, que el Instituto Juan de Mariana va a publicar una traducción de otra obra de DiLorenzo (El verdero Lincoln) en el que también trata de este tema en sus capítulos 8 y 9.

euribe

Anónimo dijo...

Ya sé que no tiene nada que ver con el post de hoy pero me gustaría saber qué opina el blogmaster de la cobertura que de España hace el Economist (al que ha puesto un enlace y suele alabar). Yo pienso que está haciendo el ridículo (la revista, no el blogmaster). En un editorial allá por julio alababa a Zapatero, del que se decía que, gracias al Estatut y al "proceso de paz", había atajado el problemas de las regiones rebeldes ("restive regions"). Conste que en general defiendo al Economist: estoy suscrito y lo leo con mucho interés.

Anónimo dijo...

yo también estoy suscrito, y la verdad es que lo de zapatero dolió, dolió...

n a c o

Libertariano dijo...

Releyéndome creo que no me he expresado bien: Ford pone en boca de Lincoln unas palabras en las que defiende la inversión pública en sectores estratégicos y nacientes. Lo de la visión de estadista que tanto gusta a Ford que tiene esos ramalazos a lo Carlyle sólo atemperados por su ferviente democratismo.

Con respecto a The Economist, pues eso, que no es la Biblia. El dislate con respecto a España, al País Vasco y los terroristas le viene de lejos al semanario british, que ve a los etarras como émulos del Che Guevara. Que lo son, sólo que desde una perspectiva lejana aparecen con un halo de romanticismo que les pierde.

Pero lo mismo sucede en España. Haced el experimento: preguntad a la gente que piensa del Che Guevara. Y a continuación que piensa de De Juana Chaos. No sólo no sospechan la contradicción, sino que se indignarían si se las haceis ver.

Pues si eso pasa en Madrid, que os voy a contar en London.

Por otra parte, ZP ha dejado en manos de los tecnocratas liberaloides la economía, mientras él se dedica a salvar el mundo. Y a los de The Economist un tipo que respeta los sagrados principios liberales del superávit presupuestario y no sube los impuestos, lo respeta.

Para compensar economist.com, nada mejor que leer El País, a su neodirector, hoy:

"La pésima gestión que del proceso de reordenación territorial necesario para construir la España del siglo XXI ha hecho el presidente Rodríguez Zapatero ha proporcionado, sin duda alguna, pólvora de sobra a los modernos trabucos que, bajo distintos ropajes (o bajo los mismos: los curas integristas no dejan de serlo por el hecho de predicar ahora por las radios), tratan de evitar, una vez más, la modernización del país, al tiempo que organizan de forma efectiva la resistencia frente a todo cambio"

Por lo que a mi respecta, respecto al proceso de paz ytalytal... no dejo de repasar en la cabeza "Perros de paja", del gran Sam Peckimpah, que no era Dios Padre, ni el Hijo, ni el Espíritu Santo, sino uno de los integrantes de Legión.

Salve

Anónimo dijo...

visto. Mais... apportez-moi la tete d'alfredo garcia...

Anónimo dijo...

Una de las claves de la publicitad eficaz que cautiva al gran público es la de saber llegar al corazón de la gente contándoles historias que les emocionen.

Hay que reconocer que contar cuentos es lo que saben hacer con destreza este gobierno y sus aliados “nacionalprogresistas”, además de los palmeros “rojos” de IU. Cuentos trufados de "Solidaridad" y "Tolerancia", palabras positivas que saben utilizar con la misma eficacia con la que las vacían de contenido, pero que consiguen que muchos ciudadanos las sintonicen aliviados.

Como han abandonado aquellos principios que tenían algún asidero en la realidad económica y productiva, cuando se referían a la lucha de clases y todos eso, y no les quedó más remedio que abrazarse al liberalismo económico para mantenerse en sus puestos (siempre les quedará Cuba como referencia nostálgica), toda su práctica ideológica consiste en diferenciarse de la derecha (del PP) calificándola de franquista por defender la unidad de España.

Por eso ceden y ceden “lo que sea” a los particularismos pueblerinos ("hechos diferenciales" dicen para que suene mejor) con el mismo empeño que apelan a todos esos valores abstractos, teñidos de universalismo, “Alianza de civilizaciones” y demás metafísicas.

Y a medida que, día a día, se rinden a los secesionistas, a los nacionalismos, más invocan la paz kantiana y la “Humanidad”.

Saben cómo dosificar el opio del pueblo.

Anónimo dijo...

Esto pasa por votar, los dejas que voten y te ponen a Zapatero.

Anónimo dijo...

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