"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

martes, julio 01, 2008

Totalitarismo lingüístico y metáforas sobre el Estado

¿A qué debe parecerse más el Estado, a una iglesia o a un hotel? Si en lugar de hablar del Estado lo hacemos del Mercado la disyunción se decanta claramente de la parte del hotel. Al fin y al cabo el Mercado es un procesador social de información que permite la agregación de preferencias individuales en decisiones colectivas. Para que funcione bien es necesario que cada miembro de la población revele sus preferencias en cada momento mediante su acto de ofrecer o comprar ciertos bienes o servicios a determinados precios. Si impedimos que dicha revelación de preferencias sea libre entonces el mecanismo se distorsionará y no sabremos qué quiere el grupo, por lo que se producirán desabastecimientos y excedentes.

Como apunta Jesús Mosterín en La cultura de la libertad el Mercado bien regulado es mucho más democrático que el Estado democrático (de los otros, ni hablar) El Mercado tiene en cuenta la intensidad de las preferencias, grupos con preferencias divergentes pueden quedar igualmente satisfechos y la elección es diferenciada ya que puedo elaborar mi propia cesta de la compra. El mercado permite la solución fluida y eficiente de complejísimos problemas ante los que siempre han fallado los sistemas de planificación política.

En resumidas cuentas, un mercado bien regulado funciona como un hotel: el cliente siempre tiene razón (siempre que no moleste al cliente de la habitación de al lado y respete el reglamento del hotel, empezando por pagar religiosamente)

Desde el punto de vista liberal el Estado debería hacer lo mismo. Hay cuestiones que el mercado no puede resolver, los relacionados con los bienes públicos, y entonces es cuando emerge la organización del estado, el monopolio legítimo de la violencia según la clásica definición de Weber. Violencia pero, subrayémoslo, legítima: al servicio de los ciudadanos. Sin embargo, el poder conlleva ambición, y la ambición unida al monopolio, corrupción. El poder ya no se ejerce sino que se detenta (una distinción que no se suele apreciar) El Estado, los grupos que consigan ejercer el poder dentro de él, tendrán un irresistible incentivo a convertir el estado-hotel en estado-iglesia. Entonces el ciudadano pasará de ser considerado un cliente-rey a degenerar en feligrés-súbdito.

La concepción del Estado como una iglesia es común entre conservadores y socialistas. Los primeros pretenden utilizar al Estado como una extensión de la Iglesia, y lo ponen a su interés y servicio. Los segundos tratan de convertir al Estado en una Iglesia paralela, la Iglesia Laica. En cualquier caso se trata de imponer a los ciudadanos sus particulares concepciones de los valores, los que ellos consideran correctos. Las escaramuzas españolas sobre la inserción de una asignatura confesional en las escuelas o los intentos de adoctrinamiento obligatorio en las mismas es el síntoma más claro de esta lucha, en la que los liberales nos vemos atrapados como en una pinza.

Un ejemplo manifiesto de ello lo tenemos en las políticas lingüísticas de Bélgica, Argelia, Quebec, Turquía o España (en sus vertientes autonómicas de Cataluña, País Vasco o Galicia) Bajo los respectivos poderes estatales los ciudadanos de los lugares citados han perdido su derecho de hablar y educarse en la lengua que prefieren, dentro de los márgenes del contexto cultural y la eficiencia económica, porque dicho derecho ha sido trasplantado a una metafísica entidad denominada “lengua”, “nación” o “territorio” Así los ciudadanos del estado-iglesia nacionalista en los sitios mencionados padecen la imposición de la lengua en la que han de ser educados, siguiendo unos parámetros coercitivos que tienen su precedente más inmediato en las políticas franquistas que imponían una inmersión lingüística en español a la mitad de la población catalana que habitualmente se expresa en catalán, mientras que ahora la sojuzgada es la mitad de la población catalana que se expresa habitualmente en español. No sólo en el ámbito educativo la política de los gobiernos nacionalistas y socialistas es totalitaria sino también en el ámbito cultural, en el que los autores catalanes que escriben en español son menospreciados y apartados de la ubre estatal como apestados.

En una concepción liberal del Estado-hotel serían los ciudadanos los que eligiesen la lengua en la que quieren expresarse, educarse y comunicarse. Los políticos simplemente tendrían que satisfacer dichos deseos, tratando dentro de límites presupuestarios de satisfacer toda la demanda lingüística posible.

PD. Hace unos días simplemente enlacé al Manifiesto a favor de los derechos lingüísticos de los ciudadanos. Hoy he pretendido fundamentarlo desde un punto de vista individualista y liberal. Algunos, como Gamoneda, se borran. Otros, como las Juventudes Liberales, se suman.

PD. Mosterín, relatando su paso por Euskalandia ¡todavía en tiempos franquistas!:

“Cuando yo estudiaba el bachillerato en el colegio de Indautxu, en Bilbao, los jesuitas nos llevaban una vez al año a una misa solemne en la iglesia de Begoña. El párroco, desde el púlpito, nos exhortaba a dar gracias a Dios por ser vascos, y no como esas pobres gentes de pueblos corrompidos que andan por ahí. También nos explicaba que el euskera es la lengua que ya hablaban Adán y Eva, antes del pecado original; cuando la torre de Babel, Dios castigó los pecados de los hombres con la confusión de las lenguas, pero perdonó a los vascos, puros y sin tacha, a los que concedió el privilegio de seguir hablando la lengua originaria”

Pero, ¡ojo!

“La diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contacto de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas. Si nuestros invasores aprendieran el euskera, tendríamos que abandonar este, archivando cuidadosamente su gramática y su diccionario, y dedicándonos a hablar el ruso, el noruego o cualquier otro idioma desconocido para ellos

Sabino Arana, Bizkaitarra, 11

11 comentarios:

Revertiano dijo...

El parrafito de Sabino Arana es de los que hacen época. Yo no creo que fuera racista, como dicen muchos, es que el tío era "El gran masturbador" (yo, yo, yo y después yo, y si los demás llegan a parecérseme, me la pelo cara al acantilado, otra vez yo sólo a mí mismo en mi mismidad.) Un caso.
En cuanto a las políticas lingüísticas regionalistas, una vez que se me pasó hace tiempo el lógico cabreo hago como aquél: me he sentado feliz a la puerta a ver pasar el cadáver de mi enemigo. O sea, que será una gozada ver cuándo dentro de una década o dos tengan que rectificar por haber llegado a tener una masa de jóvenes criados en unas lenguas sin salida ni mercado, en unos valores anti occidentales basados en el etnocentrismo en vez de en la globalización que los harán poco atractivos para las empresas..., etc.
¿Será tarde entonces? Puede ser, para para ese momento yo ya estaré jubilado y ya no me interesará oír las noticias, y quizás esté disfrutando de una pensión bien merecida en un país del Caribe donde, al cambio, esa pensión me convertirá en el rey del mambo.
¡Sálvese quien pueda!

Anxo Sampedro dijo...

"Las escaramuzas españolas sobre la inserción de una asignatura confesional en las escuelas o los intentos de adoctrinamiento obligatorio".
No entiendo por qué razón pareces equiparar la inserción de una asignatura confensional en las escuelas, entiendo que con carácter optativo, con intentos de adoctrinamiento obligatorio. Los problemas de las lenguas, de las religiones, de los currículos, se verían resueltos con libertad de enseñanza. Pero estando las cosas como están...

Libertariano dijo...

La libertad de enseñanza es el factor clave de una reforma educativa. Hasta entonces los dos grandes grupos de presión fácticos, la Iglesia Católica y el Partido Socialista, lucharán por tener ámbitos de adoctrinamiento en una enseñanza, la estatal, que debiera ser neutra, objetiva y profesional.

Que estas tres variables sean puestas en cuestión, ninguneadas y discutidas (siguiendo la estrategia de erosión semántica que tanto le gusta a ZP) es una de las grandes tragedias de nuestro tiempo.

Revertiano, aún estoy dudando sobre si tu artículo de hoy es en broma o en serio. ¡Dime que es irónico o que te han puesto una pistola en la cabeza! :-)

Revertiano dijo...

Pues me sorprende mucho tu visión sobre el artículo. Me parece que ha quedado muy lúcido (claro, a mí qué me va a parecer).
En resumen, me parece machista que el recuerdo de aquellos autocines tengan que ver, entre otras cosas, con la compañía femenina. Se podría haber puesto "con una compañía adecuada", porque el autor está suponiendo automáticamente que las mujeres no disfrutaban de esos autocines, se está dando sólo la visión de los hombres.
En estas cosas es donde hay que perseguir el machismo en el lenguaje, y no, como afirmo después, en las absurdas diatribas "de género" qe supuestamente alberga la Gramática.
No, el artículo no es irónico ni había más pistolas en el despacho que la que escondo en el cajón debajo de unas cartas de aquella tía mía monja.

Anónimo dijo...

Santiago,

Creo que el manifiesto tiene pros y contras. No estoy seguro de que sea un manifiesto que un liberal tenga que firmar (tampoco estoy seguro de lo contrario):
http://www.albertesplugas.com/blog/2008/06/el-manifiesto-p.html

Un saludo,

Libertariano dijo...

Bienvenido Albert al mundo bloggero. Y felicidades por la edición del libro. Tengo que pasarme a comprarlo. Y sí, tienes razón,el Manifiesto es como uno de esos antivirus de amplio espectro, hecho para que valga para multitud de virus. En este caso creo que los virus liberales nos podemos dar aludidos.

Libertariano dijo...

Revertiano, aquí dejo el enlace a tu artículo para los que no sepan de que hablamos

http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=415750

Anxo Sampedro dijo...

"...ámbitos de adoctrinamiento en una enseñanza, la estatal, que debiera ser neutra, objetiva y profesional."
Me parece imposible que haya un sistema que imparta una enseñanza neutra; creo posible un acercamiento a la objetividad por parte de docentes singulares; y, por último, la enseñanza estatal siempre será funcionarial.

El Miope Muñoz dijo...

Me voy a poner oretguiano, porque sé que usted respeta mis puntos de vista, estimado Santiago. Soy catalán y por lo tanto sé de que va el asunto. "La república es el pueblo y el pueblo hay que hacerlo" decía el pensador.

Me he educado en catalán y, vaya, no tengo ningún problema con el castellano, ni en hablarlo, ni escribirlo, ni creo que nadie lo tenga aquí en Barcelona y alrededores, y demás. ¿Por qué ese manifiesto? Porque imponer la lengua catalana es, se deduce, un crimen.

Las lenguas deben desaparecer, deduzco. Porque creo que el problema es que un estado, ni una lengua libre y caprichosa, no puede controlarla. Hay mucha gente en Cataluña que no firmará el manifiesto, que habla catalán y que seguramente o a) estará equivocada al creer que hay una lengua única, que es la suya, la común o b) desconocerá que hay de malo en hablarla, porque siempre ha sido así.

¿De verdad las lenguas son un problema y no una riqueza? ¿En serio? Es que yo el problema lo veo en los que creen que en convivencia sólo cabe una. Una lengua, claro. Y vaya por dios, que hablo catalán yo en mi vida privada, debo ser ¿un necio? o ¿un nacionalista? o ¿un raro? Dejemos la lengua al pueblo, o sea, a todos nosotros porque aquí, en cataluña, nunca ha sido un problema. Me parece legal condenar las medidas de los políticos, asnos ciertamente, pero exaltar o dar valor a la lengua. Creo que se equivoca.

Així s'ho escric, mestre.

Anónimo dijo...

Buenas noches / Bona nit.
Hace ya tiempo que pensaba escriure alguna paraula sobre el supuesto problema de las lenguas en aquest país de lluitadors de vía estrecha empañados en fotre a qui siga.
Personalmente me ocurre una circunstancia que sempre m'ha semblat una gran sort. Independientemente de las faltas de ortografia que pueda cometer em considere un bilíngüe complet. I això es degut a una feliz circunstancia familiar. Desde mi nacimiento mon pare hem va parlar sempre en valencià y mi madre en castellano. LES DUES SON MI LENGUA. Mai una es baralla con la otra.
Por eso me parecen patéticos tots eixos miserables/ badocs/ cretinos/ bacores que tracten de crear problemes i enemics donde jamás los debería haber.
El catalán es una lengua completament espanyola. I igualment el castellà es una lengua catalana, en el sentido de que la parlen tots els catalans.
Estic segur que això me convierte en un traidor a ojos de muchos. Es poden anar a fer puñetas.
Estic prou fart de politicastros soplagaitas que buscan enfrentamientos donde no los hay.
I em sembla que aquella xica naixcuda a Cuenca, de pares castellans, que va aprendre el valencià al vindre a viure a València y que ahora no quiere hablar su materno castellano mientras afirma que le robaron su lengua (jamás parlada a sa casa), no se quien ¿Franco?, ¿Felipe V?, ¿Escipión el Africano?
A la merda els qui troben problemes, els qui volen obligar a res.
Ya les pueden ir dando a todos los Arzallus, Roviras, Ibarreches, Ferrusolas, Francos e Inestrillas.
Un abraç y nos vemos en las Ramblas cantando "España Cañí" y en la Castellana "La manta al coll"

Libertariano dijo...

Bueno, el encendido comentario de Rafa me parece perfecto de principio a fin. Y es que Alvy tienes razón en que la lengua hay que dejarla al pueblo y tener cuidado con los políticos. Tú no has tenido problemas pero hay mucha gente que sí los ha tenido, en tiempos franquistas por hablar en catalán y en tiempos nacionalistas por hablar en español.

Mosterín, que es de Bilbao pero ha ejercido toda su vida de profesor de Filosofía y Lógica en Barcelona, por lo que conoce de primera mano los dos ámbitos, cuenta en el libro mencionado las distintas posturas de los gobiernos de India y Cataluña en la Feria de Frankfurt. Mientras los indios presentaron a todos los escritores indios "aunque" su lengua de expresión fuese el inglés, el gobierno catalán relegó a los escritores catalanes que lo eran en español.

La expresión "totalitarismo lingüístico" respecto a lo que sucede en Cataluña (Bruselas, Argelia...) igualmente lo he tomado de Mosterín que no es un radical de derechas precisamente.

Y es como dice Albert el Manifiesto puede tener una lectura en clave nacionalista española, que rechazo. Para mí la nación española es tan ilusoria como la catalana o la laputiana. Lo único que cuenta son las decisiones autónomas de los individuos, y los únicos derechos son los de los individuos, que preferirán expresarse en una lengua u otra (si, por ejemplo, llegase a haber una proporción de un 10% de chinos en Andalucía, y éstos quisieran educarse en chino se tendría que poner el Estado (hotel) a su servicio. Y no al revés. Porque la riqueza no reside en las lenguas sino en los hablantes de las mismas. En caso contrario tendríamos que resucitar el latín.

Saludos