"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

miércoles, febrero 04, 2009

¡Quiero la cabeza de Francisco de Goya y Lucientes!


¿Qué hace Pedro J. Ramírez, en vivo y con tirantes, posando su mano derecha sobre la meditabunda efigie del pintor aragonés? Si todavía no fuera tortura ser manoseado por la profesión artística menos artística y menos profesional, lo dejan aparcado en un guardarropa de discoteca maloliente de donde es robado por un crítico de cine reivindicativo. Al director de El Mundo le recuerda el cabezón de Goya al estilizado pájaro de El halcón maltés, que estaba hecho del material de los sueños (plagados de íncubos y súcubos).





A mí me hace pensar en el propio Goya. Una tradición española parece consistir en llevarse la cabeza del artista a casa. Cuando se lo trajeron a España -el cádaver seguía exiliado en Burdeos- para enterrarlo en la Iglesia de Santa Iglesia de la Florida el cráneo desapareció. Y hasta ahora. ¿Dónde estará mi cráneo? Tengo el pálpito de que estará polvoriento entre los miles de reliquias de la Casa de Alba haciendo compañía a algún miembro de Santa Teresa y de Santiago Apostol. O en alguna fosa común. Y es como indica la patética historia del Panteón de Hombres Ilustres, en España, los muertos al hoyo y los vivos al bollo. Que son dos días.


6 comentarios:

Cerco Pya dijo...

Rescatemos la cabeza del sordo (¿la oreja de Van Gogya estará aún adherida?) mediante un artículo anejo a la Ley de la Memoria Hist(´)rica. O sea un Anexo reivindicativo.
Me encantan esas historias gore: las profanaciones ultratúmbicas de Evita y Juan Domingo, de Bolívar, y tantos etc.

Libertariano dijo...

Se ve que te gusta el gore: el inicio de El tesoro de los franceses compite con el final de tu último cuento premiado.

Una de mis profanaciones favoritas es la de la tumba de Cromwell, que fue despedazado y colgado por orden de Carlos II, el hijo del rey al que Cromwell cortó la cabeza en circunstancias delicadas: Carlos I aún vivía.

Anónimo dijo...
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Cerco Pya dijo...

Esos textos no son gore: más madera, es (era) la guerra.

Libertariano dijo...

War is gore. La guerra es gorre

¿? dijo...

jajajaja!!!! A propósito de estos panteones de hombres ilustres, fue una de las "grandes" ideas de la Comisión Central de Monumentos durante la primera mitad del XIX (imitación de los franceses, pero con otro sentido), por ejemplo en Córdoba destacó la nueva sepultura del humanista Ambrosio de Morales!!!!!(¡¡¡¡no os fie de la wikipedia, los restos de Ambrosio nunca salieron de Córdoba!!!jajaja!!!) Parece mentira que el estado se gastara dinero en eso y no en restaurar lienzos, iglesias, etc., pero todo ello respondía a la estrategia del gobierno de crear un concepto unitario de identidad nacional que hasta entonces no existía como tal, propio de los reinados de Maria Cristina e Isabel II. Y para ello nada como ensalzar a los "grandes hombres", pero ¿eran muchos de éstos "grandes hombres"?