Galgos, podencos, jueces, ministros

En España no se suele dar mucha importancia a la distinción entre galgos y podencos. Cuesta pensar, que consiste en distinguir y ser distinguido. Así que unos cuantos días después de que un famoso superjuez y un ministro de Justicia hayan sido cazados in fraganti mientras andaban juntos y revueltos, escopeta al ristre, cuando el primero estaba a punto de organizar una caza por tierra, mar y aire contra las zorras en el gallinero del partido opositor, aún no ha habido consecuencias: ni el juez ha sido apartado del caso, ni el ministro ha dimitido o le han cesado.

"Inocentes casualidades ensuciadas por mentes perversas" dicen los defensores de los asesinos de la madre de Bambi. Pero, como nos enseñó la máxima latina y nos advirtió Adam Smith en referencia a los empresarios, la política veraz y la economía de mercado legítima se fundamentan en el necesario contrapeso de los poderes, sean políticos y/o económicos. Smith, siempre tan moderado, recomendaba la pena de cárcel para los empresarios que concertasen precios...

En este contexto, la película Frost/Nixon -con el periodismo como definitivo contrapeso a la arrogancia del poder ejecutivo, legislativo y judicial- resulta de obligada visión para los escolares de este país.  Seguro que el Presidente José Luis Rodríguez Zapatero se gasta otros 500.000 euros del erario público, como hizo con el docudrama de Al Gore, para asegurarse de que llega a los institutos.  Después de firmar el cese de Bermejo.

PD.  Últimamente se ven más galgos como animales de compañía en las ciudadades. Afortunadamente cada vez hay más gente concienciada con la tragedia de robos, torturas y asesinatos a los que son sometidos estos animales, bellos y elegantes como ningún otro. Los galgueros deberían hacer un esfuerzo mayor para depurar a los que entre ellos someten a sus animales inservibles para la caza o las carreras al denigrante espectáculo del galgo "escribiendo a máquina".

En política, sin embargo, la sensibilidad democrática sigue brillando por su ausencia, y eso que disfrutamos del Presidente con más golpes por centímetro cuadrado en su pecho acrisolado por la decencia, la dignidad y el optimismo antropológico.