"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

jueves, febrero 26, 2009

Un pequeño burgués en la Rusia roja

Hay obras presuntamente inadaptables que han sido grandes éxitos de transmutación del material literario en cinematográfico: David Cronenberg respecto al Crash de Ballard, David Lynch con el Dune de Herbert, Peter Jackson atreviéndose con el mamotreto de Tolkien, Tarkovski inventándose a Solaris, el océano pensante de Lem...






En el caso de adaptar a la pantalla una novela española me encantaría que se hiciera con El maestro Juan Martínez que estaba allí de Manuel Chaves Nogales. El periodista que nació en Sevilla y murió en Londres fue un demócrata cosmopolita y liberal de los que no abundaban en la República. De la estirpe de Ortega y Gasset, Clara Campoamor o Salvador de Madariaga. Adversario de sus enemigos, los comunistas y los fascistas, los totalitarios y los autoritarios, Chaves Nogales escribe el horror de la guerra civil rusa y describe las torturas de las checas bolcheviques con un estilo impecable a través de unos personajes sucintos e inolvidables. Los títulos de los capítulos resultan más atractivos y descriptivos que el principal:

La ciudad de los muertos... El desvalijador de cadáveres... ¡Ea, ya estamos en Rusia! Ahora viviremos tranquilos... Un hombre de frac entre los bolcheviques... Parbirchenko, banquero y payaso... Carne para la Checa... El japonés Masakita, malabarista y verdugo... Tres horas me bastan para no dejar a un judío con vida... Asesinos rojos y asesinos blancos... Por qué triunfaron los bolcheviques... Trotsky habla al pueblo... El hombre que iba a traer el comunismo a España... Arte proletario... Economía burguesa en un régimen comunista... Aprendiendo a comer...






PD. La mítica biografía de Juan Belmonte que escribió el sevillano londinense ha sido publicada de nuevo por Libros del Asteroide. También se ha hecho público el cartel taurino de la Maestranza 2009: el 23 de abril nos veremos.




El día en que el toro llamado Bailador mató a Joselito en Talavera, Juan Belmonte se hallaba jugando al póquer. Al principio, no daba crédito. Finalmente, se recostó sobre un diván mientras contemplaba embobado las fichas que sus compañeros de juego habían dejado esparcidas por el tapete antes de abandonar conmovidos la mesa. «Poco a poco fue invadiéndome una pavorosa congoja. Mire a mi alrededor y tuve miedo. ¿De qué? No lo sé. El pecho se me anegaba de una linfa amarga y cuando ya la garganta no pudo contener por más tiempo aquella inundación de dolor, estallé en sollozos. Lloré como no he llorado nunca en la vida. El llanto me hacía mucho bien. Hubiera querido seguir sollozando durante mucho tiempo, porque la extraña conmoción del llanto, a la que nunca, hasta entonces, me había entregado, me libraba de aquel martilleo seco del cerebro, que repetía: ¡A Joselito le ha matado un toro! ¡A Joselito le ha matado un toro!»

2 comentarios:

Pablo J. Vayón dijo...

Por razones profesionales acabo de releer El maestro Juan Martínez y el impacto sigue siendo brutal, aunque mis obras preferidas de Chaves Nogales son los relatos de A sangre y fuego (Héroes, bestias y mártires de España, 1937), cuya temática es fácilmente deducible por la fecha y el título, y La agonía de Francia, un librito extraordinario en el que disecciona de forma crudísima los motivos de la defección francesa.

Chaves se marchó a París en noviembre de 1936 "cuando me convencí de que nada que no fuese ayudar a la guerra misma podía hacerse ya en España", y desde París, donde escribió para medios franceses análisis agudísimos de los acontecimientos españoles, tuvo que huir a Londres tras la invasión nazi, pues supo que la Gestapo andaba tras sus pasos (posiblemente desde que ridiculizó a Goebbels en una entrevista publicada en el diario Ahora de Madrid en mayo de 1933).

Abusando de su amabilidad, amigo Libertariano, dejo como cita el final de La agonía de Francia, que me parece sencillamente extraordinario y siempre me emociona. Tras acusar a los franceses de rendirse a la pulsión primitiva del totalitarismo (todos los grupos políticos, todas las clases sociales se llevan su parte), concluye: "Francia sabe, y no ha podido olvidarlo, que hasta ahora no se ha descubierto ninguna forma de convivencia humana superior al diálogo, ni se ha encontrado un sistema de gobierno más perfecto que el de una asamblea deliberante, ni hay otro régimen de selección mejor que el de la libre concurrencia: es decir, la paz, la libertad, la democracia.
En el mundo no hay más".

Escribir esto en 1940 cuando las democracias estaban seriamente amenazadas de muerte y en Europa sólo quedaba una "patria para los hombres libres" (Inglaterra) me parece que tiene verdadero mérito.

Y perdone que no lo acompañe a los toros, pero la sangre ajena me provoca retortijones de estómago hasta en las farsas de Tarantino...

Cordialmente

Libertariano dijo...

Un honor que me has hecho, Pablo, muchas gracias. También a mí me emociona. Y si no es en la Maestranza taurina quizás nos podamos ver enla musical, que tampoco es moco de pavo ni de toro. Aunque Wagner sea tan sangriento, al menos, como el maestro de la Puebla y el de Knoxville