"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

domingo, marzo 23, 2014

Adolfo Suárez: El hombre que no se tiró al suelo




Cuando Alfonso Guerra le insultó llamándole “tahúr del Misisipi”, Adolfo Suárez me cayó automáticamente simpático.  Yo era un chaval y me imaginaba que tendría los bolsillos de su chaleco abotonado bajo la impecable chaqueta repleto de sotas de tréboles, reyes de diamantes y un par de reinas de corazones.  Además de un par de ases de picas en la manga.  Con sus artes de trilero -sonrisa encantadora, ademanes elegantes y voz grave de latin lover- se llevó al huerto de la democracia tanto a franquistas, a los que conocía muy bien porque había sido uno de ellos, como a comunistas y socialistas a los que ayudó a desbastar para que aprendiesen a hacer la reverencia al rey de España (otro “demócrata de toda la vida” como él mismo).


Pero fue el 23 de febrero de 1981 cuando se convirtió en uno de esos héroes de leyenda política.  Bajo la ráfaga de metralleta aguantó el tipo en su escaño azul.  Fue el hombre que no se tiró al suelo cuando todo el hemiciclo tembló con los espectros de la guerra civil.  Sólo Carrillo y Gutiérrez Mellado resistieron como él, anteponiendo la dignidad de su condición de representantes del pueblo al miedo que como simples hombres tuvieron que sentir.


Ahora, en la hora de su muerte, “pijorrojos” como Alberto Garzón o Juan Carlos Monedero, los responsables intelectuales de las algaradas “revolucionarias” de la “Marcha de la Dignidad”, tuitean despreciándolo por franquista mientras ellos mismos jalean las dictaduras de Cuba o Venezuela y animan a un proceso de ruptura guerracivilista, en las antípodas del talante de consenso y sociedad abierta que impulsó Adolfo Suárez.  John Ford nos mostró que la realidad es más amarga que la leyenda pero mucho más noble.  Por eso, en estos momentos de echar la vista atrás, hay que reconocer que fue el último de los franquistas, sí, pero también el primero de los demócratas.  Que no fue el más brillante político pero sí el más lúcido.  Bailó sobre el alambre con las más feas (los nacionalismos xenófobos, el terrorismo de extrema izquierda, el golpismo de extrema derecha), y aunque terminó cayéndose al abismo fue por los zancadillas y las puñaladas que le propinaron sus más cercanos aliados, convertidos en sus más íntimos felones.  


Sin duda, fue un personaje de película fordiana.  Decente como el sargento Routledge (El sargento negro), realista como el comisario McCabe (Dos cabalgan juntos), valiente como el abogado Stoddard (El hombre que mató a Liberty Valance), ingenuo a fuer de patriota como el sargento Maher (Cuna de héroes), Adolfo Suárez no supo retirarse a tiempo emulando al político a la antigua usanza Frank Skeffington interpretado por Spencer Tracy.  Devorado por la misma Transición que él había ayudado a parir a España, avanzó en silencio y digno, a contracorriente de una multitud vociferante que animaba a políticos demagógicos y corruptos.  Como Spencer Tracy, derrotado pero no humillado.  Por cierto, la película se llama El último hurra.  Va por usted, Presidente.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos:
Me uno aquí al homenaje a Adolfo Suárez. Mi estilo es menos cinematográfico pero lo hago sinceramente y sin reservas.
Y lo diré claro:

¡Adolfo Suárez fue el mejor político español del siglo XX!

Adivino las caras perplejas y las muecas. Veamos en términos absolutos:

- Todos los políticos de la Restauración eran en mayor o menor medida unos caciques o beneficiarios de tales prácticas y ninguno logró encarrilar la situación. Tal vez Canalejas pero le volaron la sesera.
_ Miguel Primo de Rivera, fue un dictador, aunque, la verdad, lo que menos puede criticársele hoy en día es que lo fuera. Sólo por librar a los quintos de la pesadilla marroquí. El problema es que dio ideas.
_ Todos los de la Segunda República. Pues oye. Un régimen que llegó al poder sin violencia (no hablo ahora de lo de Jaca o Cuatro Vientos) y con un entusiasmo ilimitado. Y un quinquenio después no pudo prever, evitar ni ganar la peor guerra civil de nuestra historia.
_ Del franquismo, lagarto, lagarto.
_ Y de la época posterior a la transición, que levante la mano el que pueda mostrarse impoluto.

Así que con todas las pegas que se quieran poner. Yo tengo claro a mi favorito.
Descanse en paz.

Jeremías Johnson dijo...

La alegre muchachada española, sobre Suárez.

No se lo pierdan. "¡El que pegó el golpe de Estado!"