"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

viernes, diciembre 05, 2014

Las vidas de Grace, realismo indie

  • “Estoy en la universidad y quería pasar una temporada con chicos desfavorecidos”.  Plantea el recién llegado.
  • “Eh, ¿qué quieres decir con eso de “chicos desfavorecidos”?” le espeta agresivamente un interno.
  • “Eso es una falta leve, a tu cuarto”. Dice Grace, la jefa del centro.

Ni cinturones, ni cuchillas, ni libertad.  Este podría ser el lema del centro de acogida para adolescentes con problemas de conducta -muy agresivos, con una actitud disruptiva- que lidera Grace, una joven que combina la tolerancia con la disciplina, el humor con el rigor.  Pero no sólo tienen problemas los jóvenes “educados” también los jóvenes “educadores”.  

Las vidas de Grace es una película por Denis Creton que relata las experiencias y explora los sentimientos de la supervisora de Short Term 12, una chica aparentemente extrovertida aunque sería que al mismo tiempo que ayuda a resolver los problemas de los demás se enfrenta introvertidamente a una secreta herida interior.  Sólo el conflicto con una inteligente y conflictiva nueva interna hará que Grace se enfrente cara a cara a sus fantasmas personales.

Con un estilo sencillo a la vez que complejo, Creton elabora una película sensible sin caer en la sensiblería, inteligente sin llegar a ser pedante, instructiva sin caer en el moralismo, ambiciosa pero no pretenciosa.  Con la atmósfera envolvente de la música de Joel P. West, entre el minimalismo y el indie, Creton recrea sus propias experiencias como trabajador en un grupo que ayudaba a adolescentes problemáticos.  Estas vivencias son traspasadas a la pantalla con el filtro de una autenticidad no impostada por trazos gruesos, demagógicos y populistas.  Por el contrario, el costumbrismo de Creton ignora tanto el casticismo como el preciosismo, los dos pecados capitales del realismo con ínfulas sociales, para centrarse de manera empática, como si hiciera una disección no exenta de compasión, como si fuese posible hacer un Vermeer ante el que la gente no dijese: “Mira, un Vermeer”.

La secuencia clave de la película ocurre aproximadamente a la hora de haber empezado.  Entonces una de las chicas protagonistas le cuenta una historia a la trabajadora social con idénticos problemas: una pulpita se encuentra con un tiburón amigable que le pide como señal de amistad que se deje comer uno de sus brazos.  Una semana después… se lo pueden imaginar.  

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Me ha recordado un canción de Christina Rosenvinge, Tú por mí, en la que se decía

“Mucho cuidado con los cocodrilos, vienen despacio, nunca los ves. se la comieron sonriendo tranquilos, yo me di cuenta me fui por pies”

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Mucho cuidado, nos viene a decir Las vidas de Grace, no con los lobos feroces de Caperucita sino con los lobos con piel de cordero.  Hay que aprender a distinguir a las personas buenas de las que sólo lo parecen.  E, incluso, de aquellas que no lo parecen…

1 comentario:

Anónimo dijo...

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