"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

viernes, diciembre 21, 2007

Aborto

A final de enero se va a estrenar una película, "4 meses, 3 semanas, 2 días", que va a levantar de nuevo el debate sobre la ley española del aborto que Zapatero ha ordenado zanjar, fiel a su talante real de bulldog escondido bajo Bambi, y al que Rajoy ha puesto sordina, coherente con su principio de que la mejor política es la política inexistente.

La película de Cristiano Mungiu ha ganado la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el Premio a la Mejor Película Europa, y es la culminación del emergente cine rumano cuyas últimas manifestaciones exitosas han sido La noche del señor Lazarescu y Bucarest 12:08.

Mungiu filma, de forma fría y aséptica, durante la dictadura comunista a una chica confusa que quiere abortar y es ayudada por su compañera de cuarto para la búsqueda de un médico que le realice la operación en un hotel.

Sin estridencias melodramáticas el retrato de Mungiu tiene en su mayor virtud su principal defecto: la neutralidad. Mungiu muestra la situación de angustia y desesperación de las mujeres implicadas a la vez que su ligereza. Lo que podría ser un punto a su favor, la objetividad, presenta la doblez de que tanto los partidarios como los críticos se muestran respaldados en sus posiciones: es un peligro que las mujeres tengan que someterse a peligrosas operaciones en condiciones deplorables al tiempo que el plazo en el que finalmente se realiza el aborto -los cuatros meses, tres semanas y dos días- parecen excesivos sobre todo porque es fruto tanto de los obstáculos legales como de la confusión de la mujer.

Siempre hay críticas, claro. Si a unos les parece excesivamente complaciente el retrato de las mujeres como víctimas del sistema, a otros no les parece conveniente que Mungiu muestre el feto finalmente abortado. Pero en temas como estos la única estrategia fímica moral es no ocultar, no seguir la estrategia del avestruz, y enfrentarse a cámara descubierta al hecho. Sin velos pseudopudorosos, en el fondo hipócritas y amorales.



La película, como el año pasado La vida de los otros, está sobrevalorada y sobrepremiada por sus potencialidades pedagógicas, que al ministro francés de Educación le ha traído problemas al intentar censurar su pase en las escuelas, y su capacidad para provocar el debate. Pero si en el caso español ayuda a sustituir la obsoleta y paradójica ley española de supuestos por una ley de plazos razonable que respete el conocimiento científico del desarrollo embrionario con las concepciones filosóficas y religiosas sobre qué es un ser humano de la mayor parte de la población pues bienvenida sea. Aunque son la minoritaria ortodoxia religiosa y el feminismo radical los que empujan hacia unos límites excesivos, de la concepción a los nueve meses, los que me temo que impedirán con sus gritos fanáticos que la racionalidad se imponga.

17 comentarios:

Boecio dijo...

Este problema sólo tendrá solución cuando sepamos cuándo comienza la vida, cuándo el nasciturus es humano. Mientras no se sepa, mejor abstenernos, por si acaso. Se trata de preguntas que aún no tienen respuesta, por eso hay teorías para todos los gustos, por lo que debería imponerse la prudencia. Por ahora será mejor evitar los abortos, al menos por prudencia, insisto.

Anónimo dijo...

Osea que defender un crimen como Santiago Navajas hace en el post ¿no es fanático...? je, permítame que yo me sonroje por usted.

El asesinato de seres humanos menores de nueve meses, discriminación por edad o tamaño, no tiene ninguna justificación ni científica, ni moral, ni política.

Y a quien la defiende sólo se le puede calificar de una cosa.

Anónimo dijo...

A mí lo que me sigue resultando sorprendente es que se siga colocando a la razón o la ciencia coma base al hablar del aborto.

los que me temo que impedirán con sus gritos fanáticos que la racionalidad se imponga.

¿Puede haber racionalidad sobre un tema donde no hay razón posible que pueda determinar con exactitud dónde y cuando empieza la vida? ¿Puede sostener la ciencia un concepto puramente abstracto como es el de vida?

El tema de los derechos humanos queda fuera de toda racionalidad y fuera de la ciencia. Ambas sólo entran en juego cuando los que discuten tienen bases de consciencia o de voluntad idénticas. Son medios, pero nunca podrán decir nada sobre los fines últimos.

Así, para ciertas personas en la sociedad el feto no les produce la más mínima empatía o al menos son capaces de esconder esta tras sus intereses. A esas personas, que la ciencia diga que entra dentro de la definición comúnmente aceptada de ser humano nada significaría, pues para ellos el ser humano es otra cosa.

Desde mi punto de vista de defensa irrenunciable de la vida humana, jugar a poner límites a esta me repugna. Y más aún me repugna el hecho de sacar la responsabilidad del debate. El encontrarse a personas que afirman que hay que evitar abortar mientras respentan que se aborte me parece doblemente repugnante... ¿por qué habría que evitar el aborto, desde un punto de vista de libertad individual si el feto carece de derechos?

Pero la repugnancia o la falta de ella nunca puede ser racional... pero nada distinto podrá ser base. Ni siquiera la razón y la ciencia.

Un saludo

Iván Moreno

Anónimo dijo...

"Osea que defender un crimen como Santiago Navajas hace en el post ¿no es fanático...? je, permítame que yo me sonroje por usted."

Yo alucino con algunos que creen ver enemigos en todas partes, si no dicen exactamente lo que esperan que digan.

Revertiano dijo...

Bla, bla bla...

Un embrión de una planta ya es una planta porque tiene toda la información genética de su especie para desarrollarse.

Un embrión de seres humanos es un ser humano desde la concepción por idénticos motivos. Digo yo.

Muchas mujeres, feministas o no, hablan de que el aborto es una opción legítima de la mujer porque esta tiene derecho a disponer de su propio cuerpo. Cabría quizás recordarles que en un embarazo la mujer es portadora de una vida independiente (aunque momentáneamente sea dependiente) que tiene sus propios derechos, entre ellos y el primero: derecho a existir.

Cabría recordarles que un embrión es consecuencia de dos personas, y en esto cabe denunciar el silencio culpable de la mayoría de los hombres.

Y por último cabría recordarles que cuando dicen "tener derecho a disponer de su propio cuerpo" que un embrión no es su hígado ni su estómago..., es sencillamente otro cuerpo de otra persona distinta.

¿Tan difícil es entender esto?

Habría que luchar por que la excepcionalidad del aborto llegase a ser eso, una excepcionalidad en base a tres causas perfectamente entendibles: malformación, peligro para el feto, peligro para la madre. Seguro que también una cuarta: en caso de violación (con muchas reservas, no sé qué pensar).

Me parece.

Anónimo dijo...

Boecio. Me temo que eso no es algo que se vaya a saber tarde o temprano: no es una pregunta científica acotada sobre la que aún nos falten datos, sino una cuestión filosófica; los datos ayudarán, pero al final es una decisión.

Peter dijo...

La postura de Navajas es la típica de una persona despreocupada, utilitarista, pragmática que pasa de cuestionarse nada y parece tranquilizar su conciencia con las explicaciones científicas, supuestamente racionales. que le dicen que hasta la semana X no hay vida y a partir de la X+1 sí.
Las morales de papel frágiles que hoy tenemos.
En cambio sorprende cómo en otros tema se nos vuelve más puritano el muchacho y saca a relucir sus "valores"

Libertariano dijo...

Es cierto que soy racionalista pragmático, en el sentido popperiano del cierto. Es decir, que procuro que los hechos sí desmientan mis bonitas teorías a priori (también llamados "prejuicios")

En cuanto a lo que decís que la vida "humana" comienza con la concepción no sólo es absurdo sino que también está en contra de la tradición cristiana, es decir, tomista-aristotélica. Yo no tengo la culpa de que los cristianos se hayan hecho budistas en el último siglo. Pero ya Santo Tomás distinguía entre alma vegetativa, sensitiva e intelectual -siguiendo a Aristóteles y su conocimiento del desarrollo embrionario (para la época)- y no consideraba "humanos" a los embriones en las primeras semanas.

De ahí es a lo que me refiero como una posibilidad de entendimiento entre las diversas posiciones, religiosas y filosóficas.

Lo que parece no entenderse es que una cosa es el hecho de la "vida", a secas, que es un asunto científico, y otra el de la "vida-humana" que es una cuestión filosófica-religiosa-científica. Y tan convencional es poner el inicio en un punto como en otro. Lo que no quita para que haya buenas razones para que ese punto convencional se sitúe en un punto u otro.

Los cristianos más radicales, es decir los ignorantes de la posición tomista-aristótelica tradicional en el cristianismo, lo ponen en el momento de la concepción, confundiendo -de nuevo, Aristóteles- la potencia con el acto. Porque decir que una semilla es "ya" un árbol supone afirmar que cuando te comes una nuez estás talando un nogal. Lo que además de ser un aberración categorial implica suspender la asignatura Ontología I y cabrear a Aristóteles, Santo Tomás y Kant.

En mi caso, prefiero un criterio terrenal y no sobrenatural: podría ser la aparición de ondas cerebrales, la supervivencia autónoma del individuo... lo que hará que el plazo sea más o menos grande.

Pero, para resumir, creo que durante los tres primeros meses es una aberración conceptual considerar al feto un ser humano y, por tanto, durante ese plazo la posiblidad del aborto debería ser libre.

Un saludo ontológico

PD. Puse un enlace a Santo Tomás cuando habla del alma. Los que no sean de la Logse no tendrán dificultad en leerlo (se supone)

Revertiano dijo...

Están muy bien las citas y los filósofos, cristianos o no. Esto es como los científicos, que parece que hay que darles la razón en todo por el mero hecho de serlo.

Pues no. Está también el sentido común y la sensación inexplicable de sentirse humano, raza humana, hijo de humanos y padre de humanos. Y quien así se sienta difícilmente admite que se pueda romper esa mágica cadena.

Libertariano dijo...

Revertiano, tienes que comprender que he estudiado con los jesuitas, a los que les pirra más una controversia que a Hugo Chávez una réplica del Rey.

Realmente esa "mágica cadena" que mencionas, esa hilazón metafísica que mencionas, existe y su fundamento es la racionalidad, como mostraron Kubrick en 2001, Scott en Blade Runner y Spìelberg en I.A. respecto a los robots. No tiene nada que ver con la genética y sí con facultad de razonar (de ahí que yo hablase de las "ondas cerebrales")

Un saludo

Iván Moreno dijo...

Santiago:

Vamos por puntos:

1.- El concepto de vida de nuevo no es dado por la ciencia sino por el hombre (salvo que exista un concepto de vida otorgado por algún Dios por ahora no demostrable). Exactamente igual que el de vida humana. La ciencia únicamente verifica si se cumple la definición dada.

2.- Por supuesto que una semilla no es un árbol, del mismo modo que un feto no es un jovenzuelo ni un adulto. Pero aquí hablamos de ser humano. Y una semilla germinada es un ser vivo de un mundo y especie determinado, igual que un feto es un ser vivo humano.

3.- Si quieres un criterio terrenal, perfecamente terrenal es el momento de la concepción. Exactamente igual de terrenal que la aparición de ondas electromagnéticas, y mucho más terrenal que el de la superviviencia autónoma del individuo, que pasa por ser de lo más metafísico y tal vez inexistente.

4.- Me parece curiosa la afirmación de que durante los tres primeros meses es una aberración conceptual denominar al embrión un ser humano. ¿Qué es entonces? Un ser vivo sí es... Y de la especie humana también...

A mí lo que me parece una aberración es querer jugar a dar derechos en función de supuestas aberraciones conceptuales que no son más que malabarismos mentales. Tu aberración conceptual es en el fondo una aberración puramente semántica, como demuestra el ejemplo del nogal. Realizar una analogía del caso semilla - árbol y el caso embrión - humano, es simplemente haber conceptualizado el término humano fuera de su contexto moral, para después aplicarlo al mismo. Es aplicar conceptos donde no tienen derecho a aplicar. El concepto ser humano o se justifica en base a preceptos morales o queda fuera de toda aplicación moral práctica. En tu caso la definición es previa a la moralidad. Nada puede decir pues la razón a partir de dicha definición. Nada puede ser por lo tanto aberrante.

Un saludo

Zelig dijo...

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Iván Moreno: 4.- Me parece curiosa la afirmación de que durante los tres primeros meses es una aberración conceptual denominar al embrión un ser humano. ¿Qué es entonces?
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Un embrión

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Iván Moreno: Un ser vivo sí es... Y de la especie humana también...
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No, no es un ser vivo. Es un conjunto de seres vivos, de células. Y las células no son seres humanos.

Si el embrión es de ser humano, es porque las células que lo componen, todas y cada una de ellas, contienen el genoma humano. Pero las células humanas siguen sin ser seres humanos.

De ahí que cuando se extirpe el apéndice(compuesto por millones de células humanas con su genoma completo) no se esté cometiendo un asesinato.

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revertiano: Pues no. Está también el sentido común y la sensación inexplicable de sentirse humano, raza humana, hijo de humanos y padre de humanos.
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Ahí está la clave, revertiano. Esa capacidad de sentirse humano, que es lo que nos define, no aparecerá hasta que no se desarrolle por completo el órgano que lo hace posible: el cerebro. Y eso no ocurrirá hasta más allá del tercer mes de gestación.

Anónimo dijo...

La comparación con el apéndice extirpado no procede: un embrión no es una enfermedad ni una patología que deba ser tratada para la recuperación de la salud de la madre.

Además el embrión se desarrolla sin intervención externa, por su sola programación genética (contenida en ese genoma que es plenamente humano humano y además único, irrepetible, por lo que la madre no puede reclamarlo como patrimonio propio). Es evidente que todo ser humano ha sido antes feto y antes de eso embrión, de la misma manera que yo fui niño antes de ser adulto, y sin duda siendo yo niño mi capacidad mental no era la que tengo ahora, sino inferior y además inmadura. No obstante a nadie se le ocurrió eliminarme de niño. Ya crecerá, decían. Lo mismo le pasa al embrión: ya crecerá. Si nadie le "interrumpe", desde luego.

Zelig dijo...

La comparación entre un embrión y un apéndice procede si sirve para desmontar el argumento de que un embrión es humano porque contiene el genoma humano. Pues bien, el apéndice contiene también todo el genoma humano, con todo su “potencial”, pero no es un ser humano. Luego la existencia de esa “programación genética” no es condición suficiente para definir la humanidad.

Un embrión, a diferencia de un feto, un niño, un adulto o un anciano, no es un ser humano.

Los seres humanos están vivos y tienen forma humana.

En cambio un embrión es totalmente inviable fuera de la madre, es decir, no puede vivir por sí mismo, no está vivo. Y no se puede matar lo que no puede vivir.

No está vivo, porque los órganos que harán posible el proceso vital están en sus fases iniciales de desarrollo. Entre ellos el cerebro inferior, que es el encargado de controlar el funcionamiento de todos los demás órganos. El cerebro superior, que albergará la conciencia, la capacidad de sentir y de pensar, la “humanidad”, todavía no existe.

Luego tampoco tiene forma humana.

Es a partir de la semana 12 cuando comienza el desarrollo del cerebro superior. Cuando éste se complete, el feto será, en forma y en capacidad, un ser humano completo, semejante al niño, al adulto y al anciano. Ya no le crecerán más órganos, y a éstos sólo les quedará madurar y envejecer.

En esta fase, el embrión pesa alrededor de 6 gramos. Aún así, el feto no será viable hasta las la semana 24, en que supere los 300 gramos, que es lo que pesaba el feto más pequeño que ha sobrevivido.

Y eso si todo sale bien, porque la probabilidad de un aborto espontáneo antes de las 20 semanas es de entre el 15 y el 20 por ciento. Los que le dan tanta importancia a lo que el embrión puede llegar a ser olvidan que el embrión también puede llegar a no ser. El programa genético no sólo no es sagrado sino que dista mucho de ser perfecto.

El de las 12 semanas es, por tanto, un límite bastante conservador y cauteloso que debería bastar hasta para los más escrupulosos con sus prejuicios religiosos. Porque ni siquiera la Iglesia Católica considera al feto como un ser humano completo. No se celebran funerales ni se practican entierros con los abortos espontáneos. Y eso que hace siglos que abandonó la idea de que el alma penetra en el cuerpo con el primer aliento del recién nacido.

Iván Moreno dijo...

Un bebé, Zelig, también es totalmente inviable sin la madre o alguien que le proteja.

Hay una diferencia que ni siquiera te planteas al comparar el embrión y el apéndice. El primero tiene TODA la potencialidad de formar un ser humano adulto. El segundo no.

Obviamente, podemos jugar a decir que un niño de 5 años es un conjunto de millones de seres vivos, pero no es un ser vivo, porque si le separamos de su alimento se muere. Igual una tenia no es un ser vivo, porque si a la pobre la tiramos al cubo de la basura la diña. Del mismo modo podemos decir que una vaca no es un ser vivo, pues si la llevamos al polo norte la espicha, y así podemos seguir ad nauseam.

Es curioso que de tu razonamiento se sigue que el cigoto (una célula exclusivamente) sí sería un ser vivo, pero al dividirse deja de serlo.

Curioso...

Un saludo

Anónimo dijo...
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