Yahvé y Alá deben de estar locos

Un bosquimano que vive con su gente en el desierto de Kalahari, lejos de toda civilización, ve caer del cielo una botella vacía de Coca-Cola. Para él y los suyos este objeto desconocido es algo de los dioses. Primero todos están interesados y contentos, pero pronto la botella se convierte en objeto de discordia, por lo que el bosquimano decide llevarla al extremo de su mundo conocido, para que no ocasione más disputas.

The Gods must be crazy fue una pequeña película famosa allá en los 80 (en nuestra encuesta de la derecha sobre las mejores ochenteras va ganando Blade Runner por paliza, seguida muy de lejos por El imperio contraataca y El resplandor. Queda un día para votar) Uno de los factores más lesivos dentro de la guerra perpetua entre israelíes y el mundo árabomusulmán es la base fundamentalista, agresiva y xenófoba de sus respectivas religiones. Tanto la Biblia judía como el Corán musulmán establecen un espíritu y una tendencia moral, la clave de una religión ya que no así sus mitos y supersticiones, hacia la guerra contra el Otro y el desprecio por el infiel.  En tanto que la religión de Abraham como la de Mahoma se alejen de sus modelos originarios y se contaminen del espíritu griego, cuyo ejemplo medieval se encuentra en los cordobeses Maimónides y Averroes, aproximándose a una religión light, al estilo helénico, sin los lastres de unos dogmas oficiales ni una casta sacerdotal poderosa, es cuando habrá una posibilidad efectiva de entendimiento.  No cabe un falso e imposible diálogo de religiones a menos que éstas muten siguiendo los parámetros del Logos y abandonen los criterios caprichosos y maniqueos de sus respectivos dioses del desierto.

Por cierto, la ilustración precedente es de Latuff, un dibujante brasileño que afirma no ser antisemita. Lo que no le impidió participar en el concurso de viñetas organizado por un periódico iraní para burlarse del Holocausto y responder de esta forma a las viñetas del diario danés. Ganó el segundo premio por esta equiparación entre los palestinos y los judíos masacrados en los campos de concentración nazis.

PD. Barack Obama aún no ha dicho nada sobre los ataques israelíes a Gaza. Quizás porque ya dijo todo lo que tenía que decir:

Si alguien tirara misiles sobre mi casa donde duermen cada noche mis dos hijas, haría todo lo que estuviera en mi poder para que eso terminara

PD. Pascual González imagina lo que hubiera hecho Francia ante un ataque preventivo de la URSS, digo, Andorra.  El ejercicio es complicado de hacer y no porque los franceses sean un prodigio de pacifistas, que se lo digan a los argelinos.