"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

sábado, julio 19, 2008

¡Viva el Estado! ¡Vivan los bloggers! (podcasts de El mundo de la fonografía)

En el debate de CNN me topo con José Luis Téllez. No tenía noticias de él desde que lo echaron de Radio 2 (ahora, Clásica) por su rojerío extremo. Sigue siendo un apasionado de la música culta y de la extrema izquierda (¿será por el efecto relajante que, dicen, tienen los acordes sobre las fieras?). Tarda poco en tachar de "fascista" todo lo que se mueve bajo el sol a la derecha de Lenin, de los que incorporan a los anuncios publicitarios alguna melodía de Tchaikovski a los israelíes que protestan contra Barenboim por programar a Wagner.

Su programa en Radio Nacional, junto a Olga Barrio, era ilustrador y divertido. Me resultaba un bufón histriónico tan simpático como Carlos Pumares y su Polvo de Estrellas. Dado que duraban hasta bien avanzada la noche las ojeras en el instituto y la facultad eran obligadas.

Lo único que no privatizaría de esa vergüenza irracional, inmoral, incompetente e intervencionista que es RTVE (y sus copias autonómicas) es Radio Clásica, de la que están jubilando a marchar forzadas a los veteranos, es decir, las personas más brillantes y cultas de todo lo que tiene que ver con el audiovisual en España.

Aún resiste José Luis Pérez de Arteaga, uno de los mejores críticos que he leído respecto a cualquier campo artístico. El Mundo de la Fonografía es un monumento cultural. Que, por supuesto (ver las 4 íes supra), no está en podcasts en la web de RTVE. "Servicio Púbico" lo llaman.

Afortunadamente hay blogs. Zrubavel, en su blog Pons Asinorum, ha grabado las emisiones y está colgando los podcasts del programa de José Luis Pérez de Arteaga. Gracias. A ambos.

PD. Gracias a la tecnología y uno de sus dioses más prolíficos, Youtube, también podemos disfrutar, abiertos de orejas y de ojos, de una jovencísima Ann-Sophie Mutter ante la que se postra incluso Karajan. Concierto para violín en re mayor de Beethoven: Primer movimiento, segundo y tercero:


8 comentarios:

Libertymad dijo...

Querido, me van a llamar de todo, pero yo tampoco privatizaría Radio Clásica. Arteaga es un as.

Anónimo dijo...

No conozco cifras de cuánta gente escucha RNE clásica, pero sí cuánta a la versión catalana (no llega a unas pocas decenas de miles). Es más barato cerrarla y regalarles a los oyentes música enlatada como para estar oyéndola a todas horas toda su vida y la de parte de sus herederos.

Es buena cosa la radio, donde te presentan música e intérpretes interesantes, pero hacerla pública es la mejor manera de no enterarse de si a la gente le gusta o no, de si sólo la tolera como tolera cualquier decisión del estado "por nuestro bien". La música que ponen es música muerta. Y se nota.

Anónimo dijo...

Por cierto, lo que sí admito es que en la cola para cerrar los medios de comunicación del estado, RNE clásica deba estar la última en la cola. Lo que me temo es que en la cola para el cierre, si existe, sólo esté esa emisora.

Libertariano dijo...

Liberty, por cierto, muy relevantes tus artículos sobre Reason y compañía.

Anónimo plantea un interesante tema, pero lo despacha de una forma un tanto miope. Es decir, un análisis coste-beneficio de una iniciativa cultural como es Radio Clásica. ¿Saldría más barato cerrarla y suscribir a todo quisqui al programa de música clásica de Imagenio? Pues puede ser y seguramente sería más rentable, desde el punto de vista económico y cultural.

Aunque no es lo mismo la calidez de la radio que la frialdad de la música enlatada. La radio proporciona un plus de humanidad que el cd no da.

Prevost dijo...

El quiz no es qué no privatizar, sino qué nacionalizar, por ejemplo a mainlymuzik's

http://www.youtube.com/user/mainlymuzik

cilantro dijo...

Vaya peazo liberales!

Reduzcamos el peso del Estado menos las covachuelas que dan un servicio que a mí me gusta.

Una argumentación convincente, vamos a llegar lejos.

Si el Arteaga es bueno, que fiche por la privada y demuestre lo que vale. A mí me parece un figurón que se deja ver en los conciertos de notoriedad social. Y no me creo que se haya dejado las cejas cotejando las versiones de las sinfonías de Bruckner como da a entender.

Y aunque lo haya hecho, RTVE seguirá siendo un Moloch engullidor de dinero público.

Sine ira et studio. Haya salud

Libertariano dijo...

Peazo liberales, sí señor.

Por ejemplo, Mauricio Rojas que se declara “ni completamente thatcheriano ni completamente socialdemócrata”. En su experiencia para aligerar el Estado de Bienestar, en el contexto cultural de la sociedad sueca, explica que “de haber instaurado el cheque escolar permitiendo que las escuelas privadas cobrasen, no hubiera sido posible. Pero con libertad de elección sin cobro extra, todos tienen acceso a todas las escuelas. Resultado: la gente dice “hemos ganado una libertad sin perder el sentido de la solidaridad””

¿Qué es lo preocupante de un servicio estatal como la RTVE? El adoctrinamiento ideológico y, por supuesto, el despilfarro. Una estrategia liberal inteligente sería exigir el desmantelamiento de los grandes aparatos adoctrinadores y despilfarradores, como los servicios informativos, los programas de entretenimiento basura, etc. y, al mismo tiempo, ser un defensores de una RTVE mínima, y en esto ser inflexibles: una servicio público de calidad significa películas en blanco y negro y música clásica.

Prevost dijo...

"ser un defensores de una RTVE mínima, y en esto ser inflexibles: una servicio público de calidad significa películas en blanco y negro y música clásica."

El problema de pensar en qué servicios públicos son los de claidad cuando se habla de entretenimiento o cultura y por lo tanto dejarlos sin privatizar, es que intervienen los gustos, y no la necesidad.

El poder estatal puede complacer los corazones de muchas personas diferentes, no tantas como en la iniciativa privada, pero muchas.

Si uno se enmaraña en el dificultoso proyecto de elegir cuando se habla de bienes estatales de esa índole chocaría ya no sólo con la propiedad, sino con la igualdad, donde los sabios impondrían sus gustos.

De hecho hasta el refinado gusto de los sabios sería aplastado por la desmesura del vulgo. Beethoven o Wilder no son rivales hoy para Black eye peas o Farrely.