Los debates sobre el entrecruzamiento de la ética y la estética no están obsoletas. De hecho, Noël Carroll en British Journal of Aesthetics mantiene una discusión con los defensores del punto de vista establecido, es decir, los que mantienen que la dimensión moral y/o política de una obra de arte no afecta a su dimensión estética. Carroll defiende lo contrario, "Moderate moralism", lo que le lleva a minusvalorar obras como El triunfo de la voluntad de Riefensthal o El nacimiento de una nación de Griffith. Propone el siguiente experimento mental: imaginemos que un artista pinta la muerte de Adolf Hitler transportado en una camilla por sus lugartenientes con una representación que evoca la muerte de Cristo llevado por sus apóstoles. Cree que la pintura sería rechazada en su dimensión artística por la contaminación de la dimensión moral y política.
Rosales, ante las acusaciones de connivencia con el aire cultural que rodea al terrorismo, ha comentado que su película no está hecha para el hoy, y que serán los hipotéticos espectadores del futuro quienes mejor pueden juzgar. Supongo que al no estar contaminados con el ardor emocional de los cuerpos asesinados aún calientes. Puede ser. Al fin y al cabo no he conocido a nadie que al visitar las pirámides de Egipto se haya sobrecogido ni un segundo por los miles de litros de sangre derramados al construirlas. O que haya despreciado la obra de Eisenstein por su justificación del totalitarismo comunista. Respecto al experimento mental que plantea Carroll, confio en que, como parece, Damian Hirst no sepa leer.
PD. Ayer vi los nuevos capítulos de House y Dexter. House más de lo mismo, ya una caricatura de lo que fue. Dexter, un asesino en serie moralista al que también han salpicado las discusiones ético-estéticas, podría encontrar un día sitio, si ha de huir de Miami, entre los asesinos en serie vascos. No desentonaría y su chorro de conciencia reflexiva nos proporcionaría momentos de macabra lucidez entre desmembramientos de Amedos y descuartizamientos de De Juanas.
PD. La marejadilla Rosales viene a sustituir en el claustrofóbico charco cinematográfico español a la tormenta-en-un-vaso-de-agua Boyero, que en su crónica sobre Tiro en la cabeza respira por la herida. En Gara ha gustado. La película parece una versión extendida de su trailer
PD. El sarcástico "Homenaje a Jaime Rosales" colgado en Youtube. Rosales se mesa la barba y se ríe al fondo, acompañado, me parece reconocer, de Benito Zambrano, el realizador de Solas. También puede ser el protagonista de la película. ¿Qué dirán y, todavía más importante, de qué serán los canapés?
PD. John Ford, nuestro ídolo de los últimos meses (y de siempre), también rodó una peli sobre terroristas, El delator. Fue más lejos que Rosales y filmó al Otro del Otro.
PD. Las voces de Antígona, documental de la Fundación Víctimas del terrorismo, con el testimonio de las Otras.
1 comentario:
Lo que me sorprende de esta polémica es que la peli en sí, si responde a la descripción que leo en todas partes, es de una neutralidad moral absoluta.
La lectura según la cual la peli abogaría por el entendimiento y el diálogo se desprende de las palabras de su autor, no de lo que ha puesto en la pantalla.
(Por lo demás, la idea me parece una castaña y una tomadura de pelo)
Publicar un comentario