"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

domingo, marzo 09, 2014

Gerard Mortier, el señor de la ópera



En Libertad Digital escribí en su momento sobre su montaje de Lady Macbeth en el Teatro Real.  Ahora me toca escribir sobre su muerte: Gerard Mortier, el señor de la ópera.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una frivolidad comentar esto con la muerte de Mortier tan reciente, pero resulta inquietante la verdad que encierra su frase de lo muermo que va a ser Madrid sin Mourinho, Duato, Mortier... Qué triste que al que destaca un poco se le da leña hasta que se marcha.

cilantro dijo...

Sus herederos estarán ahora con el riñón bien cubierto, no sufran tanto por su muerte. El Teatro Real es una sangría económica donde la venta de entradas no cubre el 25 %. Paga Liborio, como dicen en Cuba. No soy un gran aficionado, pero he sido asiduo varias temporadas, y he visto grandes montajes escénicos para solaz del vulgo ignaro acompañados de calidades vocales harto dudosas en los solistas. El que mantenía el nivel de excelencia artística era Jesús López Cobos. Pero él hacía sólo su trabajo, sin preocuparse de estéticas rompedoras ni de "epatar" al burgués. Tarea esta última más fácil si la víctima es el español acomplejado medio.

Anónimo dijo...

No puedo compartir su punto de vista Sr. Navajas. No discuto tampoco los méritos que tuviera el Sr. Mortier pero es imposible seguir apoyando contrataciones libres basadas en apetencias caprichosas, temporadas en las que no se rinde cuentas a nadie de los resultados. Me importa un bledo que el Teatro Real sea muy importante en el mundo porque se representan con mi dinero obras de deficiente calidad con puestas en escena excéntricas y siempre, cómo no, con el deseo de catequizar al público con su propio dinero. Mortier ha sido un desastre más en la gestión cultural de la ópera en España, un capricho del presidente de la Fundación, un representante de los lobbies del mundo de la ópera, un fanático fatuo, otro miembro de los nuevos clérigos de la cultura. ¡Un horror!