"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

viernes, julio 27, 2012

Circuncisión y otras "judiadas"




En estas fechas una proporción significativa de judíos están inquietos, soliviantados, indignados.  Comienza el Festival de Bayreuth.  Los fantasmas del pasado les persiguen y aunque han demostrado una y mil veces en la historia que nadie como ellos para encarar errantes travesías por el desierto, comprendo que a veces la persecución histórica a la que se han visto sometidos les haga ponerse un poco paranoicos.  Aunque a Alfred Hichcock le encantaba mostrar como incluso los paranoicos puedan tener razón, de La ventana indiscreta a Sospecha.

El planeta Wagner se aproxima a tierras teutónicas* coincidiendo con la petición de algunas instituciones judías a la RAE para que quite del Diccionario la palabra "judiada".


judiada.
1. f. Acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de judíos.
2. f. p. us. Muchedumbre o conjunto de judíos.


Así que el lobby judío se une al lobby feminista de género y al de los gays de Zerolo en pretender cambiar la realidad modificando el lenguaje y ocultando las palabras bajo la alfombra.  Como si al quitar palabras del diccionario la gente dejara de usarlas y desde su punto de vista no desde luego "tendenciosamente".  En el DRAE no está la expresión "perro judío" y sin embargo se escucha aún por ahí.

No tiene razón, por tanto, esta "judiada" (acepción 2) en querer eliminar esta tradición lingüística pero creo que sí en el intento de algunos "ilustrados" de eliminar vía imperio de la Ley una de sus más genuinas tradiciones, la de mutilar sexualmente a sus bebés, arrancándoles el prepucio, en una ceremonia que llaman el Brit Milá. Naturalmente cuando los judíos (o los musulmanes que tienen una ceremonia similar) describen lo que hacen a sus infantes utilizan un lenguaje más benigno para dar la impresión de que hacen otra cosa de la que hacen.  Pero como he mostrado anteriormente no soy partidario los eufemismos, estilo llamar orwellianamente "Ministerio de Defensa" a lo que se debería llamar "De la Guerra" y similares.

Y ha sido precisamente en la wagneriana Alemania donde se ha desatado la polémica.  Un bebé (musulmán) llegó a un hospital desangrándose en plan halal porque se habían pasado unos milímetros en la operación quirúrgica de retirarle el pellejillo.  Y naturalmente los médicos informaron al juez de turno que ni corto ni perezoso ha puesto en cuestión que se pueda permitir tal bárbara costumbre en una sociedad civilizada, y mucho menos aplicada a bebés que evidentemente no tienen ni voz ni voto en lo que hacen con ellos sus enamorados y ritualistas padres.  El debate ha saltado a los medios alemanes - como la carta de médicos, abogados y otros intelectuales contra tal rito a Frankfürter Allgemeine - y norteamericanos, New York Times, donde la circuncisión, también en adultos que no son ni judíos ni musulmanes por cierto, está bastante extendida al tratarse de uno de los pocos países jew & muslim-friendly con unas comunidades extensas

La cuestión es muy interesante filosóficamente porque como en el tema del aborto o de las corridas de toros se trata de navegar conceptualmente en aguas pantanosas, es decir, en terrenos del pensamiento donde un milímetro de precisión en el corte es crucial para pisar tierra firme o ahogarse en barro, haciendo que cada movimiento que haces por liberarte en realidad te hunde más y más en el fango de las emociones y los prejuicios, en el campo minado de las tradiciones y las religiones.

A los que nos hemos criado en el orbe católico el tema de la circuncisión nos parece poco menos que marciano dado que tenemos los prepucios a salvo porque nuestros antepasados paganos le hicieron ver al judío Pablo de Tarso que todo eso del cristianismo estaba muy bien salvo por lo del pene y esa dieta ridícula del Deuteronomio.  Pablo, un tipo inteligente, comprendió que en el muy competitivo sector religioso del Imperio Romano había que hacer concesiones ("el cliente, aunque sea gentil, siempre tiene razón") y de ahí que podamos presumir de hacer sopas con huesos de jamón o de mariscos y no de prepucios.

Últimamente he debatido por Twitter con Miguel Ángel Quintana Paz (un brillante filósofo metido en la oscura política) sobre la cuestión desde el punto de vista exclusivamente de la Aufklärung a la que se remitía la carta de los ilustrados alemanes en el FAZ.  Los 140 caracteres son muy buenos para el aforismo, la ocurrencia, el microrrelato y el haiku pero no tanto para la argumentación desarrollada.  Twitter es más nietzscheano que kantiano.  El caso es, me ha parecido entender, que él es favorable a la prohibición de cualquier tipo de mutilación sexual durante la infancia a despecho de tradiciones, por muy históricas y definidoras que sean de determinados grupos culturales.  Y que si luego ya de mayor uno quiere pasar por determinado rito de paso consistente en cortarse el prepucio, el clítoris, la vagina o el pelo de la cabeza al cero, ancha es Castilla y allá cada cuál con su cuerpo y sus supersticiones.

La fundamentación de su postura se basa en la Ilustración y el deber de proteger el derecho a la integridad física de las personas, sobre todo en los casos en que no pueden defenderse por sí mismas, con lo que el Estado estaría legitimado a intervenir para limitar la acción violenta, incluso de los padres sobre sus propios hijos.  Por ejemplo, en el caso de la mutilación sexual femenina que se realiza entre grupos africanos o de las transfusiones de sangre prohibidas desde la lectura de la Biblia que hacen los Testigos de Jehová.  Desde su punto de vista, la circuncisión debería posponerse obligatoriamente a, pongamos, cuando los adolescentes se estima que ya pueden decidir sobre su propio cuerpo, ya sea para ponerse un piercing, abortar (salvando las distancias, seguro que me entienden lo que quiero decir) o, en lo que estamos, integrarse simbólicamente en sus comunidades judías o musulmanas.  Como dicen los ilustrados alemanes:

"Como hijos de la Ilustración, tenemos que abrir por fin los ojos: No lastimar a los niños!"

Sin embargo, más que como ilustrados me parecen que están actuando como iluminados.  Ya saben que el término Aufklarung se puede traducir tanto por Ilustración como por Iluminismo.  Y que las Luces lo pueden ser tanto de la razón como de las hogueras inquisitoriales que la propia Razón -así, con mayúsculas- tantas veces ha erigido cuando ha copiado el modelo unidimensional, simplista, maniqueo y autoritario de las religiones y tradiciones con las que tuvo que batallar para ir consiguiendo esferas de autonomía más voluminosas.  Y claro, los que debaten con un cañón terminan siendo de la misma condición.

Hay una delgada línea roja que separa la mutilación sexual femenina de la masculina.  Mientras que la primera siempre ocasiona un perjuicio grave y crónico en las niñas a las que se les aplica, en los niños es una intervención que, a pesar de su gravedad objetiva como cualquier operación quirúrgica, no ocasiona, salvo excepciones, ningún tipo de complicación ni perjuicio.  Desde un punto de vista abstracto formal es una práctica aberrante y absurda que produce un dolor inútil y estúpido.  Ahora bien, desde un punto de vista institucional simbólico es una práctica constitutiva de la identidad comunitaria de determinados grupos de personas que gustan de sentirse vinculados por una serie de ritos y supersticiones.  Apliquemos ahora el principio filosófico de antes, no recuerdo si enunciado por Wittgenstein o Buda:

"Ancha es Castilla y allá cada cuál con su cuerpo y sus supersticiones"

Lo que aplicado a la circuncisión de los infantes judíos y musulmanes pasaría por una regulación estatal de la práctica que obligase a que el entrañable y precioso para algunos mientras que sanguinario y execrable para otros Brit Milá se llevase a cabo en las condiciones sanitarias más idóneas (no creo que el rito ponga ningún impedimento a la anestesia local, aunque vete tú a saber con los ortodoxos).  De esta manera, el Estado cumpliría su misión de salvarguardar a los infantes de las locuras de sus padres al tiempo que estos seguirían ejerciendo la patria potestad de educar a sus hijos en las dogmas y ritos de su fe.  La libertad religiosa y la salud pública, juntas pero no revueltas.

Ello no sería óbice para intentar cambiar una práctica que es recriminable desde un punto de vista racional aunque en algún momento histórico incluso tuviera algún viso de razonabilidad.  Pero ya no desde la coacción del Estado sino desde la seducción de la sociedad civil, es decir, debatiendo no tanto la legalización o no de una práctica milenaria sino convenciendo a judíos y musulmanes que la práctica de la circuncisión es compatible con la voluntariedad de la misma: se podría trasladar la extirpación del prepucio a la adolescencia mientra que el Brit Milá se puede realizar con una circuncisión de tipo simbólico, poniéndole una x con tinta indeleble en el prepucio o algo así (seguro que los judíos, famosos por su humor sutil, aprecian un poco de broma en un asunto tan serio.  Aunque quizás los musulmanes, que no son famosos precisamente por apreciar el humor, no tanto...).

Postdata.  Respecto a la tendencia al autoritarismo y unidimensionalidad de la razón, autorigida en Razón, ilustrada el problema viene de un conflicto de legitimidades. Como la razón sólo admite como válido la argumentación basada en demostraciones le resulta extraño convivir con otras fuentes de legitimidad como la tradición, basada en la repetición, la rutina y la inercia institucional, o la religión, basada en la fe como fuente de conocimiento.  El primer impulso de la razón es anular ambas de cuajo sin considerar que hay otras formas de razonar en el cielo y en la tierra de las que puede admitir su filosofía racionalista.  Es posible que la circuncisión obedezca, desde una perspectiva materialista-cultural, a razones médicas que tuvieron su razón de ser en algún momento.  Hasta hace relativamente poco, con el positivismo vienés, este dogmatismo racionalista y reduccionista todavía era moneda de cambio entre filósofos pero Wittgenstein y Popper, cada uno a su modo, nos enseñaron que para vivir en una sociedad abierta hace falta convivir con diferentes juegos de lenguaje y modos de vida dentro de los limites de una razón impura que esté en equilibrio reflexivo con las prácticas vitales (simbólicas y de sentido) humanas. Un ejemplo de este racionalismo unidimensional, autoritario y reduccionista es el "paraíso comunista", la "utopía racionalista" de la Unión Soviética en la que la circuncisión por motivos religiosos estaba prohibida.


Postdata.  Mientras que la argumentación sobre el conflicto de derechos y de libertades es relevante hay un argumento en contra de la prohibición que es especialmente falaz y que se utiliza mucho en debates que van del botellón a la ley Sinde: que si se prohíbe entonces lo único que se conseguirá será trasladar la práctica en cuestión a la ilegalidad.  A veces me pregunto si los que usan este tipo de pseudoargumento son muy idiotas o muy listos.

Postdata.  Los filósofos liberales Matt Stone y Trey Parker pusieron mi argumentación en imágenes en "La circuncisión de Ike"

Postdata: El Santo Prepucio

Postdata. Para el tema de la ablación del clítoris y la importancia de la sociedad civil para cambiar una costumbre que rechazan sus protagonistas no hay que perderse Moolaadé, de Sembene

PD.  La cosa se complica cuando intervienen cuestiones sanitarias como la poca incidencia del SIDA entre circuncidados, véase anterior link sobre sopa de prepucios.

PD. Un estado austríaco también ha prohibido la circuncisión por motivos religiosos... Es que escuchan a Wagner y comienzan los preparativos para invadir Israel, digo Polonia.

* No era por casualidad que Lars von Trier, "hitleriano" de nueva hornada, hiciese que su planeta Melancholía se aproximase, enamorado y apocalíptico, a la Tierra con la melodía encadenada de Tristán e Isolda

2 comentarios:

rojobilbao dijo...

Mostrarnos capaces de prohibir castraciones físicas pero permitiendo las mentales (como inocular ideas racistas, separatistas o colectivistas) nos define como sociedad simplona más preocupada de lo visual (¿estético) que de lo que debiera importar.

Nasser dijo...

Considero un insulto la acepción 7ª de la palabra "parado". ¿Cómo se atreve la RAE a insultar al 24% de los trabajadores españoles? ¿Por qué tienen que soportar semajante escarnio los parados de larga duración?
http://lema.rae.es/drae/?val=parado