"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

domingo, abril 22, 2007

En la piel de Nicolas Sarkozy

Cuando yo muera, esta esperanza no significará ya nada, puesto que su fuerza obedecía a nuestro porvenir, que, evidentemente, ya no será un porvenir.

De Gaulle, el general sin ejército que ganó batallas y guerras con ejércitos que no eran suyos y que no luchaban en su nombre, se veía como la encarnación de Francia. Los políticos franceses desde entonces, a derecha e izquierda, han copiado su megalomanía, su nacionalismo cerril, su estupidez programática y su agresiva petulancia.

Las elecciones de hoy (Quiñonero nos cuenta el fuera de campo) son, contra los viejos nostálgicos que todavía dominan la nomenclatura mediática, las de la esperanza. Los candidatos principales –Sarkozy, Royal y Bayrou- son los mejores que han concurrido jamás en la historia de la última República. Tras la superación de las ideologías perversas del siglo XX y sus adalides, son todos ellos idealistas aunque pragmáticos, reformistas más o menos radicales, hayekanos y popperianos con los modelos cercanos de Blair y Merkel, en lontananza las figuras predominantes de Thatcher y González.

Si ayer me pareció mucho mejor para Italia el candidato de la izquierda-liberal Romano Prodi, hoy es Nicolas Sarkozy la apuesta más segura para Francia. El país de La Marsellesa necesita un cambio radical.
Más capitalismo y menos estatalismo.
Más federalismo y menos centralismo.
Más individualismo y menos paternalismo.
Más liberalismo y menos proteccionismo.

Es decir, una refundación de la República. Sarko y Royal podrían suponer una renovación de sus respectivos partidos. Ambos parecen tender hacia un liberalismo de rostro humano, que ha asumido ciertos matices del comunitarismo norteamericano aún dentro de los postulados del republicanismo francés. Sin embargo, Sarkozy muestra un talento mucho mejor fundamentado y un calibre intelectual desconocido entre los políticos. Quizás ello puede jugar en su contra.

En cualquier caso, es el único que por carácter e inteligencia puede llegar a ser el González o el Blair de una Francia que no ha despertado del sueño gaullista. Que no ha asumido que Francia es definitivamente una nación de segunda y que su futuro -como el resto de viejas naciones europeas- está en su superación europeísta.

La apuesta Sarkozy se debe tomar con todas las precauciones, claro, porque es cierto que también Nicolas coquetea con la mentalidad pequeña-burguesa -grasa, insípida y blanda como un queso Brie- de la mayor parte de sus compatriotas.

En el cine-ensayo En la piel de Jaques Chirac (Dans la peau de Jacques Chirac), el más divertido y profundo ensayo cinematográfico-político realizado en Europa en años se realiza un irónico análisis de la clase política francesa a través de la figura del trepa por excelencia: el Presidente de la República francesa que condujó a Francia a su momento más bajo: el duelo que mantuvo con el fósil filofascista Le Pen. Que la izquierda en bloque tuviera que votar al candidato menos conservador fue gracioso pero no le quitó un ápice de gravedad a la tragedia.

A través de la voz en off de un Chirac-imitador que comenta las imágenes televisivas de sus treinta años de carrera política nos encontramos con la historia de la V República, cuando todavía había comunistas, la democracia empezaba a ser el regimen televisivo en el que finalmente se ha convertido y jóvenes con aspiraciones empezaban a destacar (por ejemplo, Sarkozy, que todavía se peinaba con flequillo y al que el Chirac de mentirijillas denomina "el enano de Neuilly")



Extraordinario cruce entre Maquiavelo y Gila, las recomendaciones políticas de este Chirac de ficción se resumen en, como dijo Cela, "el que resiste, gana"

Reglas del político perfecto

1. Estrechar manos a todo el mundo (el secreto está en envolverse los dedos con esparadrapo fino para prevenir las ampollas)
2. Decirle a todo el mundo siempre lo mismo. Así tendrán un recuerdo personalizado (por ejemplo, si no tienes más remedio que visitar un villorrio en el quinto pino repite “Está lejos pero es bonito”)
3. Meterse a los periodistas en el bolsillo (¿de Prisa o Cope? Le da igual siempre y cuando sean rubias. Un guiño, un pisito, un soborno… )
4. El más importante: hacer justo lo contrario de lo que dijiste que harías (en El ala oeste de la Casa Blanca adornaban el cinismo con metáforas maquiavélicas: las campañas se hacen en verso, la gestión diaria en prosa. )
a. Corolario: sólo los imbéciles no cambian nunca de opinión.
b. Corolario: las promesas sólo comprometen a quienes las escuchan
c. Corolario: cuanto más gorda, más cuela
5. Tener salud. Para comer, beber, contradecirse, estrechar manos, leer notas y, ¡horror!, lanzarse a la multitud.
a. Corolario: La política no tiene nada que ver con las convicciones o la cultura. Es ante todo una jeta.
b. Corolario: Lo que disfruté pasando por tonto en medio de tanto gilipollas
6. Bombardear tu propio territorio
7. Los lazos con el terruño, las raíces campesinas, los pies en la tierra, que no miente… Hay que hacer, ¡maldición!, la ruta de los catetos.

...


Sarkozy, toreador




PD. Y de regalo, un pequeño ensayo cinepolítico de Jean Luc Godard

2 comentarios:

Revertiano dijo...

Jajajajaja. Muy bien.
Chapeau !

Anónimo dijo...

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