"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

lunes, mayo 31, 2010

Las críticas a mi crítica de Perdidos

Amables lectores -todo lector es amable por el simple hecho de dedicarte un poco de su tiempo- me ponen a parir por la crítica de Perdidos. Se han sentido aludidos por lo de "público tonto". Otros, sin embargo, amabilísimos, me hacen ver su propia visión de la serie, una perspectiva diferente a la que criticaba. Podré estar o no de acuerdo -como cuando se señala que lo relevante era la dinámica de las relaciones personales o que había unos personajes construidos con nervio- pero estas críticas vienen a complementar a la perfección la que hacía del lado pueril de Perdidos.

Efectivamente en Perdidos había algunos personajes poderosos: el intelingentísimo y por tanto malvado Ben Linus, el entrañable y desproporcionado Hugo Reyes, el empirista calvo John Locke y Sayid el torturador existencialista, protagonista de la mejor secuencia de la serie, un asesinato en un campo de golf que habrá hecho palidecer de envidia al jardinero del F.C. Barcelona.

La culpa de este embrollo la tiene, claro, Mario Noya (que estrena web, por cierto). Estaba tan tranquilo escribiendo un artículo sobre sadomaso en el cine (que si 9 semanas y media por aquí, Portero de noche por allá, Lunas de hiel por acullá) y otro sobre Battlestar Galáctica (a cuyo polémico final también se hace referencia en los comentarios), es decir: objetos culturales que me gustan, cuando el editor de los suplementos de Libertad Digital cual serpiente al oído de Eva me sugirió -y sus deseos son órdenes- el tema de Perdidos bajo la influencia de Kaka de Luxe.

La verdad es que prefiero mil veces hacer una crítica positiva que una negativa: se disfruta más repasando los buenos momentos de lectura o de visionado que no cuando las espinas proliferan más que los pétalos.

Un par de veces se argumenta en los comentarios que tranquilos-es-sólo-una-serie. Es una serie, de acuerdo, pero una serie, como cualquier obra de arte, es más que una serie. Como el Real Madrid es más que un club, es un destino en lo universal (como alguno dice que soy un facha escribiendo en un periódico facha pues asumo las metáforas fachas. Por cierto, para cierta izquierda cualquiera más allá del cordón sanitaria es de extrema derecha. El otro día también se lo espetaban en una tertulia de Cuatro nada menos que a Carlos Mendo y José Ignacio Wert).

Las obras de arte impresionan cuando nos explican a nosotros mismos, reconfigurándonos en ocasiones el software mental haciéndonos llegar a ser otros. Yendo más allá del puro entretenimiento, las grandes obras de arte nos hacen trascender nuestra propia condición, transformando nuestra identidad más allá de las circunstancias habituales. Por eso son tan grandes Proust y Kafka, Miguel Ángel y Goya, John Ford, Tarkovski, Hitchcock o Erice. Nos tocan la fibra espiritual. Cuando has paseado codo con codo con Tony Soprano, Homer Simpson, Gaius Baltar, Cartman, Omar Little o Toby Ziegler tu vida no vuelve a ser la misma. Que se lo pregunten a un tal Alonso Quijano.

Otra cosa, sin embargo, es que el universo mitológico de una serie se transforme, como es el caso (y no voy a hablar ahora de los trekkies) en un sucedáneo religioso...

Está bien que haya estas polémicas, que a la gente se le encienda la sangre. Significa que el arte cinematográfico y televisivo, no hago distingos, está vivo y coleando. Por mucho menos se partían la cara en el estreno de Salomé de Strauss o de La consagración de la primavera. Mientras, el público de los conciertos de música clásica está manifiestamente en coma -aplaudiendo mecánicamente la enésima interpretación de Mozart mientras que el estreno de una obra de Eliott Carter poco menos que se produce en las catacumbas- y el de artes plásticas sigue enmarañado en las obras conceptuales (¿por qué lo llaman "concepto" cuando quieren decir "chascarrillo") Quizás me equivoque y Perdidos sea sentenciada por la Historia como el equivalente en nuestra época de Verne y Dostoievski combinados. Pero a largo plazo, todos como Locke.

Algunos rechazan estilísticamente las alusiones "cultas", "pedantes" dicen. Podría haber explicado lo que quería decir echando mano de Padre de familia (cuyos guiones están hechos, según Parker & Stone, por manatíes que transportan pelotas de un lado a otro de una piscina). Pero quería salir precisamente del entorno adolescente en el que se suele dar la discusión sobre Perdidos. Y, además, es posible que alguno que no las haya visto nunca le pique la curiosidad y vean las películas de Resnais y Buñuel. Por cierto, alguien me comentó que el director francés se reunía con Chris Marker para ver juntos Perdidos.

La discusión, y lo que pueda venir, ha sido muy interesante. Hablaba antes de que todos los lectores son amables por definición. Pero a Ferri, además, le debo una cerveza:

He leído tres veces el artículo de Santiago Navajas viendo la polémica que se ha montado. Y las tres veces he entendido lo mismo: que son los creadores de la serie los que han tratado como a tontos a los espectadores, y que éstos no se han dado cuenta a tiempo. He visto las seis temporadas de Perdidos, y no puedo estar más de acuerdo.



4 comentarios:

Ferri dijo...

Vaya, qué sorpresa me llevo... Lamentablemente no le puedo aceptar la cerveza, porque no me gusta. Le acepto una fanta o una cocacola sin cafeína. Soy como un niño grande.

Me gustaría precisar algo sobre el final de Battlestar Galactica. Aunque la mayoría de opiniones que he tenido la posibilidad de ver han sido positivas (lo contrario que con el de Perdidos, lo siento), aquéllos que se quejan del mismo lo hacen por la explicación "Deus Ex Machina". Puede gustar más o menos, pero lo cierto es que la religiosidad es un elemento presente en toda la serie. En cambio, en Perdidos también se recurre a la explicación "Deus Ex Machina", pero ésta viene de golpe. Porque mientras las primeras cinco temporadas están centradas en misterios y algunos toques de ciencia ficción, en la sexta se descubre que, en realidad, todo es una manifestación más de la lucha entre el Bien y el Mal, personificados en dos personajes semidivinos. Como digo, no a todo el mundo le gustan este tipo de explicaciones.

Ahora bien, paradójicamente, me parece que esa explicación "Deus Ex Machina" ha dado a Perdidos uno de sus mejores episodios, "Across the Sea". En su momento me pareció un episodio frustrante (lo emitieron de forma que cortaba abruptamente la trama), pero con el final de la serie he aprendido a apreciarlo como la representación del mito fundacional de la trama de la serie.

Encima Giacchino en ese episodio se sale, igual que en el episodio "Ab Aeterno", que cuenta la historia del inmortal Richard Alpert. No me cansaré de decir que es lo mejor de Perdidos, de lejos.

Un saludo.

erpayo dijo...

Todavía no he visto la 6a temporada, pero desde que se "movió" la isla la serie perdió su encanto para mi. Ya la 5a temporada me decepcionó, y me veré la sexta por aquello del "ya que hemos llegado hasta aquí"... La tengo preparada en el disco duro para verla del tirón, pero creo que se confirman mis sospechas.

untold things dijo...

Los guionistas mataron la gallina de los huevos de oro alargándola excesivamente, decenas y decenas de horas de relleno, flashbacks soporíferos, subtramas lamentables como la del templo Dogen. En tres temporadas hubiera quedado muy bonita.
La resolución me sorprendió, esperaba algo menos ordinario y corriente del aprendiz de Spielberg, una zona de tránsito entre la vida y la muerte, manda huevos...

El Miope Muñoz dijo...

Santiago querido, no hay serie mejor que Lost. Y usted lo sabe. Porque lo divide.

Abresos.

Singer.