Los padres terribles

Madre sólo hay una y a ti te encontré en la calle.  Pero con los padres es diferente.  Nunca digas que el cura, el butanero, el mejor amigo de tu padre no es tu progenitor.  Y la verdad es que en el cine los padres suelen ser terribles.  Que se lo digan a James Dean, siempre lloriqueando ante una figura paternal castradora.  O al Paul Newman de La gata sobre el tejado de cinc caliente.  Que se lo digan a Yul Karamazov Brynner y su padre alcohólico y putero.  Que se lo digan a Gregory Peck, atrapado entre dos padres terribles en Horizontes de grandeza.  Padres terribles como retrató Jean Cocteau, manteniendo por la fuerza un imperio de odio e hipocresía.

En el ránking de padres terroríficos, de esos que hacen que la palabra huérfano suene como una de las más bellas del diccionario, sin duda se encuentra el enloquecido Jack Nicholson de El Resplandor.  Aunque mi favorito es el brutal, sanguinario Viejo Clanton, de la saga de los Clanton, interpretado por Walter Brennan (junto a Pepe Isbert uno de los más grandes secundarios) en My darling Clementine, por aquí conocida como Pasión de los fuertes.

Antes he citado a Peck contra el patriarcado obsceno. El actor interpretó también al padre perfecto, al padre ideal, delicado con las amapolas y fuerte con las espigas. Les hablo, claro, de Atticus Finch en Matar a un ruiseñor







PD. Esto me recuerda que aún no he felicidado a mi padre. Y es que hay padres terribles. Pero también hijos desnaturalizados. Voy a llamarlo.

PD.  Manolo, padre-de-la-que-encontré-en-un-cine, como lees el blog te felicitó por aquí.  Un abrazo, hombre!!!

PD.  En Los abrazos rotos se cuenta la bonita y acojonante historia de Arthur Miller y su hijo con síndrome de Down.  La relación paterno-filial es una de las claves, ¡y hay tantas...!, de la última película de Almodóvar.

No me extraña que Pedro Almodóvar quisiera ser una madre terrible