"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

martes, febrero 25, 2014

Jordi Évole no es Orson Welles




En Libertad Digital se publica mi visión del "falso documental" de Jordi Évole sobre el golpe de estado de 1981. También Carmelo Jordá opina sobre el mismo tema.


PD.  En el New York Times el documentalista Errol Morris profundizaba en su visión antirrelativista de la verdad en el documental y de cómo Thomas Kuhn le tiró un cenicero.


 

6 comentarios:

Enrique dijo...

Jamás he entendido el bombo que se le da a los reportajes de Évole... para que al final no diga nada nuevo.

Para el programa del 23-F estuvo repitiendo hasta la saciedad que "no sabía si le dejarían emitir el programa", insinuando que recibía presiones. E incluso después de la broma dijo que no podía emitir la verdad. ¿Perdón? Sin ir más lejos, en 13tv o Intereconomía, canales nada sospechosos de ser antimonárquicos, se invita al señor Jesus Palacios, un historiador que defiende la teoría de que el rey estaba metido "en el ajo".

Además de que, oiga, es la misma historia de cada año. Y que yo sepa todos esos programas se emiten con normalidad independientemente de lo que se diga en ellos.

Pero increíblemente eso le funciona. Las mismas presiones denunció para su programa sobre las eléctricas o sobre los lobbys de presión. Aunque, por supuesto, no aportase nada nuevo. Así que quizá, después de todo, la culpa sea de la audiencia.

Anónimo dijo...

Buenos días. No voy a entrar en dar mi opinión sobre el falso documental de Evolé, puesto que las opiniones van y vienen y, como bien sabía Plátón, no son conocimiento. Me voy a referir a una palabra que ha utilizado el autor de este post en varias ocasiones. Ha denominado idiotas a aquellas personas que, incluso de haber sabido a priori que dicho documental era falso, se lo hubieran creído; y además a todos los ciudadanos norteamericanos que, en el año 1938 (si no recuerdo mal), se creyeron la narración del ataque marciano que pronunció Orson Welles. Mire usted, si hubiera visitado nuestro Diccionario de la Real Academia de la Lengua, habría encontrado las distintas acepciones del vocablo en cuestión. La primera de ellas, hace referencia a una enfermedad mental, es decir a algo que se tiene de nacimiento, lo digo por si hay algún ignorante, ignaro, inocente, inculto o similar, que no lo sepa. La segunda acepción no tiene que ver con estos comentarios. La tercera es un insulto aunque, eso sí, coloquialmente, como si se conocienra a las personas a denominar idiotas (que no es el caso). Y en cuarto lugar sin instrucción; en este apartado habría que ver si son por negligencia o por carecer de tiempo para estudiar. En cualquier caso que se contemple, no parece una palabra que defina lo que es una persona crédula, inocente e incluso ingenua.
Por otro lado, siempre según el autor, creerse una invasión alienígena es síntoma de ser idiota, ¿cómo definiría usted a todos los creyentes católicos, protestantes, judíos, islámicos, etc que creen en un ser (o varios) que trascienden nuestro mundo? Como bien sabrá se cuentan por miles de millones...
No me quiero extender más, no tengo tiempo ni ganas de ello. Piense que algunos de esos "idiotas" le podrían contestar "stultorum infinitus est númerus" y a lo mejor usted se quedaba igual que antes de leerlo.

Muchas gracias.

Pda. Milenios antes que Popper ya sabía Sócrates que "solo sé que no sé nada"

Rodrigo dijo...

Le dejo este comentario que he escrito para en el perfil de Google+ de Libertad Digital, por si alguien se quiere hacer eco. Creo que hay dos aspectos del falso documental que no se han comentado en los medios y me parecen fundamentales.

---

Amigos de Libertad Digital, creo que el señorito Jordi nos la ha querido meter doblada a todos (con perdón) y algunos todavía no se han enterado.

Me explico. La engañifa del documental no es que sea falso en sí mismo. Veo que desde LD se critica el método seguido por Évole. Sin embargo, a mí la idea me pareció brillante, sin ser del todo original, pues el mismo Évole ya dice que tomó el concepto de Operación Luna, y el docu-ficción me resultó de lo más entretenido. Cierto que yo hice trampa, porque lo vi por Internet una vez se había descubierto el pastel, pero eso no quita mérito al montaje.

El problema de verdad, en lo que nadie parece haber reparado, es lo que vino después. Un debate amañado en el que tres contertulios (Biurrun, Gabilondo y el propio Évole) acorralan a uno (Eduardo Serra) con un discurso claramente favorable al nacionalismo catalán y a la modificación de la Constitución para su acomodo. Esta es la píldora ideológica que Jordi nos hizo tragar tras el bonito fuego de artificio que fue el documental. Y coló, puesto que la gente habla y critica la ficción, cuando el mensaje subliminal nos lo pasó por otro lado.

Tampoco nadie comenta la intervención de Wyoming, que es un ataque en toda regla a la monarquía. Wyoming cuenta que a él le censuraron un programa por invitar a un catalán que se burlaba de la familia real. Me parece muy bien que se queje si lo cree así, pero esto no tiene nada que ver con el golpe de estado. Ocurrió 12 años más tarde. Esta parte no es "falsa", en el sentido de que Wyoming siempre ha mantenido esta versión en realidad, lo cual puede confundir al espectador. Fijaos en la entrevista y veréis que a su espalda hay una foto reciente de Cristina. Se establece una conexión entre el golpe, la censura en televisión y las corruptelas actuales de la Casa Real. Asombroso que nadie hable de ello.

En fin, en mi opinión, esto sí que es una muestra de cómo nos pueden manipular para que prestemos atención a una cosa (el docu-ficción) y luego nos cuelen el mensaje que les da la gana por la puerta de atrás.

Rodrigo dijo...

Mención aparte merece la confesión espontánea de Eduardo Serra sobre la (no) desclasificación de los papeles de los GAL.

Dio a entender que, efectivamente, él mismo propuso que no se desclasificaran para que González no fuera a la cárcel.

Y estamos con el jijí, jajá del Follonero y nadie dice una palabra de esto.

Anónimo dijo...

El problema no es que Évole no sea Orson Welles, el problema es que estamos en 2014 no en 1938.

En 1938 cuando Orson Welles emitió su guerra de los mundos, los medios tenían un poder extraordinario. El propio experimento sirvió para que Lazarsfeld atestiguara la teoría de la aguja hipodérmica, según la cual los mensajes de los medios de comunicación impactaban directamente en la audiencia como una aguja directa al cerebro. Welles llamó la atención sobre el público para que fuera consciente del enorme poder de los medios.

En 2014 los medios de comunicación se han disuelto en el cocido de una olla llena de superabundancia de información. El público ahora no se cree todo, simplemente es incapaz de distinguir la información valiosa de la falsa. Solamente la credibilidad del emisor puede determinar qué calidad de información estamos recibiendo.
Évole te has equivocado. Tu falso documental tenía calidad, pero ha sido inoportuno. Una broma de mal gusto, para los profesionales de la información que están viviendo su momento más amargo, ha sido una jarra de agua fría.

Jeremías Johnson dijo...

Santiago, sea sincero: ¿usted tiene clones, verdad?

Es que me cuesta creer que, además de todas las cosas que hace (su trabajo, sus escritos, sus lecturas, su consumo compulsivo de cine y series de televisión, su vida social, su actividad en la Red y todo lo demás), aún le quede tiempo para ver el programa de Jordi Évole.