"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

lunes, noviembre 08, 2010

¿Por qué no matar a unos terroristas... o unos policías? El dilema X de Felipe González



Les amants réguliers es una de las películas más interesantes sobre la revuelta estudiantil parisina de mayo del 68.  Garrel, el director, combina con audacia los altercados entre los estudiantes y la policía con una sui generis historia de amor de dos jóvenes tan bohemios como burgueses, enlazando la ingenuidad y la autenticidad de ámbos fenómenos.  Hay una secuencia muy interesante desde el punto de vista politico.  El protagonista se encuentra en unas escaleras -las escaleras son importantes en esta película como lugar de paso entre órdenes de la realidad- con uno de sus compañeros que viene de un encontronazo con los agentes de la autoridad en unas barricadas.  Le explica que ha estado a punto de quemar un coche de la policía con un cóctel molotov pero que en el último segundo se ha echado para atrás porque ha comprendido,  en un fogonazo de lucidez, que los uniformados que iban a morir también eran personas.



Está inspirado Garrel porque efectivamente la relación con la violencia ha sido la fractura más decisiva entre los miembros de la izquierda.  Zigmunt Bauman con generosidad no exenta de cinismo se refiere al comunismo como "el hermano impaciente del socialismo".  Hay impaciencias que matan.  En aquel mayo del 68 la mayor parte de los jóvenes de izquierda se comprometieron, a despecho de Garrel, con la violencia como método de acción política.  Por activa o por pasiva.  Los policías y en general los que no eran de izquierdas eran enemigos de clase a los que había que exterminar siguiendo la guía leninista de "El Estado y la revolución", ese Mein Kampf de la tribu izquierdista.



Todavía hoy el romántico aura de la violencia sigue confundiendo a la mayor parte de la izquierda.  El  Tea Party en los Estados Unidos será lo que sea pero al menos, como señala el Lexington de The Economist, no ejerce la violencia callejera y se manifiestan de forma civilizada.  Los estudiantes franceses, sin embargo, destrozan todo a su paso, utilizando la kale borroka con charme como método de intimidación política, haciéndose fotos en las barricadas con la impunidad de niños de papá que saben que sus faltas les serán perdonadas: ¡son tan monos!  Hace poco un amigo que ha transitado progresivamente de la izquierda a la derecha, según aumentaba su cuenta corriente y su estatus social, todavía justificaba el atentado de ETA a Carrero Blanco ya que, como un tertuliano de Iñaki Gabilondo explicaba a la audiencia de Cuatro, no era lo mismo ETA durante la dictadura que durante la democracia.  Algo con lo que no estarían de acuerdo los propios etarras y, por una vez en la vida y en la muerte coincidiendo con los del tiro en la nuca y la bomba lapa, yo tampoco.




Esa secreta intimidad de la izquierda con la violencia se traslució en la entrevista de ayer del solar Follonero al tenebroso Jesús Eguiguren, el dirigente socialista que prefiere a Otegui antes que Basagoiti, según descripción del dirigente conservador.  En un momento dado se refirió al terrorismo y los asesinatos de ETA como "actividad armada".  Dios está en los detalles y el Diablo en los matices semánticos. 



Por la mañana había desayunado en El país que Felipe González tuvo la ocasión de descabezar, asesinando, a la cúpula de ETA antes de las Olimpiadas de Barcelona.  No lo hizo.  No por elevadas razones morales sino más bien, y aunque pueda resultar paradójico, por cuestiones de lo que denomina pragmáticas en el sentido del más ramplón utilitarismo:  no fuera a ser que los franceses se cabreasen.

Todavía no sé siquiera si hice bien o hice mal, no te estoy planteando un problema moral, porque aún no tengo la seguridad. Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. Antes de la caída de Bidart, en 1992, querían estropear los Juegos Olímpicos, tener una proyección universal... No sé cuánto tiempo antes, quizá en 1990 ó 1989, llegó hasta mí una información, que tenía que llegar hasta mí por las implicaciones que tenía. No se trataba de unas operaciones ordinarias de la lucha contra el terrorismo: nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. De toda la dirección. Operación que llevaban siguiendo mucho tiempo. Se localiza lugar y día, pero la posibilidad que teníamos de detenerlos era cero, estaban fuera de nuestro territorio. Y la posibilidad de que la operación la hiciera Francia en aquel momento era muy escasa. Ahora habría sido más fácil. Aunque lo hubieran detectado nuestros servicios, si se reúne la cúpula de ETA en una localidad francesa, Francia les cae encima y los detiene a todos. En aquel momento no. En aquel momento solo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años. Esa es la literatura. El resultado es que dije que no.

Por "literatura" parece entender el ex Presidente del Gobierno las discusiones filosóficas sobre el particular, tanto de asesinar a unos terroristas como de las molestias diplomáticas que eso ocasionaría. En un político es bueno que predomine la ética de la responsabilidad por encima de sus convicciones.  Pero en este caso no hay tal conflicto.  Felipe González fue siempre un político de convicciones débiles, con una orientación hacia el pragmatismo de andar por casa, y muy pagado de sí mismo, en el límite del narcisismo como patología.  En la entrevista que le ha hecho Juan José Millás se destacan ambos aspectos de su personalidad.  Aunque quedará para la historia el dilema político-moral de Felipe González.  ¿Qué habrías hecho tú?  Nuestro presidente estadounidense favorito, el demócrata Bartlet, lo tuvo claro y mandó asesinar a un terrorista que iba a atentar en Estados Unidos.  Si El ala oeste de la Casa Blanca hubiera existido en aquella época quizás otra habría sido la decisión de González.



Me ha recordado la sutil secuencia mencionada de Les amants reguliers. Es obvio que cualquier presidente del Gobierno enfrentado a la oportunidad de eliminar a los terroristas máximos lo hubiera hecho.  La diferencia entre unos y otros, entre los psicópatas y los responsables, es que éstos últimos sentirían el dolor moral que significaría el asesinato, tanto por la pérdida humana causada como por el daño causado a los principios del Estado de Derecho.





Comprendo la decisión de Felipe González.  Aunque por otras razones.  Si fue por una cuestión utilitaria entonces simplemente hizo dejación de responsabilidades y no gestionó bien el asunto.  El caso es que aunque el asesinato de los dirigentes etarras era algo que tenía que haberse realizado yo creo que tampoco hubiese tenido "estómago" para ejecutarlo.  Hubiese tenido ese fogonazo que me los habría presentado como "también ellos son seres humanos".  Por eso, entre otras razones estomacales, no me dedico a la política.

13 comentarios:

A./ dijo...

Más bien un depresivo, pero bueno, sí: el coronel Kurtz.

Anónimo dijo...

Lo que queda claro es que estos señoritos del PSOE, en el cénit de su prepotencia, no se consideraban más que la asistenta de Francia.

Anónimo dijo...

Pues a mí no habría importado ahorrarle al Sr. Presidente el dilema, yo mismo los habría liquidado.

Álvaro Quintana dijo...

Es lo que veo yo en el final de la espléndida "Soñadores", de Bertolucci (donde también está Louis Garrel, por cierto): la tradición democrática y prudente de EEUU, encarnada en Matthew, frente al radicalismo/inmadurez de los gemelos franceses, quienes se lanzan de las salas de la Cinemathéque a lanzarle cócteles a los policías. Ahogados de estética, pretenden llevar el romanticismo de las pantallas a la vida real. Pura inmadurez, como digo, alimentada por una deficiente reflexión sobre la relación entre el arte y la ética.

http://espitolas.blogspot.com/2010/10/el-cuento-de-hadas-del-68-sonadores.html

Plinio dijo...

Para los más jóvenes dejo aquí este enlace que les ayudará a hacerse una mejor idea de la violencia del mayo del 68 francés.

http://www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Maurice/Grimaud/prefecto/Paris/durante/revuelta/Mayo/68/elpepinec/20090724elpepinec_2/Tes

No encuentro referencias a que hubiera ningún policía fallecido en las númerosas protestas y manifestaciones de aquellos días, e incluso el número total de fallecidos "oficiales" entre la población civil es "sorprendentemente" bajo, sobre todo teniendo en cuenta que en esa misma década ocurrieron en París sucesos muchísimo más violentos en enfrentamientos con la policía que nada tuvieron que ver con mayo del 68.

Libertariano dijo...

Es verdad que en general la decisión correcta desde el punto de vista político es la de matarlos del mismo modo que hay que matar al tipo que está encañonando a otra.

Pero, y esta es la clave, debe haber un procedimiento político legítimo, aunque reservado, para tomar una decisión de estas características. Es decir, hay que implicar al jefe de la oposición, al jefe del Estado mayor y al de los servicios secretos, por ejemplo. Una super-reunión secreta de los poderes fácticos políticos para que la decisión tenga también ese componente de pluralidad del sistema político. Incluso en las alcantarillas debe funcionar el principio liberal de check & balance.

Y, por último, está ese componente moral al que me refiero. Que aunque lo hagas debes sentir el daño moral de que lo que has hecho está mal aunque no has tenido más remedio que hacerlo.

Tanto el procedimiento de check&balance como la conciencia moral es lo que distingue a un sistema político liberal y democrático de las organizaciones vilmente asesinas de izquierdas y derechas que actúan sin reflexión, sin control y sin dignidad. Es lo que distingue al estadista del mafioso. Felipe, tan pragmático él, siempre estuvo en el filo de la navaja...

Como dice Álvaro sería interesante hacer una doble sesión con "Soñadores" de Bertolucci, al que se hace una referencia explícita en la peli de Garrel, aunque no sé si irónica. Los chicos de Bertolucci están mucho más cortados por el cliché que los de Garrel aunque es cierto que es complicado no caer en el cliché existencialista con esos chicos porque ellos mismos caían en la construcción del personaje.

El artículo mencionado por Plinio es muy interesante pero muy superficial en la relación de la revolución estudiantil con la violencia. Aunque es cierto que la violencia no fue mucho mayor, porque como se explica De Gaulle no cayó en las provocaciones estudiantiles, en Francia el compromiso de gran parte de la izquierda con el terrorismo y la violencia son bien conocidas. Así los movimientos terroristas de izquierda que asolaron Europa: ETA, Baader, Brigadas Rojas... Las mismas palabras citadas de Cortazar son tenebrosas...

Aparicio dijo...

A mí la frase de Felipe González que me retumba la cabeza es ésta: "Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura". ¿Osea que sí hubiera "actuado" en territorio español?

Aparicio dijo...

A mí la frase de Felipe González que me retumba la cabeza es ésta: "Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura". ¿Osea que sí hubiera "actuado" en territorio español?

Plinio dijo...

Simplemente creo que los hechos terroristas y violentos son algo demasiado terrible para utilizarlos ideológicamente. Quienes sigan extraviados en tan empobrecedoras categorías políticas y crean que el Horror (con H, como lo repetiría obsesivamente Kurtz) es patrimonio exclusivo de los Otros, quizá saquen algún provecho leyendo esta entrevista al profesor Daniele Ganser:

http://www.voltairenet.org/article153509.html

Aunque claro, que esperanza nos queda después de leer esto:

"Tanto el procedimiento de check&balance como la conciencia moral es lo que distingue a un sistema político liberal y democrático de las organizaciones vilmente asesinas de izquierdas y derechas que actúan sin reflexión, sin control y sin dignidad. Es lo que distingue al estadista del mafioso."

Toda una ética del Horror...

Anónimo dijo...

Joder, con esta entrada sí que me dejas descolocado.
Cómo que lo correcto es sin duda matarlos? Pero no ves que con eso estás con un pie colocado en el fascismo. Cómo estableces la línea que separa los casos en que se puede matar directamente y los que no? Y ya puestos, cuándo torturamos y cuándo no?
Hacemos una lista de los casos en que probablemnte se puedan salvar vidas matando y torturando. Fascismo, chico, sí.

Libertariano dijo...

Es, sin duda, una delgada línea roja. Como norma general es claramente que no. Pero también cabe conjeturar casos en los que no haya más remedio. Casos extremos, tipo "24", en los que se está decidiendo la organización de un crimen.

Sería el mismo caso de una acción de los GEO ante un secuestro en un banco en el que los asaltantes estuvieran a punto de matar unos rehenes y no hubiera más opción que la vida de los asaltantes o la de los rehenes.

Otra clave está también en la opción del procedimiento. Del mismo modo que la unidad de los GEO sería investigada y procesada por el procedimiento, por si el homicidio se había llevado a cabo justificadamente, del mismo modo los políticos.

También está la cuestión, claro, de dejarse llevar ante estas situaciones o bien tener cierta resistencia a hacerlo. En este sentido, González hizo bien al resistirse...

Anónimo dijo...

Yo es que creo Santiago, que ante la duda no es aceptable nunca. 24 me parece una serie magnífica narrativamente pero ideológicamente muy dudosa. Actuar en el instante porque alguien apunta en la cabeza a un inocente es otra cosa distinta. Es como la legítima defensa.
Pero probablemente este es uno de los temas morales más difíciles que existen. a mí me asuata las pendiente por la que puede llevarnos a poquito que nos descuidemos. No hay más que ver Intereconomía, por ejemplo.ç
Igor

Libertariano dijo...

Completamente de acuerdo contigo. Y, por supuesto, es siempre mejor quedarse corto que pasarse tres pueblos. Ignatieff tiene páginas magníficas sobre la cuestión en "El mal menor"

http://www.editorialtaurus.com/uploads/ficheros/libro/primeras-paginas/200503/primeras-paginas-mal-menor.pdf

Un saludo!!!!