"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

martes, febrero 24, 2009

El corrupto encanto de los Oscar

Ni arte ni industria. La vergonzosa marea de Oscar a Slumdog Millionaire, una película simpática pero intrascendente, no puede ser explicada desde un punto de vista cinematográfico sino desde la desesperada defensa de una industria en declive. Y también desde la falsa conciencia, pseudocultural y pseudomulticultural, de la era Obama en la que vivimos. El discurso de Sean Penn (perdón, ahora sí), un Oscar merecido aunque da que pensar el rechazo a la figura de Mickey Rourke, deshaciéndose en loas al Mesías del Gasto Público es sintomático.

En primer lugar, para abrirse al emergente y enorme mercado indio, en particular, y asiático en general. La audiencia de la ceremonia es menguante año a año, aunque en esta ocasión ha remontado un poco el vuelo, y hay que buscarse la vida en zonas emergentes del subdesarrollo donde el escote de Angelina Jolie y las joyas prestadas puedan causar una profunda impresión. En segundo lugar, y en tiempos de crisis estructurales y globalizadas, con Estados Unidos a punto de convertirse a la teoría argentina del corralito y a la alquimia del número áureo, una película en 3F -farolera, falsa y feliz- es el necesario opio cinematográfico tan necesario para evadirse de la dura realidad. El discreto aroma del pachuli (no se olía una cosa así desde Gandhi, cuando los progres informaban de la cosa como si no fuera con ellos.  Ahora lo retransmiten...).

El gran perdedor ha sido David Fincher. Y me alegro. Por él. El caso de Benjamin Button está hecho a posta para que les guste a los rancios carcamales y progres de pacotilla, todo ello en un pack indisociable: bonitas historias con mensaje edificante y final de cuento de hadas waltdisneyano. Prefabricada y previsible como un mueble de Ikea, Slumdog Millionaire le ha ganado porque responde aún mejor a la retórica obamita: vender una receta averiada con voz impostada y chantaje emocional.

No por casualidad putearon con saña a tipos como Hitchcock, Welles y Scorsese. Hoy todavía ignoran a Gus van Sant, a David Cronenberg o a David Lynch. Ojalá a Fincher se le pasen las ganas de ganar un Oscar -dejándole el honor a los Mendes y Daldry de turno- y vuelva a hacer el cine que él sabe.

Entre tanto disparate han acertado con la peli de dibus, Wall-e, y el documental Man on wire









PD. Si serán crueles y papanatas que después de que Buñuel declarase en 1971 a Variety

Nada me disgustaría más moralmente que recibir un Oscar. No lo tendría en mi casa.

van y se lo dan por El discreto encanto de la burguesía.





PD. Albert Esplugas en su blog y The Economist (thanks, Esma) participan en el debate oscarizado...

13 comentarios:

Albert Esplugas dijo...

En el fondo estoy bastante de acuerdo, aunque tengo opiniones menos radicales: Benjamin Button es buena pero no es lo que pretende ser (un nuevo Forrest Gump), parece que Fincher se ha salido de su género; Slumdog Millonaire es muy buena, una mirada fresca a una realidad (Bombay) que no conocemos, una suerte de City of God indio con un mensaje menos desolador. Aunque me alegro por Boyle y el equipo de la película, que han sido recompensados por un esfuerzo sincero y sin pretensiones, es verdad que tampoco es tan excepcional como para merecer un oscar. Pero si tenemos que hacer una lectura política de cada premiado con el que no estamos de acuerdo, la lista sería muy larga. Lo de Sean Penn tampoco es una novedad, siempre hay algún premiado que no puede resistirse a politizar su agredecimiento.

Para mí las mejores películas del año ni siquiera estaban nominadas en esa categoría: El Caballero Oscuro y Wall-E. Quizás ha incidido una razón que suele pesar bastante, y es que se estrenaron a mediados de año y no al final como la mayoría de películas que aspiran a triunfar en la gala.

Un saludo

Unknown dijo...

Estoooo, en mi modesta opinión el escote de la Jolie impresiona también en el primer mundo, aunque creo que Pe ha resultado ganadora del concurso de escotes además de llevarse el muñeco dorado ese.

Libertariano dijo...

Albert ya te he enlazado junto a The Economist, muy interesante tu visión además que tienes mérito por tragarte la ceremonia entreguita.

La comparación con City of God está bien traída. Es como si ésta la hubiese dirigido Roberto Begnini.

La lectura política sobre el carácter "obamita" del cine norteamericano también la hacen en Cahiers du cinema, aunque en un sentido diferente. A ellos les parece genial esta inflación emocional.

Carmelo, en cuanto a escotes, me sitúo junto a ti y al lado de los tercermundistas :-D

El Miope Muñoz dijo...

Eso de que Benjamin Button, una película sobre la muerte, es una fábula waltdisneyana es una boutade encantadora: Como el cine, como el resto del arte, es lenguaje, les puedo asegurar que en Button hay más planos memorables que en cualquier otra nominada, a excepción de Milk.

Y los parecidos con Forrest Gump, pues eso, otra.

Libertariano dijo...

Alvy, si no fuera porque se lo tengo concedido ad eternam a mi amigo Álvaro Arroba por su fe inquebrantable y ciega en Brian de Palma, te daba a ti el título de Fan Fatal y Total :-D

El Miope Muñoz dijo...

Pero es verdad, Libertino!!! Forrest Gump va sobre un personaje secundario de la historia que está en contacto con la grandeza y de paso suelta una revisión conservadora sobre la historia reciente de USA.

Benjamin Button va sobre el paso de una vida. No creo que el Zeemeckis seriote (no el de obras cumbre como Regreso al futuro o roger rabbit) sepa componer una secuencia tan arrolladora como la del submarino (también la parte off de la guerra).

El Miope Muñoz dijo...

PD: Perdón, Libertariano!

Libertariano dijo...

Libertariano, Libertino, qué más da. Lo importante es que libere...

Aspergón dijo...

"El discreto aroma del pachuli (no se olía una cosa así desde Gandhi..."

Hace unos pocos años, había un blog de un tío que hacía críticas de películas en una sóla frase. De Gandhi decía:

"E.T. se pone gafas."

Eli Cohen dijo...

No me considero ni carcamal ni progre y El Curioso Caso de Benjamin Button me ha encantado. Que es un nuevo Forrest como dice Albert Esplugas, sí. Que no es el cine que hace Fincher, de acuerdo. Pero me ha parecido una historia original narrada con una delicadeza y una ternura elogiables, un relato que atrapa y te atornilla en la butaca, un cuento sobre la vida y lo que merece la pena vivirla, al fin y al cabo, y que transmite mensajes que nunca están de más, y el espectador sale de la sala con algo más que unas horas de evasión y entretenimiento.

Slumdog también me encantó, pero por mí, le hubiera dado el Oscar a El Curioso Caso de...

Por favor, Santiago, ¿qué le ves de malo a la película?

Libertariano dijo...

Te pido disculpas por el etiquetado tan abrupto, y sólo desde el punto de vista cinematográfico, of course.

Tanto como con Button como con Slumdog me parecen que son películas simpáticas, agradables pero, y esto me parece decisivo, condescendientes, tanto para sus protagonistas como para los espectadores. Fincher, y en menor medida Boyle, han destacado por ampliar los horizontes del cine, lo cual también me parece crucial a la hora de distinguir a los grandes cineastas, artesanos o artistas, de los que simplemente venden palomitas.

Milk, pese a unos errores de garrafón y a que también es una película en cierto modo "alimenticia", es mucho más rigurosa y valiente a la hora de reflejar una realidad sin edulcorantes y filtros que la falseen. En lo que naufraga absolutamente Slumdog, que como en "Ciudad de Dios" ofrece la imagen prefabricada, falsamente realista, de la India para consumo de los turistas accidentales visuales y los nativos deseosos de un opio cinematográfico que les permita soñar con lo que no son pero que les gustaría ser. Slumdg vende humo.

Estoy de acuerdo contigo, y con Alvy, en que Button contiene más cine que Slumdog, y que tiene momentos brillantes. Pero aunque es cierto que una obra puede ser defendida en su conjunto por esos momentos brillantes, creo que de forma general tiene que ser juzgada en su totalidad.

Slumdog no creo que la vuelva a ver más. Sin embargo, es cierto que Button me la reservo para un visionado más adelante, de nuevo. Si cambio de opinión, lo comentaré. Y os lo agradeceré. EStoy deseando ver buenas películas y cambiar de opinión para conseguirlo.

Un saludo

Peter dijo...

Sonará vulgar pero me parecen películas entretenidas con buenos finales que elevan la intensidad y te dejan con buen sabor de boca. Pero poco más.

Con su excesos de histerismo, su repetición de mensaje y demás me parece que Revolutionary Road tenía mucha más intensidad que cualquiera de éstas (ya sé que no se aguanta al Mendes por estos lares). Es decir, era capaz de hacerme entrar en la película y vivirla con más emoción que la reedición de Forrest Gump versión liberal, los indios y sus canciones o el Milk (del que me quedo con sus momentos de apariencia documental)

Eli Cohen dijo...

No tienes que pedir perdón Santigao, y muchas gracias por contestar.

Yo creo que Button, ahora que es perdedora en los Oscar, cuando pasen unos años es cuando se hablará de que es un clásico y una gran película sin paliativos.