"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

lunes, abril 07, 2008

Charlton Heston, señor de la guerra

Durante dos horas la sala de concierto medio vacía del Conservatorio de Córdoba se convirtió en el centro del Universo. Bertrand Chamayou, joven aunque de sobra preparado, interpretaba las 20 miradas al niño Jesús de Oliver Messiaen. Compuesta en 1947, es una obra de una espiritualidad agotadora, comparable a las suites para cello de Bach, y emblemática del compositor más original del siglo XX, ajeno a los cantos de sirena de las modas neoclásicas y dodecafonistas. Con él la música no se agota en sí misma, en una voluntad intencional dirigida a lo esencialmente humano. Su sincero y hondo catolicismo así como su paso por un campo de prisioneros dotan a su música de una profundidad desconocida para unos discípulos que sólo pudieron o supieron imitar la brillantez formal.

Esta música escondida, que sonaba bajo el estruendo de los deportes, las ferias, los botellones, en fin, la épica burguesa, me hizo pensar a la salida del concierto en una película no citada en ninguno de los obituarios que sobre Charlton Heston había leído. Una película igualmente silenciada y sepultada en el olvido sino hubiera sido por la mirada vivificadora de un poeta español que la transmutó en un gran homenaje fílmico y amatorio.

Juan Eduardo Cirlot, un extraño entre los heterodoxos, quedó rendido ante El señor de la guerra, un meditabundo retrato de Franklin J. Shaffner sobre el choque de las civilizaciones cristiana y pagana, en el que un jefecillo medieval, Charlton Heston, caía hipnotizado ante la ingenuidad pegada a la tierra de Bronwyn (Rosemary Forsyth) , una joven adoradora de los dioses de la tribu. Cirlot compuso Bronwyn,


Yo también estoy hechizada
BRONWYN

Algo me está buscando por el campo,
o por el bosque negro que fue verde:
Algo de claridad pero sin forma,
como un sonido inmenso que bajara
desde un cielo apartado
por el cielo que existe.

* * *

Nunca supe quién soy,
pero voy
a ser lo que tú quieres sólo siendo
en el sol absoluto donde ardiendo
mueres porque eres.

Voy a ser la eternamente llama
de tu espiga de fuego;
mi resplandor entrego
a tu doliente niebla que me llama.

Caigo en tu corazón que ha de perderse
para que aprenda a rehacerse
desde el cristal azul del océano
al sarmiento quemado de una mano
cerrada al deshacerse.

* * *

Los álamos inciertos de las almas
se alejan por el campo.
Los álamos se alejan, Bronwyn.

Los gritos permanecen y el incendio.

* * *

¿Creíste que no te oía
cuando dijiste:
subes bajo las verdes nubes,
de la tierra que hiciste
blanca en un mediodía
rojo como la herida en que perdiste
lo que a tu corazón te unía?

¿Creíste que no te oía
más allá de las olas
cuando las sombras solas
eran mi todavía?

* * *

Por las sombras desciendo hasta la torre
y vuelvo a ver el mar rojizo
anaranjado.

Y vuelvo a ver los muertos, la corona
de flores aterradas.

¿Creíste que no vendría
junto a las negras rocas,
cuando de nuestras bocas
el cielo renacía
convirtiendo el espacio
en de plata palacio,
la distancia
en nuestra eterna estancia?

¿Creíste que era muerte
la noche de la suerte,
y el fin de la canción
mi desaparición?

* * *

Un nombre estaba escrito sobre el agua,
fue dicho desde el agua, Bronwyn,
entre cienos y miedo a los abismos
bajo las grandes aves transparentes.

* * *

¿Pudiste imaginar
en la noche del mar
que no respondería,
sin hallar
la voz con que diría
dónde me has de encontrar?

¿Pudiste suponer
en la niebla del ser
que no contestaría
y que no encontraría
la voz para poder
responder?

¿Y pudiste pensar
que jamás tornaría
tu nombre a concitar?

* * *

Empujo las paredes calcinadas.
Las inscripciones crujen
y los acordes siguen rechinantes
sobre la superficie rota
del olvido esencial.

*

Te vuelvo a repetir
que siempre esperaría.
No me dejes de oír.

¿Pudiste concebir
en tu triste existir
que nunca volvería,
si es que me pude ir
y que te dejaría
sin venirte a decir
que no quieras morir?

* * *

No siempre puedo recordarte
bajo los grandes trozos de silencio
que me aplastan y dejan en ceniza
tan sólo perseguido
por un sonido oscuro
y por las lentas avenidas grises
de un orbe sin final y sin principio.

* * *

¿Y dejaste a la nada
tu esperanza abrasada
abandonando al fuego
todo el humo del ruego?

¿Y soñaste perder entre las hierbas
el anillo de luz en que conservas
el signo de mi eterna persistencia
en la espiral oscura de tu esencia?

¿Y llegaste a creer
no ser?

* * *

Bronwyn, ¿estás aunque no nunca
pueda?

* * *

¿Olvidaste
mi primera mirada
cuando me desnudaste
estando ya desnuda y entregada?

* * *

La tierra es diferente de la tierra
y el cielo es otro cielo cuando ya.

La luz me está pensando desde el otro
lado del muro blanco de un milenio.

* * *

Estoy en un espacio que no puedes
abrir con los espinos de tus manos
humanas, temblorosas.
Yo destruiré las redes
de todos los arcanos y las rosas
tenebrosas.

Retornaré al pantano gris
y volverá el instante lis
de envolverte en mi luz
más allá de la torre y de la cruz
con relieves,
para que tú me lleves al lugar
en que nunca nos podrá separar
ni el filo de una espada,
ni la doble amenaza de la nada.

Algo me está buscando entre las hierbas
azules de otra vida.

Algo como una imagen sacramento,
como una niebla de temblor.

* * *

Me has llamado Daena,
Shekina me has llamado,
así me has consagrado:
La que Desencadena.

Ten fe en tu pensamiento
de siquiera un momento.

Quiere lo que deseas
para que siempre seas.
Es porque tú eres mi ángel
que me sabes tu arcángel.

Con nocturna ceniza entre tus labios,
Bronwyn



Heston besó chimpancés, despidió elegantemente a Michael Moore, se enfrentó a la marabunta, disputó a Yul Brinner el cetro de Egipto, venció en una carrera de cuadrigas inolvidable, fue el último hombre (vivo) sobre la tierra y aún le dio tiempo para tener sed de Mal y hambre de Soylent Green, amar a Sofía Loren y ganar batallas después de muerto (impagable final de El Cid:.



Tannen las campanas en San Pero á clamor.
Por Castiella oyendo uan los pregones,
Commo se ua de tierra Myo Cid el Canpeador.
Vnos dexan casas, é otros, onnores.
En aqués día en la puent de Arlançon
Çiento é quinze caualleros todos iuntados son.
Todos demandan por Myo Çid el Canpeador,
Martín Antolinez con ellos conió
Vansse pora San Pero do está el que en buen punto naçió.
Quando lo sopo Myo Çid, el de Biuar;
Apriessa caualga, reçebit-los salie.
Tornós á sonrisar, legan-le todos, la manol ban besar,
Ffabló Myo Çid de toda voluntad:
Yo ruego á Dios e al Padre Spirital,
Vos que por mí dexades casas e heredades,
En antes que yo muera algún bien uos pueda far,
Lo que perdedes doblado uos lo cobrar......
Oyd varones, non uos caya en pesar;
Poco auer trayo, dar-uos quiero uuestra part.
Sed membrados commo lo deuedes far:
A la mannana quando los gallos cantarán
Non uos tardedes, mandedes ensellar.
En San Pero á matines tandrá el buen abbat.
La missa nos dirá, esta será de Sancta Trinidad.
La missa dicha, penssemos de caualgar,
Ca el plazo viene açerca, mucho auemos de andar.
Cuemo lo mandó Myo Çid, assi lo an todos ha far.
Passando ua la noch, viniendo la mannana.
Ellos, mediados gallos, pienssan de caualgar.
Tannen á matines á vna priessa tan grand.
Myo Çid e su mugier á la iglesia uan.
Echós donna Ximena en los grados delantel altar,
Rogando al Criador quanto ella meior sabe,
Que a Myo Çid el Canpeador que Dios le curias de mal:
Ya sennor glorioso, padre que en cielo estás,.....
Tu eres Rey de los Reyes e de todel mundo Padre.
A ti adoro e creo de toda voluntad,
E ruego á San Peydro que me aiude á rogar
Por Myo Çid el Canpeador, que Dios le curias de mal.
Quando hoy nos partimos, en vida nos faz iuntar.
La oración fecha, la missa acabada la an.
Salieron de la eglesia, ya quieren caualgar.
El Çid á donna Ximena yua-la abraçar.
Donna Ximena al Çid la manol va besar,
Lorando de los oios que non sabe que se far;
E él á las ninnas tornó-las á catar:
A Dios uos acomiendo, fijas, en a la mugier e al padre spirital;
Agora nos partimos, Dios sabe el aiuntar.
Lorando de los oios que non viestes atal,
Asís parten vnos dotros, commo la vnna de la carne.
Myo Çid con los sos vasallos penssó de caualgar,
A todos esperando, la cabeça tornando ua.

PD. Orson Welles, que gracias a su apoyo incondiconal pudo dirigir e interpretar Sed de mal (también ayudó a Mann y Ray), dijo de él

He's the nicest man to work with that ever lived in movies




6 comentarios:

Anónimo dijo...

Desgraciadamente en España Heston ha quedado relegado a su imagen en "El planeta de los simios" (gran película). Es lo que tiene tener fama de facha, militarista y racista. No podemos decir lo mismo de esos "maravillosos" actores de los años 70 que embelesaban a la crítica y de los que ya nadie se acuerda, ni de ellos ni de sus películas. Yo prefiero un millón de veces a John Wayne en su peor película que al tío ñoño de George Cloney en su ¿mejor? film. ¿Por cierto, tiene alguno?

Er Opi dijo...

Me parece demasiado decir que Messiaen es el compositor más original del siglo XX. Pero vamos, como kilómetros de aventurado, en un siglo en el que hemos visto a Ligeti, Crumb, Cage, Bartok, Stravinski, Harvey, Saariaho, Feldman y un larguísimo etc. de compositores mucho más originales que Messiaen. Sin que ello implique decir que este no fuera un grande, por supuesto.

Abrazos,

Er Opi.

Anónimo dijo...

Sinceramente, anónimo, si a vd. solamente le ha queda esa imagen, la del planeta de los simios, lo siento por vd., se ha perdido algo...
En cuanto a lo de facha, militarista y racista, lea por favor estas palabras del actor:
"Marché con negros en los años 60 a favor de sus Derechos Civiles, antes de que estuviera de moda, pero cuando dije el año pasado que el orgullo blanco es tan importante como el orgullo negro, el rojo, o el de cualquiera, me llamaron racista; he trabajado con homosexuales de extraordinario talento durante toda mi vida, pero cuando dije que los derechos de los homosexuales no deberían ir más allá de los míos o de los vuestros, me llamaron homófobo", declaró.
Pues eso.

Revertiano dijo...

Si la patria es la infancia, ya sólo me queda Kirk antes de sentirme desterrado.

¡¡Snif!!

(qué peazo de frase me ha salido)

Libertariano dijo...

Si hubiera escrito "uno de los más originales..."

De todos modos, er opi, hay una razón que me lleva a considerarlo el más original. Y es que su proyecto de naturalización de la música, a través de sus estudios ornitológicos, lo hacen desmarcarse de los tópicos vanguardistas al uso y lo entronca, originalmente y originariamente, con otros proyectos de naturalización que se llevan a cabo en la misma época, como el de Quine respecto a la Epistemología.

Un saludo

Anónimo dijo...

Gracias a Heston por tantas horas de emociones.