"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

viernes, diciembre 05, 2008

Sólo los ángeles juegan al tute

Ha causado sorpresa, estupefacción e indignación que los compañeros de tute del empresario asesinado por ETA siguieran con la partida, como si tal cosa. Show must go on. Señoras y señores, por si no lo sabían, esto es Broadway, Euskal Herria.




Los cinéfilos habrán recordado inmediatamente una secuencia de Sólo los ángeles tienen alas, de Hawks: una comunidad de aviadores en una selva sudamericana se dedica a pilotar destartalados aviones a través de unas montañas heladas, cortadas a sierra e infestadas de pajarracos. Cary Grant es el jovial y aventurero jefe de todo el tinglado, que tiene su base de reuniones en un bar calenturiento en el que se dedican a beber, fumar, jugar a las cartas y perseguir a cualquier mujer que aparezca por allí, por ejemplo Jean Arthur. A ésta le parecen encantadores estos deportivos y bromistas aviadores que se juegan la vida en cada vuelo entre risotadas y brindis, hasta que uno de ellos muere en un aterrizaje forzoso. Entonces observa horrorizada como cuando un aparato se estrella, se recogen los restos y se entierra al piloto en el tiempo en que se prepara un filete, mientras sus compañeros continúan con las bromas, las risas, las partidas de póker y los cánticos de camaradería alrededor del piano.

La vida euskalduna imita al arte hawksiano. Pero mal. Porque como le explica Cary Grant a la chica, de repente grave y circunspecto, en su profesión, dura y difícil, no cabe el humor para el quebranto y los duelos, no cabe el tiempo para una reflexión sobre el memento mori porque el siguiente vuelo está al caer, nunca mejor dicho.

Si los profesionales de Hawks siguen jugando a las cartas es porque no se resignan, mientras que los amigachos de Ignacio Uría lo hacen porque se resignan. Si los héroes snobs a fuer de olímpicos de Hawks siguen bebiendo y brindado a la salud ya inmortal del muerto es porque ellos mismos van a mirar a la muerte a la cara dentro de un rato, mientras que la cuadrilla de Azpeitia intenta mirar hacia todos lados menos hacia el que debieran, allí donde aún habrá restos de su hasta hace poco compañero de timba.

Se dice que Hawks es el artista menos dotado para la discusión de temas profundos. Aunque más apropiado sería señalar que ningún artista occidental contemporáneo ha estado al nivel de Hawks para tratar la profundidad de una manera más griega, es decir, menos pesada e histérica. Cuando agoniza Thomas Mitchell, tras romperse el cuello, le pide a Cary Grant, su mejor amigo, que le deje morir solo, y éste respeta su último deseo.

Ciudad irreal,
bajo la niebla ocre de un amanecer de invierno,
una muchedumbre fluía sobre el puente de Londres, tantos,
no tenía ni idea de que la muerte hubiera destruido tantos,
suspiros, cortos e infrecuentes, eran exhalados,
y cada hombre llevaba los ojos clavados
un poco por delante de sus pies.
Fluían colina arriba y bajaban King William Street,
adonde Saint Mary Woolnoth daba las horas
con un sonido muerto en la última campanada de las nueve.
Allí vi a alguien que conocía, y le paré, gritando: "¡Stetson!
¡Tú que estuviste embarcado conmigo en Mylae!
Aquel cadáver que plantaste en tu jardín el año pasado,
¿ha empezado a retoñar? ¿Florecerá este año?
¿O ha perturbado su lecho la helada repentina?
¡Manten al Perro lejos de aquí, ya que es amigo de los hombres,
o con sus uñas volverá a desenterrarlo!
¡Tú! hypocrite lecteur! - mon semblable, - mon frère!



PD. Mon semblable, mon frère! Gracias

11 comentarios:

vengadorbacana dijo...

Esa panda de viejos con tan poca humanidad ni siquiera eran conscientes del espectáculo que estaban dando. Por eso les daba tan poca vergüenza posar. Es tremendo.

Libertariano dijo...

Quiero creer que lo hacían con la mejor intención del mundo. Que lo hacían, en cierta forma como en la película de Hawks, pensando que el mejor homenaje posible era seguir jugando. Pero también creo que hay un abismo entre las buenas intenciones y los sentimientos que las hacen aflorar: en este caso, y a diferencia de Hawks, el miedo.

Anónimo dijo...

vamos a ver, ellos conocían a la víctima y ellos sabrán como se tienen que comportar ante este echo lamentable. Que jugaran es miedo, ¿Entonces que no jugaran qué sería?

Libertariano dijo...

Lo que dicta el sentido común moral es que se suspenda la partida, y se realicen manifestaciones a la puerta de las sedes de ANV y compañía.

Es cierto que podemos estar cargando las tintas encima de estos jugadores de tute, a los que ya les vale con sobrevivir. Y es que aunque es denunciable su actitud, lo es mucho más la de irresponsables políticos como Zapatero que ha llegado a negociar con los terroristas, lo que implica legitimarlos y animarlos.

Pero en todas partes cuecen habas. El productor cinematográfico y presidente del Atlético de Madrid ha deseado que liberen al presunto criminal francés, ya condenado en firme, para "que haya paz". Y es que el fenómeno de la servidumbre voluntaria pasa en todos lados, no solamente en el País Vasco.

http://www.antena3noticias.com/PortalA3N/noticia/deportes/Cerezo-pide-liberacion-Santos-Mirasierra/3764984

Armando dijo...

Ellos tienen que seguir con su partida de Tute porque esa es la única manera de que los etarras no interfieran en sus vidas.
Nosotros deberíamos seguir con lo nuestro y no hacer el coro a los terroristas(aunque para eso deberíamos tener unos cuerpos de seguridad, por tanto unos políticos, por tanto un sistema garantista, que nada tiene que ver con nuestra oligocracia de cuatreros).

PS: Por cierto, la cita a Baudelaire me ha dejado noqueado a estas horas en estas latitudes ;)

Anónimo dijo...

--Joder, Patxi, tarda mucho Inasio, pues.
--¿Ah, que no sabes? Que lo han matado.
--Ahi va, la hostia, qué putada. Ahora hay que buscar a otro para la partida.
¿Se habrían tomado el valium que recomendaba Arzallus?

vengadorbacana dijo...

Ellos tienen que seguir con su partida de Tute porque esa es la única manera de que los etarras no interfieran en sus vidas

Se pueden decir muy pocas cosas con menos sentido. Sólo por el hecho de existir, la interferencia de los terroristas en su vida y en la del resto de los españoles es enorme. Y joderles la partida es sólo una anécdota.

... a ver cuándo nos damos cuenta de que en una democracia no se puede permanecer indiferente. O se participa o participan otros por nosotros.

Zelig dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Zelig dijo...

España apesta a años 80

Arcadi Espada
El Mundo 06-12-08


Querido J:

Llevo una vida modesta, pero de gran finura. La mesa de trabajo está limpia y ordenada. Escribo con una máquina silenciosa y de notable sofisticación y en la pantalla del escritorio, siempre recién barrida, da vueltas lentísimas la bola de la tierra. Vivo en un piso alto, escribo con vistas a la montaña y el cielo, que domina la vista, proporciona al paso del tiempo una agradable monotonía.

Hace poco logré comprarme un iPhone blanco que me ha devuelto una antigua y perdida relación con los objetos. Cuando salgo lo llevo en el bolsillo y me gusta apretarlo contra mi mano: es raro el día que no le pase la gamucilla al cristal hasta dejarlo brillante y sin huellas. Trabajo muchas horas diarias. La mayoría las paso en soledad, aunque atiendo conversaciones internáuticas que la alivian. Cada día descubro en la red maravillas sorprendentes.

A veces es sólo lenguaje, maneras de hacer las cosas; otras son puramente cosas. Alguno de esos descubrimientos incluso me conmueven: no comprendo bien a los que se emocionan con el tacto del papel impreso y no aprecian la belleza sentimental de una animación flash. Es indiscutible que la tecnología, su seguridad, su limpieza, me tranquiliza.

Pero está claro, también, que la tecnología me permite vivir en otra parte.

Por desgracia, existe el mundo analógico y es obligatorio.

Te confesaré que para mí se ha convertido en algo así como los sótanos del Vaticano o las alcantarillas de París.

No hay más remedio que bajar a esa letrina.

A veces emerge con violencia, con su aliento maldormido y la grosera exigencia de que se la atienda.

El último jueves.

La portada de este periódico donde te echo las cartas con el asesinato de Ignacio Uría. Su eje era un foto de Mitxi, mostrando la partida de cartas, el tute subastao, de los compañeros del asesinado. Por arriba había otra foto más: las asistencias tratando de reanimar al cadáver, bajo el dosel de paraguas habitual en los crímenes vascos. Todo estaba admirablemente roto en esa portada. Hasta la sintaxis.

El titular principal decía: «ETA asesina a un empresario en un pueblo que gobierna», y esa interrupción del titular, esa boca abierta donde faltaba el aire se resolvía luego, de insólita manera, en otro titular al fondo de la página ¡que comenzaba con puntos suspensivos!, «... pero la partida continúa.» Tute y matute: ésa era la retórica tremenda, siniestra y vulgar a lo Queipo de Llano, del hecho y su representación.

La foto de Mitxi ya está inserta para siempre en un tema clásico. Es decir, Caravaggio, La Tour, Ter Borch, Chardin, Meissonier, Cézanne, Touluose, Bonnard, Nogués, Balthus, Coolidge y Mitxi.

Esto no es en absoluto una exageración. Sólo que a diferencia de los pintores, Mitxi ha de repartirse el mérito con los jugadores y con los asesinos. Destaca de la foto su aire rural y macilento. Es un rasgo muy interesante. Como, gracias a los crímenes, el País Vasco aparece con relativa frecuencia en los noticiarios internacionales estos dos adjetivos no suelen apreciarse. El crimen siempre da toques de modernidad (¿recuerdas a Txapote, aquel terrorista tan cool?) y cosmopolitismo. Engrandece y ennoblece, y es realista enfocar el tapete, el jersey y ese olor de café con leche seco.

Todos los integrantes de la partida de cartas universal que empieza en Caravaggio han sido diseccionados. Hasta el punto de que sería hermoso escribir un Diccionario de los Jugadores de Cartas. También se insertaría en la tradición que cada uno de los personajes del Bar Kiruri rompiera a hablar. Es una operación que ya no puede hacer el periodismo, excepto si se le traiciona convirtiendo a personas reales en arquetipos.

En el periodismo cada uno de los jugadores sólo puede hablar por sí mismo. De ahí que el periódico haya hecho bien en no titular: «La indiferencia de Euskadi».

Pero la operación simbólica sí pueden acometerla otros géneros literarios. Para empezar habría que recuperar una frase de Santiago Navajas en su blog, tan bueno, Cine y Política: «La cuadrilla de Azpeitia intenta mirar a todos lados menos al que debieran». Así podría abrirse el telón. Lo que debiera venir es la obra sobre el terrorismo español que no está escrita, incrustada a presión en una partida de cartas. Si Fernando Savater no la escribe, lo haré yo. Y que la copie luego Juan Mayorga. Te adelanto que mis preferencias van sobre dos figuras: el que viste de negro y parece observar el juego con la altivez del especialista; y el que sustituyó al empresario asesinado: tiene un interesante rostro de humildad (¡ya no hablo de hombres, sino de tipos: recuerda!), como juzgando excesivo el honor que le ha procurado la vida.

El máximo valor de esa obra maestra del periodismo es, de todos modos, su imprecisión temporal. Nada en el encuadre permite asegurar que fue hecha en el año 2008. La foto cabe en cualquiera de los hipnóticos vídeos de Victoria Prego. Ocurrió hace mucho tiempo. Y ése es su máximo y desmoralizante valor. El tiempo en el País Vasco no sigue el cómputo general. Cómputo. ¿A qué viene ahora esa palabra, que no sea al famoso fragmento del Leviatan hobbesiano que cita el libro de Michael Shermer que estoy leyendo y que describe los lugares sin Estado: «No hay cómputo del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad, sino, lo que es peor, miedo permanente y peligro de muerte violenta, y la vida del hombre es solitaria, pobre, sucia, brutal y breve.» Otro cómputo del tiempo. En el País Vasco el tiempo que el hombre común conoce sólo rige para los muertos.

No sólo estaba esa foto en el periódico.

La sección de España se partía en una doble página, también inolvidable. Fraga y Carrillo se escupían a la cara Paracuellos. En la Universidad, para insultar a un hombre le llamaban fascista. Y otro decía que los de derechas eran tontos de los cojones. La doble página. El tute de Azpeitia. Unas imágenes fugaces que había visto del lugar del crimen: lluvia, solares, baldíos y un chirrido de ambulancia. Azpeitia. ¿Cómo nadie ha hecho aún un google maps con su street view vasco de sangre? Todo eso son años ochenta. Los años más siniestros, cutres y patéticos de la reciente vida española. Unos años trazados con pata de elefante.

Por si el tormento analógico fuera poco he tenido que salir de casa estas últimas semanas. Y lo que es peor, adentrarme en el repugnante centro de Barcelona. Puedo decirte que las cosas han vuelto también a los ochenta. La crisis. Sólo falta que vuelvan a abrir el Drugstore del fondo de las Ramblas y ya estará formalizada la sede social de los asesinos. Por de pronto el aspecto que ofrece a cualquier hora el vestíbulo circular del metro, en la plaza de Cataluña, es un alucinante y continuo festejo del Buñuel que amaba a los tullidos y de aquella Barcelona donde tanto se reían sus burgueses haciendo explotar los granos de pus. Hombres y mujeres viven y duermen allí sobre mantas y cartones, despojados de todo, incluyendo sus prótesis con calcetines, y aireando sus muñones al sol como si fuera lunes. Hacia el crepúsculo suelen bajar al vestíbulo un grupo de viejecitos que cantan boleros y otras canciones tristes; y lo que es mucho peor, a bailarlas: me perdonarás mis caprichos, pero no soporto ver bailar a los viejos. Hemos perdido, incluso; en los ochenta tenían al menos la Bodega Bohemia, con aquella rapsoda que no siendo ni tu novio, ni tu hermano, ni tu amante, soy el que más te ha querío y con eso, con eso tengo bastante.

España apesta a ochentas. Pero, aprieto a mi iPhone, animalito, me digo que es sólo una ilusión. Que el hedor pertenece a la vida virtual auténtica, tan inhumana.

Sigue con salud,

A.

Libertariano dijo...

Gracias Zelig, me has alegrado el día porque no lo había visto. No leo papel y Arcadi todavía no había colgado el artículo en el blog. Vale más su referencia que un cheque de Google Adsense...

Qué tío, a ver si es verdad lo que dice y entre Savater y él se ponen a cuatro manos a escribir un Esperando a Ibarretxe.



Un abrazo

Zelig dijo...

Te mereces todos los elogios, Santiago.

¿Por qué no añades una posdata con
un enlace al artículo (en su versión de escritura digital en flash) a modo de un "Cortesías" arcadiano?

Un abrazo.