"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

domingo, diciembre 11, 2011

Un método peligroso, de David Cronenberg

En Libertad Digital comento la película de Cronenberg sobre el ménage à trois intelectual y amoroso entre Freud, Jung y Sabina Spielrein y su método psicoanalítico que fue tan peligroso por ser un fraude.

En España nunca ha tenido mucha relevancia el psicoanálisis que está en la actualidad prácticamente desterrado de las Facultades de Psicología como la alquimia de las de química.  Pero en Francia, la deconstrucción que ha llevado a cabo el filósofo Michael Onfray, famoso sobre todo por su campaña ateísta (se ve que está en contra de cualquier tipo de mitología), de Freud ha desencadenado todo un tsunami cultural

9 comentarios:

Espectador dijo...

" ... prácticamente desterrado ... como la alquimia de las de la Psicología..."

En las de Química.

Libertariano dijo...

Vaya lapsus freudiano... thanks

Jon Alonso dijo...

El canadiense ha madurado tras la cámara; un viaje que inició con “Una historia de violencia” y de momento prosigue. El personaje de Keira Knightley extraordinario, se agradece la fidelidad de los parecidos tanto de ella como el Michael Fassbender (tanto uno como el otro suenan en las quinielas de los Oscar). Sobre Mortensen, diré que es el menos Viggo de los últimos, pero denoto generosidad en favor de la pareja Jung&Spielrein. Respecto al psicoanálisis sólo me interesa su inviolable simiente en el film noir, sin él, creo que me hubiera perdido a tres tipos que van en mi Adn; Goulding, Preminger y Lang.

Abraham dijo...

Es divertido ver cómo todavía hay quien critica a Colón por llegar a unas falsas Indias. Aún más divertido cuando intentan demostrar que América no existe.

Hace tiempo que parece que se ha demostrado que el discurso freudiano se puede deconstruir tanto como la física de Newton. No entiendo que aún sigamos dándole entonces tantas vueltas a la idea de Gravedad, si él no la entendía bien.

A no ser que las personas sean más interesantes que las ideas. Pero parece que eso no es lo que piensan las personas. ¿O sí? No me aclaro.

Curiosamente, yo soy un gran admirador de Freud, como de Newton, al margen de sus más o menos acertadas ideas; y también me ha fascinado esta película. Esto habla muy bien de su seriedad, objetividad, o como quieran llamarlo.

Lo que me parece acertado es que aún pasarán muchos muchos años y se seguirá intentando desterrar al psicoanálisis.

Jeremías Johnson dijo...

Casualmente, hace un año leí un libro titulado La impostura freudiana, de Juan B. Fuentes, (Ediciones Encuentro), una mirada antropológica crítica sobre el psicoanálisis freudiano como institución.

Transcribo una de las citas que acompañan al ensayo:

Los ignorantes pronuncian 'Frud', para ponerle pelos o aplaudirle,. Los bien informados pronuncian 'Froid', y yo sin embargo pronuncio 'Fraude'.
G. K. Chesterton.

Libertariano dijo...

Respecto al psicoanálisis y el cine, su encuentro ha dejado alguna de las barbaridades más grandes que jamás se hayan rodado. Barbaridades a fuer de divertidas. Por ejemplo, Sospecha de Hitch o Tras la puerta de Lang.

Abraham, el psicoanálisis ha sido desterrado de la práctica científica y queda para las personas de bajo nivel cultural y grandes dosis de credulidad, como la acunputura, la homeopatía, etc. El mérito de Popper y Wittgentein estriba en que supieron percatarse de que bajo el encanto de los cantos de sirena psicoanalíticos no había más que palabrería (judía y aria, rectificando a Baroja)

O Chesterton. No conocía su cita, gracias JJ. Es sintomático como se puede armar una caza de brujas en Francia contra Onfray por contar las verdades del barquero. Freud es comparable a Newton, sí, pero en la vertiente teológico-alquímica del inglés.

Anónimo dijo...

El psicoanálisis no está desterrado de las facultades de psicología, al contrario, se sigue considerando válido para tratar trastornos mentales, en "combinación" con otros tratamientos.

No sólo eso sino que se sigue haciendo libremente en las consultas de los psicólogos/psiquiatras (lo que es increible e inmoral en el caso de la psiquiatría) que quieran aplicarlo, sin que el paciente tenga defensa alguna. Al igual que otras "terapias" psicológicas ahora más a la moda (conductismo, etc), no tiene nada de ciencia ni de medicina, no pasan por control alguno como es obligado para cualquier tratamiento médico sobre efectividad y efectos secundarios. Seamos sinceros, la psicología no es tal ciencia ni lo ha sido nunca, en mi opinión no puede serlo. Se autodenomina así para darle credibilidad.

Anónimo dijo...

El psicoanálisis no está desterrado de las facultades de psicología, al contrario, se sigue considerando válido para tratar trastornos mentales, en "combinación" con otros tratamientos.

No sólo eso sino que se sigue haciendo libremente en las consultas de los psicólogos/psiquiatras (lo que es increible e inmoral en el caso de la psiquiatría) que quieran aplicarlo, sin que el paciente tenga defensa alguna. Al igual que otras "terapias" psicológicas ahora más a la moda (conductismo, etc), no tiene nada de ciencia ni de medicina, no pasan por control alguno como es obligado para cualquier tratamiento médico sobre efectividad y efectos secundarios. Seamos sinceros, la psicología no es tal ciencia ni lo ha sido nunca, en mi opinión no puede serlo. Se autodenomina así para darle credibilidad.

Jose Miguel Pueyo. Psicoanalista dijo...

Una peculiar manera de presentar el psicoanálisis: Un método peligroso

José Miguel Pueyo, psicoanalista


Este fin de año no sólo ha deparado en la película de David Cronenberg (Toronto, 1943), Un método peligroso, una desafortunada manera de presentar a Freud y el psicoanálisis.
En esta ocasión, empero, no se trata de maltratar, por omisión también, a Lacan, ni siquiera a Freud, ya que la peor parte se la lleva el discípulo aventajado que, por un deseo de Freud concerniente a la causa psicoanalítica, fue Carl Gustav Jung. Aventajado, indudablemente, pero sólo hasta que el primer psicoanalista advirtió que aquel joven ario no daba para mucho. Esta circunstancia se encuentra entre los pocos aciertos del filme del famoso director canadiense.
Teniendo sus orígenes en el libro A Most Dangerous Method: The Story of Jung, Freud & Sabina Spielrein, 1993, de John Kerr, (La historia secreta del psicoanálisis. Jung, Freud y Sabina Spielrein. Barcelona: Crítica, 1995), y tras éste en la adaptación teatral de Christopher Hampton, The talking cure, 2002, quien firma también el guión, la película de Cronenberg no es original por ser un tema ya tratado en el cine. La directora sueca Elisabeth Márton, en el 2002, realizó el documental Ich hieß Sabina Spielrein (Mi nombre fue Sabina Spielrein), que fue emitido en los EE.UU., a finales de 2005. Y ese mismo año Roberto Faenza dirigió Prendimi l'anima, en la que reconstruye la tormentosa relación entre Jung (protagonizado por lain Glen) y Sabina Spielrein (Emilia Fox). Por otra parte, a partir de la publicación en 1980 de un informe firmado por Aldo Carotenuto y Carlo Trombetta, Sabina Spielrein adquirió una celebridad parecida a la que tenían Bertha Papenheim (más conocida por el seudónimo que le dio Freud, «Anna O.») o Ida Bauer (la analizante del conocido caso «Dora»).
La historia, en la película de Cronenberg, comienza el 17 de agosto 1904, día en que la joven Sabina Nicolaievna Spielrein, pues sólo contaba 18 años de edad, ingresa en el famoso Hospital Mental de la Universidad de Zürich, más conocido como Hospital de Burghölzli, por estar ubicado en esa colina boscosa del distrito de Riesbach, al sudeste de Zürich.
Cronenberg hurta al espectador la novela familiar y los primeros acontecimientos de la historia clínica de esta singular rusa nacida en Rostov del Don el 7 de noviembre de 1885. Como sin duda muchos de ustedes conocen, Sabina era la mayor de cinco hermanos de una familia adinerada, culta y cosmopolita, de descendencia judía. (La madre había estudiado Odontología; mientras que el padre era un hombre de negocios, comerciaba en granos y semillas, y administraba su propia flota mercante. Ambos eran herejes judíos. Viajaban con frecuencia a Berlín, Zürich y París, y, según cuentan, a Nikolai Spielrein se le conocían algunas amantes).

Artículo completo en:

José Miguel Pueyo
http://josepueyo.blogspot.com/